capitulo 2

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El sol ya estaba muy alto cuando Lauren volvió a abrir los ojos y vio a Camila durmiendo entre sus brazos. Parecía difícil de creer que cuarenta y ocho horas antes estuvieran huyendo para salvar la vida. Y ahora, ahí estaba ella, acostada con la mujer que venía poblando sus sueños desde hacía meses. No quería pensarlo demasiado, así que besó la cabeza cuyo castaño cabello se desparramaba por todas partes. Tras hacer el amor en el sofá, a duras penas habían logrado regresar a la cama, asaltadas por una nueva acometida de lujuria. Camila se revolvió, hizo una serie de ruiditos y abrazó a Lauren con más fuerzas. Abrió los ojos despacio.

Mmm... Buenos días. _ Se dio la vuelta y se acercó a Lauren, besuqueándola. Esta respondió a las caricias y se pusieron a retozar dulcemente durante unos instantes; el ardor amenazaba con reavivarse. Camila besó repetidas veces a Lauren, pero cuando esta tiró de ella atrayéndola hacia sí, tuvo una mueca de dolor.

—¿Qué pasa?, ¿es tu hombro?_  A Lauren no le hubiera extrañado que el hombro de Camila sufriera alguna contractura.

Sus ejercicios nocturnos habían sido muy atléticos, sin mencionar las magulladuras que podía haber sufrido Camila en manos de los hombres que las venían persiguiendo desde San Francisco, antes de que Lauren la rescatara. Camila volvió a besarle levemente los labios, tras lo cual posó su cabeza en la curva de su cuello. Tras permanecer así durante unos minutos, la miró a los ojos.

Digamos que me siento un poco dolorida. Hacía tiempo que no tenía sexo de ningún tipo y nunca, nunca había pasado dos noches como estas. No creo que pueda repetir de nuevo ahora. Espero que no te importe... _ Parecía estar disculpándose, pero enseguida lanzó una radiante sonrisa.— Aunque, en otras circunstancias, podría pasarme todo el día haciéndote el amor, no hay problema. De hecho, me encantaría hacerlo._ Lauren sintió que su sonrisa de respuesta se torcía un poco, pero era la mejor cara que podía poner.

Bueno, ahora que lo mencionas, estoy en las mismas que tú. No se puede decir precisamente que esto haya sido un visto y no visto. —Y lanzando una mirada directa a los ojos de Camila, prosiguió—: Pero el deseo sigue bien vivo, créeme._ Camila se quejó y rodó hacia ella.

—¡Dios mío!, ¡vas a acabar conmigo! Dame la mano._ Y se la colocó entre las piernas. Lauren la miró enternecida y comenzó a acariciarla.—No puedo... lo siento. _ Camila puso su mano sobre la de Lauren—Solo quería que comprobaras que mi cuerpo reacciona por sí solo a tu contacto. Pero ahora, basta ya de miraditas traviesas o no llegaré viva al final del día. Ni tú tampoco, por cierto.

Promesas... promesas...

Pongámonos algo cómodo y ligero, que te voy a preparar el desayuno. Tú puedes ir calentando un poco el lugar; sin ti como manta, ¡me estoy quedando helada!

 Lauren estaba encantada de que Camila la correspondiera en su cariño, tenía una suerte extraordinaria. No solo era hermosa e inteligente, sino también una amante apasionada y cuidadosa. Y además, parecía convencida de que Lauren también lo era. Camila podía seducir a cualquiera, hombre o mujer, pero la había elegido a ella y no paraba de demostrarle que dicha elección ya era un hecho, no una posibilidad. Lauren se atrevió incluso a confiar plenamente en la solidez de tal elección, lo que enseguida hizo sonar sus alarmas de autodefensa, pero prefirió ignorar las advertencias.

Tras arrastrarse fuera de la cama, localizó unos chándales limpios para ambas, se dirigió al termostato y fue a por leña. Sonrió el escuchar a Camila en la cocina.
 
Lauren observaba con atención a Camila mientras comía, relamiéndose lentamente, como si buscara migajas imaginarias en sus labios.

Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación Where stories live. Discover now