Hemofobia. «y.m»

c a t o r c e, y o o n m i n.

P a r k.

Abrí mis ojos lentamente con dificultad por la intensa luz de la habitación.
Mire con confusión hacia los lados, juraba que había escuchado la voz de yoongi hacia unos segundos atrás, no me confundía el porque de estar aquí, recordaba todo.
La puerta se abrió con delicadeza y mi corazón se aceleró al pensar en yoongi hasta que vi el rostro de Jungkook.

—¡Jiminnie!

Me quedé mudo, él no debería estar aquí.

—¿Y yoongi?

—Oh claro, es un gusto verte también.

Mi ceño se arrugó.

—Oh Jimin, hablaremos de Yoongi luego, ahora no es el momento.

—Jungkook, me alegro que estes de vuelta, ahora dime donde está.

Miró hacia un rincón de la habitación, un mueca triste se acomodo en su rostro.

—Jimin, yoongi se ha ido. Dijo que no soportaba la culpa de que esto te haya sucedido además de que sólo te hace mal, dijo que no quería volver a verte. —Dicho eso, un suspiro salio de sus labios y me abrazo.

Mi corazón se detuvo por unos segundo, él no era capaz de hacerme esto.

Unos minutos más tarde, Jeon se encontraba explicando lo que había sucedido junto con el diagnóstico del doctor, mientras yo no había presentado atención  ninguna de sus palabras, mi mente sólo pensaba en Min.

—Saldrás esta tarde, llevabas todo un día dormido.

. . .

—Por fin en casa, ¿no?— Sonrió Jungkook mostrando sus dientes. —Iré a preparar tú habitación.

Asentí y minutos luego me dió la indicación de subir.

—Todo listo.

—Hey ¿qué llevas ahí?— Pregunte al ver un papel arrugado en sus manos.

—¿Esto? Simple basura, será mejor que descanses.

Suspire y me lancé a mi cama, la curiosidad no me dejaba así que me levante a la habitación de yoongi, quizá habría dejado una nota.

Una mueca se formó en mi rostro, odiaba ver la habitación vacía. Me recoste sobre su cama y una profunda tristeza me inundó haciendo que cayera dormido.

Yoongi.

6:00 am.

—Callate...

Apague el reloj que sonaba con euforia para que pudiera despertarme. Me duche y tome mi maleta sin perder el tiempo.

Hice una pequeña reverencia al irme de la habitación que había rentado para pasar la noche, sin distraerme mucho fui hacia una cafetería y junto con un periódico iba marcando lugares donde vivir con el presupuesto de mis ahorros.

—Aquí está su café.

Asentí amable con una pequeña sonrisa, sin mirar al chico con esa voz proveniente.

—Buscando trabajo ¿eh?

—Y casa. —Reí mirando al chico, era alto con un rostro algo afeminado y unos labios bastantes gruesos.

—Oh vaya... ¿No te gustaría un trabajo aquí?

Lo mire incrédulo, nadie conseguía trabajo así de fácil.

—La cafetería es de mi madre, si le consigo un chico que trabaje que no sea yo, seré libre.

Sonreí y con la mirada lo invite a sentarse.

Después de conversar un buen rato junto con la dueña, ella se compadecio de mi dándome el trabajo.

—¡Nos vemos mañana, Min!

Sonreí y salí de el lugar casi querido brincar de felicidad, tenía un trabajo pero aún me faltaba una casa, visite durante varias horas distintos departamentos. La noche comenzaba a caer hasta que por fin pude conseguir un lugar.
Un pequeño departamento con un arrendamiento justo.

Y cuando decía pequeño, no exageraba.
Después de firmar el contrato por fin pude entrar a mi nuevo pequeño hogar.
Me tire a la cama y mire mi teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamada de Jimin ya que había dejado mi número en la carta.
Nada.
Suspire y cansado decidí dejarlo y hundirme en un profundo sueño.