capitulo 1

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Lauren Jáuregui entró a zancadas en la cabaña rodeada de secuoyas y telefoneó a la coronel Allyson Brooke, su enlace con un mundo que había elegido hacía años y que ahora deseaba dejar atrás. Diez años de espionaje eran más que suficientes. Y además, ahora estaba Camila.

Hola, Ally. Me estoy instalando. ¿Alguna novedad?

—Sí. El suceso en la Nacional 1 ha quedado registrado como un accidente de un solo vehículo. De hecho, el Departamento de Transporte de California probablemente ya esté allí intentando rescatar del agua los restos de la furgoneta. Pero ya hemos limpiado el lugar, pues quedaban señales de la pelea. Normani dice que la casa de tu tía Lisette_ Lauren sintió un nudo en la garganta ante la mención de Camila. Nunca había querido implicarla en su otro mundo pero, en sus esfuerzos por protegerla, había estado a punto de matarla.

Está dormida. Es que han sido unos días endiablados.

—Me hago cargo...

—¿Sabes si siguen tras nuestra pista? Nos tuvimos que detener a mitad de camino de la costa para aprovisionarnos. Si Zayn o sus matones nos han seguido, el adolescente que nos atendió seguro que se acuerda de Camila. No pasa desapercibida, que digamos... _ Lauren se golpeó en la frente nada más hacer el comentario. Sabía que Ally no lo iba a pasar por alto. En efecto, tras unos momentos de vacilación, dijo con ironía:

Es lo que suele pasar con las bellezas de metro setenta y melena oscura... _ Lauren no respondió, apenas prestó atención a lo que había oído; su corazón y su cabeza estaban librando un pulso. Deseaba pasar el resto de su vida con Camila, aunque sabía que su relación podía suponer una condena de muerte para ella, por lo que debía ponerle término mientras aún conservara cierta determinación. Ally prosiguió suavemente:—Según nuestro último informe de inteligencia, Zayn y la mujer que pensamos que es su lugarteniente, Alexa Ferrer, han cruzado la frontera de Canadá. Pero con más de 5.500 kilómetros de frontera, eso no significa gran cosa. Esto no me gusta, Lauren. Los que han contratado a Zayn ahora se mueven por venganza. No van a pasar por alto que una mujer ha descubierto su plan de fraude con fondos de alto riesgo y que ha lanzado a los federales tras sus talones. No hacer nada al respecto significaría para Zayn no solo perder su trabajo, sino probablemente también la vida, si no logra compensar a sus empleadores de alguna manera. Hasta que no sepamos algo más del asunto, resulta del todo imprescindible instalar a la señorita Cabello en algún lugar seguro. Ya sé que ayer rechazó esta idea, pero debería reconsiderarlo._ Lauren se sintió angustiada solo ante la idea de separarse tan pronto de Camila.

Ya lo hemos discutido, Ally. Ya le he dicho... quién soy. Quiere quedarse conmigo._ ¿No estaba acaso siendo una egoísta? Sintió una punzada de deseo, al recordar la noche anterior. Tal vez su pasión compartida le estaba nublando el entendimiento. En realidad, no había elección: por mucho que Lauren deseara mantenerla a su lado, había que llevar a Camila a algún lugar seguro. Tenían que tomar la decisión más razonable.—Ya te volveré a llamar, Ally. Gracias por el consejo._ Cerró el teléfono con un chasquido, apoyó la frente contra el frío cristal de la ventana y su mirada se perdió sombríamente en la distancia. Camila apareció de repente a su lado, se deslizó entre los brazos de Lauren y se estrechó contra ella, besándola con suavidad en la oreja. Sintió una sacudida electrizante. «¡Dios mío! Díselo ya... antes de perder de nuevo la cabeza...» —Acabo... acabo de hablar de nuevo con Ally. No saben quiénes nos pueden estar persiguiendo, si es que aún nos persiguen, Camila. En cualquier caso, es necesario buscarte un lugar seguro hasta que tengamos más detalles al respecto. _ Sabía que su tono de voz no se ajustaba a sus palabras, pero no podía evitarlo. El rostro de Camila expresó sorpresa y decepción.

Creía que ya lo habíamos hablado, Lauren. No me voy a volver a separar de ti.

—Es que no tienes ni idea de lo que esta gente es capaz de hacer._  Camila entornó los ojos y se alejó, cruzando los brazos y clavando su mirada en Lauren.

