capitulo 16

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     Camila recuperó el conocimiento cuando alguien tiró de ella por los brazos, a través de una densa maraña de matorrales y zarzas. Sofocó un gruñido, dándose cuenta, instintivamente, que lo que más le interesaba era hacerse la inconsciente. Sintió un agudo dolor taladrándole el hombro izquierdo, si bien hasta donde podía determinar en semejantes circunstancias, el resto de su cuerpo parecía más o menos indemne, aunque las piedras y las zarzas no paraban de rasparla y de arañarla. Abrió una rendija de un ojo e intentó ubicarse un poco, pero no podía ver gran cosa. Escuchaba la trabajosa respiración de quienes la arrastraban colina arriba, en medio de la lluvia; pues eran dos personas y las escasas palabras que intercambiaron no fueron muy amistosas. Estaban discutiendo y, aunque a veces hablaban en alemán, conocía perfectamente el tema de debate. Camila se puso a repasar las opciones. Si lograban llevarla hasta su coche, podía darse por muerta, pero antes intentarían sonsacarle dónde se hallaba Lauren. La colina cada vez se ponía más empinada y los bufidos y resoplidos de sus captores delataban que, a no muy tardar, tendrían que pararse a descansar un poco. Esa iba a ser su única oportunidad. No sabía si la navaja automática seguía en su lugar o no: ahora no podía comprobarlo. En cualquier caso, en breve lo sabría. En su penoso ascenso, la arrastraron por unas rocas puntiagudas que le arrancaron un grito e hicieron que se retorciera de dolor. Se detuvieron de golpe y Camila añadió lo que esperó que se pareciera a un gemido inconsciente antes de volver a dejar su cuerpo totalmente muerto. La soltaron con rudeza y la parte baja de su cabeza golpeó la tierra. Tiraron de ella agarrándola por las solapas de la chaqueta, hasta llevarla a sus pies y Alexa acercó su cara a la suya.

—¿Te crees que todo esto es un jueguecito? ¡Lo estás jodiendo todo, bruja!_ Alexa se echó para atrás para golpearla, pero Zayn atrapó su brazo en el aire.

—¡No! La necesitamos consciente. Si ahora la golpeas, tendremos que seguir cargando con ella. Venga. Alguien puede haber presenciado el accidente. No vamos a estar solos eternamente._ Alexa dedicó a Camila una mirada feroz.

—¡Te vas a enterar, zorra! Agustín era un monaguillo, comparado conmigo. Te la tengo jurada. Y ahora, ¡venga, menea el culo!_ La obligaron a ir a trompicones colina arriba, pero Camila tropezó, cayó sobre su hombro herido y soltó un alarido de dolor. Zayn le tapó la boca con rudeza, mientras la alzaba en volandas. La lluvia les chorreaba por la cara, mientras él la reñía, gruñendo con las mandíbulas apretadas.

—¡A callar! Venga, tira.

     Camila comenzó a subir con mucho trabajo; el lacerante dolor del hombro y un insoportable zumbido en la cabeza la tenían aturdida. Estaba, además, comenzando a sentir un calor pegajoso que le bajaba por la nuca y la espalda. De repente, oyó unas sirenas en la lejanía y se preguntó si tenían algo que ver con ella. Sentía las piernas muy pesadas y tropezaba a menudo, acudiendo a su brazo bueno para volver a levantarse. La niebla y la lluvia no remitían, mientras las sirenas seguían aproximándose. Miró hacia la cima de la colina, donde se veía ya un parpadeo de luces entremezclándose con la niebla. Acercándose un poco más, tal vez pudiera gritar y huir hacia las luces. Como si leyera su pensamiento, Zayn le clavó el cañón de la pistola en la espalda. Rodeó su cuello con un brazo de hierro y la obligó a alzar la barbilla y a mirarlo; a pesar de toda la lluvia, aún podía oler el vómito en su brazo.

Si intentas huir, te pego un tiro en la columna; ya no sentirías nada, pero aún podría sacarte toda la información que necesito, así que pórtate bien.

    Le pegó un empujón, alejándola de las luces intermitentes. En el vaivén, Camila tropezó con una piedra y, en las maniobras para no volver a caer al suelo, sintió la navaja automática, que seguía en su lugar. Dio dos pasos más y se dejó caer sobre las rodillas, plegándose en dos hasta que la frente tocó el suelo. Usó torpemente la mano de su brazo tocado para hacerse con la navaja y pasarla a la mano buena. Cuando sintió su peso en ella pensó en Lauren y recuperó el valor; tosió de forma ruidosa mientras, con disimulo, sacó la hoja; era ahora o nunca. Alexa la agarró por la chaqueta y tiró violentamente de ella para ponerla de pie, pero en cuanto Camila recuperó la verticalidad, le hizo un profundo tajo en un muslo. Alexa la soltó como si nada hubiera ocurrido y miró hacia abajo, momento que Camila aprovechó para echarse a correr. Aunque Alexa la agarró por el pelo e intentó tirar de ella hacia atrás, Camila se revolvió y le rebanó la mano; Alexa lanzó un grito y perdió pie, cayéndose hacia atrás.

Operación furor de tormenta (Camren) Adaptación Où les histoires vivent. Découvrez maintenant