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La señora Min era de esas mujeres que te cortaba el aire con tan sólo mirarte. Si Sae Wa pensaba que Yoongi congelaba a las personas con la mirada, su esposa era aún mucho peor. O por lo menos eso fue lo que sintió la chica cuando aquella mujer la escrutó con la mirada.

— Lo siento, cariño. Llegaste en mal momento porque justo ahora voy a explicarle algo a la señorita Hong —Yoongi parecía más dócil cuando su esposa estaba alrededor.

Ya sabemos quién es el pasivo.

— ¿Hong? Mucho gusto —Hizo una leve reverencia para presentarse —Espero que ayudes a mi esposo a aligerar toda la presión —Dijo para luego girarse hacia el peli negro.

Sae sólo quedó de pie sintiéndose una intrusa en aquella oficina. Estaba ahí delante de la esposa del hombre que le gustaba y se sentía sucia por dirigir su mirada de forma inconsciente los labios de Yoongi.

— Vine a traerte esto —Dijo pasándole un móvil a Yoongi —Lo dejaste en casa y sospecho que ibas a enloquecer.

— Eres un genio —Le regaló una sonrisa y Sae se sintió mal por estar celosa.

¡Es su esposa!

— Nos vemos en casa, no olvides la cena con...

— Sí, la cena con... —Retomó él —Nos vemos en la noche —La despidió con una sonrisa y pocos segundos después tenía la mirada puesta en Sae Wa y los labios hechos una línea recta —Ven, siéntate aquí —Le indicó con la mano para que se sentara a su lado.

La chica obedeció y se sentó con la mirada pegaba a la mesa.

— ¿Te molesta tu nueva oficina Hong? —Ella lo miró confundida.

— No, ¿por qué?

Ella se sobresaltó cuando Yoongi le apuntó la frente con el dedo índice.

— Desde que entraste por esa puerta no has dejado de tener esa cara —Bufó también con el ceño fruncido —Si hay algo que te moleste puedes decírmelo pero no me puedo dar el lujo de que no estés feliz con tu trabajo.

— ¿A qué se refiere? Estoy bien con todo —Disimuló ella.

Le molestaba estar cerca de alguien a quien quería y siquiera poder tocarlo. Le molestaba que fuera tan sarcástico, frío y que estuviera casado. Sí, era una inmadura por albergar todos esos pensamientos pero no podía evitarlo.

— Eres la que mejor funciona en esta empresa como asistente por eso te pedí personalmente. Así que...

Un momento, ¿la había pedido?

— A pesar de que me echaste un café encima y que por las noches pareces una acosadora mirando por mi ventana, sé que eres buena.

Sae Wa no sabía si sonrojarse u ofenderse por llamarla acosadora aunque con eso último tenía algo de razón y de todas formas tenía orgasmos en Neon pensando en él.

— Y ¿cómo es que no se sabía mi nombre? —Soltó sin pensar y se golpeó mentalmente por haberle preguntado eso.

Yoongi soltó una carcajada seca y se relamió los labios.

— Tampoco es que me sepa el nombre de todos los que trabajan aquí. Sólo pedí a la chica de gafas negras que siempre tiene todo listo y pusieron tu nombre en la planilla. Sencillo, ¿no? —La miró fijamente con aquellos ojos negros que tanto la hacían sentir impaciente.

— Entiendo —Tragó duro cuando miró a Yoongi levantarse de su asiento y pararse frente a la ventana.

Hoy estaba más sexy de lo normal con el traje que tenía puesto de color rojo oscuro, su corbata negra y el cabello ligeramente despeinado.

neon → min yoongiWhere stories live. Discover now