capitulo 14

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 —¿Qué coño ha sido eso?_ Cindy Regali, gerente del Rincón de Sally, miró hacia el techo tras escuchar unos ruidosos pisotones atravesándolo de una punta a otra.

—¿Qué? —Sally estaba absorta en la pantalla del ordenador—. ¡Ah, eso!, probablemente sea Lauren Jáuregui o Camila Cabello. Lauren, puesto que no teníamos ninguna reserva para estos días, me ha pedido acceso a todas las instalaciones, incluyendo tejados, casetas de herramientas y cobertizos varios. En resumidas cuentas, que ha alquilado todo el complejo durante tres días.

Pero ¿por qué? ¿Y qué anda haciendo por los tejados?_ Sally desvió la mirada de la pantalla.

Me ha dicho que es para entrenar. Pero ¿qué tipo de entrenamiento?, de eso no tengo ni idea, la verdad. Solo sé que no sacan el coche de aquí; creo que van andando a la zona comercial, atravesando el bosque, porque las he visto volver cargadas de bolsas. Y ya han dado unos cuantos buenos sustos al personal de limpieza, a mí y a Carol. Como has estado unos días fuera, no te has enterado de nada; no te sorprendas si, de repente, abres un armario y te encuentras a una de ellas ahí oculta, o si ves pasar a alguien a la velocidad de un cohete. Si te parece ver una sombra, son ellas. Corren por los tejados, trepan a los árboles y saltan por las ventanas, ¡cualquier cosa! Y se pasan horas practicando artes marciales e historias por el estilo._ Cindy hizo una mueca.

—¿Quieres decir que Lauren se pasa horas pateándole el culo a la linda y pobre Camila?

—Mayormente. Aunque no te creas: la pequeña está aprendiendo a marchas forzadas. Ya le planta cara a su amiga y parece que está aprendiendo a esconderse; a Lauren cada vez le cuesta más encontrarla.

—Bueno, pues me alegro por ella. Aunque, para ser sinceras... tampoco me importaría que una de esas dos monadas me pillara y me diera algunos azotitos..._ Sally se rio.

—¿Cómo?, ¡Cindy Regali, por favor! No me lo puedo creer, ¡una mujer casada con un encanto de hombre y con dos retoños bien hermosos! Desde luego, ¡qué vergüenza!_ Sally sonrió al ver que Cindy se ruborizaba. Estiró la espalda y admitió:

Sí, a mí también se me van los ojos, sobre todo cuando el entrenamiento deriva a jugueteos y risas. Esas dos están totalmente locas la una por la otra; me alegro mucho por Lauren. ¡Camila es tan maja...! El caso es que nos están aportando, a todas nosotras, viejas tortis ya un poco chochas, mucho material nuevo para nuestras fantasías... Desde luego, Carol no se queja._ Ahora fue Sally quien se ruborizó un poco y decidió cambiar el tono.

Por lo demás, bromas aparte, están trabajando en serio, esas dos. Y parecen buenas en lo que hacen. Al único al que no son capaces de sorprender es a Loup. Se lo pasa en grande persiguiéndolas; hasta el punto de que han tenido que encerrarlo aquí en más de una ocasión, pues sabe dónde se halla cada una en cada momento.

      En ese instante, la puerta se abrió de golpe y Camila irrumpió en la oficina y la atravesó hasta la sala común sin decir palabra. Llevaba puestos una camiseta de licra ajustada a sus músculos y un pantalón de chándal. Diez segundos después, Lauren entró tras su pista, vistiendo solo un short y un top deportivo; pegado a ella iba un excitado lobo blanco. Siguieron unos momentos de silencio y Cindy y Sally saltaron de sus asientos para echar una ojeada a la sala común. No se veía a Camila por ningún lado, así que Lauren, cuya fibrosa musculatura empapada en sudor relucía a cada movimiento, se puso a buscarla, mientras ordenaba a Loup que permaneciera sentado en medio de la sala. El muy vivaracho intentaba portarse bien, aunque no podía evitar gañir y resoplar, mientras se agitaba en el sitio. Lauren lanzó una ojeada hacia Cindy y Sally justo cuando Camila abrió de golpe la puerta del armario de la limpieza y se abalanzó sobre su espalda. Pero Lauren absorbió el impacto doblando las rodillas, se flexionó e irguió lanzando a Camila sobre el sofá, donde la inmovilizó echándose sobre ella. Durante unos segundos, la tensión sexual entre ambas casi se masticaba. Sally retuvo el aliento mientras observaba que Camila parecía vacilar entre pasar a juguetear o ponerse seria. Finalmente, la muchacha lanzó una linda sonrisa y relajó todo su cuerpo, así que Lauren hizo lo mismo. De repente, Camila alzó las rodillas, catapultando a su amiga sobre su cabeza. Tras lo cual, dio un brinco y se esfumó antes de que Lauren pudiera recuperarse. Loup se acercó trotando a ella y esta se irguió de un salto, forzando una sonrisa.

Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación Where stories live. Discover now