Hemofobia. «y.m»

q u i n c e, p a r k

Cuatro meses después.

Mis pies entraron a los zapatos que se encontraban junto a mi cama, mis manos fueron hacia mis ojos tallando estos. Mi mirada se perdió y un suspiro salio de mi boca, un suspiro largo y pesado, me tire de espaldas hacia la cama y tome mi teléfono junto con mis audífonos, la música solía relajarame.

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T

odo Pasa.

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Reí ante la ironía, quizá era la canción mas triste que había en mi musica y describía perfectamente como me sentía.
Hace cuatro meses Yoongi se había ido sin dejar rastro alguno.

“Todo pasa, la vida de repente se acaba, mi mente necesita de calma que todo cambia mi mundo siente que se va a acabar porque esto ataca, porque a pesar de que aquí todo esta muy bien mi mente no deja de correr.”

Mire hacia mi ventana, el invierno comenzaba a hacerse notar y la fría corriente de la época soplaba con fuerza en mi habitación.

Antes de que él llegara sentía un enorme vacío desde que mis padres murieron, esa alegría que vivía en mi había muerto o eso creía hasta que Yoongi llego a mi vida, cuando estoy con él me siento lleno y vivo, cómo si el niño lleno de felicidad que era antes aun viviera en mi.
Pero ahora que se fue siento el vacío más fuerte que nunca, es injusto que luego de encontrar algo que me hiciera feliz lo perdiera.

—Hey Jiminnie— su voz interrumpió mis deprimentes pensamientos. —Saldré con Tae, ¿vienes?

No respondí, mi mirada seguía fija y perdida en el techo de mi habitación.

—No tardamos.

Sin decir más cerro la puerta y escuche la puerta principal cerrarse indicandome que se habían ido.
Me levante arrebatando los audífonos de mis oídos y baje a la cocina en busca de un poco de dulce, quizá el azúcar no llenaría mi vacío pero no perdía con intentar.
Minutos pasaron mientras buscaba por todos lados, no quería salir así que casi me rendía si no fuera por una idea.
Jungkook solía tener una reserva de dulces y sabia bien donde la tenía, el cajón de su habitación.

Subí algo entusiasmado hacia s habitación, trate de abrir el cajón de aquel mueble café pero resistió, cerrado con llave.
La búsqueda de la llave fue fácil, debajo de colchón. –Que predecible– pensé.
Me senté en el borde de la cama junto aquel mueble de madera y el cajón se abrió, rebusque entre tanta basura y cosas inservibles hasta que algo llamó mi atención, una carta.

Olvide los dulces y tome la carta entre tantas cosas, no quería ser entrometido pero él no tenía secretos para mi.
Tome el sobre blanco y abrí su interior leyendo curioso.
Poco a poco, palabra tras palabra mi curiosidad era transformada con una euforia, enojo y tristeza.

Era una carta de Yoongi.