capitulo 4

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Después de la cena, siguieron a Normani y a Dinah, en el Audi de Lauren, hasta el bar de Fort Bragg. Se hallaba en una parte industrial de la ciudad y contaba con un pequeño aparcamiento de tierra y gravilla, lleno de baches; el bar se caracterizaba por sus cristales ahumados y por un neón, apenas visible, que anunciaba su nombre: Sirens. Era un auténtico milagro que lo hubieran encontrado. La mayoría de los escasos vehículos aparcados eran viejas furgonetas.

Una vez dentro, hallaron una larga barra, unas mesas minúsculas, unas pocas cabinas y tres mesas de billar. Al fondo del todo había una pequeña tarima de baile y una jukebox. Tras pedirse unas copas en la barra, Camila y Lauren se dirigieron hacia la jukebox mientras Normani y Dinah elegían una de las mesas.

—¿Sabes?, me podría acostumbrar perfectamente a esto. —Camila sonrió a Lauren, pasando un brazo por su cintura.

Yo también. —Lauren depositó un leve beso en sus labios—. Casi como una pareja cualquiera, ¿no? Quiero decir, sin ocultar tu cariño a la persona que quieres. ¡Me encanta la idea!_ Los ojos de Camila brillaron.

Espera un segundo... repite lo último que has dicho.

—¿Que me encanta la idea?

—No, no. Justo lo anterior.

—¿Sin ocultar tu cariño a la persona que amas?_ Camila tiró de Lauren y le susurró al oído:

Sí, eso mismo. «La persona que amas.» Repítelo y no lo olvides, porque la persona que amas siente exactamente lo mismo por ti, ¿me oyes?_ Envuelta por los susurros de Camila y por sus acariciadoras palabras, Lauren creyó comprender por primera vez el significado de la palabra «nirvana». Fuera como fuera ese tipo de éxtasis, no podía ser muy diferente a lo que estaba experimentando en esos momentos. Asintió, enmudecida.

 Tras elegir una secuencia de canciones y justo antes de girarse para regresar a la mesa, Lauren se dio cuenta de que era bastante probable que Normani hubiera observado su dulce intercambio, aunque decidió que le daba igual. Pero al mirar hacia su colega, vio que esta estaba bastante más interesada en Dinah que en ellas dos. Estaban sumidas en una profunda conversación y parecieron sorprendidas de que Camila y Lauren regresaran tan pronto a la mesa. Normani tenía una expresión en la cara que hacía tiempo que Lauren no le veía. Parecía más viva que nunca, disfrutando del momento. Lauren miró a Camila, que le dedicó un guiño; evidentemente, se estaba fijando en lo mismo que ella. Camila tiró de su brazo y se inclinó hacia Dinah y Normani para decirles:

Nosotras nos vamos a jugar una partida de billar. Podéis venir, si queréis._ Tomó la mano de Lauren y se dirigieron hacia las mesas de billar.

Todas estaban ocupadas, así que se pusieron a mirar, mientras sorbían sus aguas con gas. Lauren se apoyó en la pared con Camila de espaldas frente a ella, envuelta entre sus brazos; podía oler el sutil aroma a jengibre de su melena y de su piel. Estaba tan contenta que casi se sentía toda vibrante... No, espera, ¡literalmente, sentía una vibración! «¡Qué diablos!» Su bolsillo vibraba. Enderezándose de repente, exclamó:

—¡Vamos! —Y se llevó a Camila hasta donde estaban Normani y Dinah—. ¡Normani, la alarma del Audi acaba de dispararse!, hay que..._ Normani ya estaba de pie antes de que Lauren hubiera acabado la frase y ambas se dirigieron hacia la salida. Camila se giró hacia Dinah y dijo:

—¿Y se supone que nosotras nos tenemos que quedar aquí, o qué?

—¡Ni hablar!_ dijo Dinah. Una vez fuera, Lauren vio a una montaña humana desparramada, boca abajo, sobre el capó de su coche, no se distinguía si dormida, inconsciente o muerta. Alrededor del coche y del cuerpo había tres mujeres muy grandes y musculadas.

Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