—¿Cómo dices? Perdona, pero sé exactamente lo que esta gente es capaz de hacer: ¡lo han intentado varias veces conmigo!_ Lauren balbuceó, buscando las palabras:

No... es decir... ¡tengo que ponerte a salvo, Camila! Si te ocurriera algo... —Las palabras se atoraban en su garganta, pero al fin logró confesarlo—: No creo que pudiera soportarlo._ Aunque, cuanto más insistía, más parecía reforzarse la resolución de Camila.

Ni hablar.

—Escucha, Camila: el chaval que nos atendió en el 24 horas de ayer se acordará de ti. Hasta un matón de tres al cuarto podría seguir nuestra pista. No quiero arriesgarme. Creo que... _ Camila alzó una mano.

No me hagas esto; no nos hagas esto. Estoy segura cuando estoy contigo, con nadie más. —Entonces pareció reparar, por primera vez, en la ropa y zapatillas deportivas que llevaba Lauren—. ¿Has salido fuera?_ Lauren no pudo evitar asentir; el color de los ojos de Camila le cortaba el aliento. Normalmente variaba entre marrón e avellana, pero en esta ocasión brillaba un marrón chocolate. —¿Tú me quieres? —preguntó Camila, con tono ronco y gesto tenso. Lauren no podía más que decir la verdad:

Más que a nada en esta vida. Más que a mi propia vida._ Camila pasó sus brazos alrededor del cuello de Lauren y esta respondió de modo instintivo a su abrazo, mientras se obligaba a decir:—Pero es muy arriesgado..._ Camila posó el índice en los labios de Lauren, acallándola dulcemente, con lágrimas bailando en sus ojos.

Más arriesgado es volver a separarnos. Mi corazón no lo aguantaría. No lo haremos._ Se besaron primero con suavidad, pero su pasión era desbordante y el deseo hizo que Lauren flojeara. Camila la tomó de la mano y la llevó hasta el sofá, frente al fuego que Lauren había encendido al regresar.—Ahora... _ Fue todo lo que dijo antes de dejar que la camiseta se deslizara por sus hombros, descubriendo sus hermosos y generosos senos, mientras lanzaba una ardiente invitación con la mirada. Tras lo cual, deshizo el lazo que sujetaba su pantalón de chándal, que cayó al suelo. Dio un paso para deshacerse de él y Lauren avanzó hacia ella, quedándose a cierta distancia, mientras decía:

Déjame que te mire.

 El cuerpo de Camila provocaba en ella lo más parecido al furor de una tormenta y en escasos segundos ya se había desnudado a su vez, sintiendo cómo se le endurecían los pezones. La mirada con la que Camila los acariciaba incrementaba su dolorosa comezón. Arrellanándose en el sofá, Camila se abrió a Lauren.

Mira lo que quieras...

—Todo lo que quiero eres tú, toda tú, solo tú._ Lauren se acomodó a horcajadas sobre la cintura de Camila y gimió de placer al sentirla. La luz diurna desveló la perfecta piel que había estado acariciando toda la noche anterior, aumentando su excitación. Sus cuerpos ondulaban al unísono, mientras sus besos expresaban el urgente deseo creado por sus palabras.

Te necesito, Lauren —jadeó Camila.

Deslizando sus dedos dentro de ella, Lauren no pudo evitar un jadeo, al hallar a Camila tan húmeda y abierta, tan a punto. Acarició sus delicados pliegues, buscando su perla, que halló endurecida y palpitante. Tras posar su pulgar sobre el clítoris, entró en ella, cargando el peso del cuerpo en cada empujón.

Quiero... que me mires a los ojos cuando te corras..., cuando... nos corramos._ Le costaba hablar; todo su cuerpo estaba ya a cien por hora.

Cuando Camila se puso a frotarle el clítoris y a deslizarse dentro de ella, imitando sus caricias, Lauren lanzó un grito. No dejaban de mirarse a los ojos, mientras se movían, y Lauren supo, con pasmo y admiración, que ese era el tipo de amor y de confianza que siempre había anhelado. Se retuvo, contraída y dilatada a la par, tras lo cual explotó, liberando todos los deseos refrenados, incapaz de decir si su unión había durado un segundo o toda la eternidad, pero de una cosa estaba segura: mientras Camila así lo quisiera, seguirían juntas.

Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación Where stories live. Discover now