Paso mucho tiempo desde la última vez que lo ví. Era demasiado pequeña y aún no entendía lo que sentía. Y aunque lo hubiera entendido en ese entonces no hubiera funcionado.
Pero la vida me dió otra oportunidad y no la dejare ir. Estoy Volviendo a Ti...
Luego de haber pasado toda la tarde con Goten, el se tuvo que ir, por lo cual decidí visitar a Trunks.
Al llegar a la empresa entre por la ventana de su oficina, el se encontraba firmando algunos papeles.
— ¡hola! — sonreí.
– uhj – siguió haciendo lo que hacía.
— ¿Pasa algo? — me acerque y me senté a su lado.
– Nada – me respondió cortante.
— bueno, Goten se tuvo que ir, por lo cual decidí venir a visitarte — sonreí mientras me sentaba en sus piernas.
– ¡¿Puedes dejar de molestarme?! – preguntó molestó.
— ¡Bien!, Dime qué pasa — me levanté enfadada.
– nada, no me pasa nada, solo estoy intentando hacer mi trabajo y tú estás aquí molestando – contestó enojado.
— si tanto te molestó no tengo ningún problema de irme y dejar de molestarte — exclamé enojada.
– oh, ¡Gracias por entender! – dijo sarcástico.
— vete al diablo Trunks, sigues siendo el mismo niño insolente y estúpido de antes — grité.
– y tú sigues siendo la misma niña malcriada, egocéntrica y mandona de antes – gritó.
— ashh, ¿Sabés que?, Cuando dejes ser un niño inmaduro hablamos como dos adultos — salí por la ventana totalmente enfadada.
Al rato de seguir volando por la ciudad, sentí como las lágrimas bajaban por mis mejillas.
Me dolía recordar cómo me trató, al llegar a la casa me metí en mi habitación y me recosté.
(Zzz)
Me despertó el ruido de alguien tocando la puerta, me levanté y la abrí, miré a los costados para luego mirar hacia abajo.
Allí se encontraba el pequeño Eziel en pijama y con algunas lágrimas en los ojos.
Con cuidado me agaché y le seque las lágrimas.
— ¿Qué pasó Bebé? — pregunté mientras veía como me hacía señas para que lo tomara en brazos.
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– tuve pesadillas – se escondió en mi cuello. Mire fuera de la habitación y ví a Trunks mirando la escena.
— ya pasó — cerré la puerta de un portazo — ¿Duermes conmigo? — pregunté acariciando su espalda.
– si – asintió.
Yo me acosté junto a él y apagué la luz, el se abrazo a mi y yo lo abracé.
(Zzz)
Me desperto los gritos de Ez.
– ¡Tengo habré! – chillo.
— ya voy, primero vete a cepillar los dientes — me metí al baño junto a él, nos cepillamos los dientes y cada uno se lavo la cara — por cierto, ¿De dónde sacaste el cepillo de dientes? — pregunté con curiosidad.
– me lo trajo Sam, dijo que no quería ningúna carie en mi dentaduda – explicó.
— se dice dentadura — comenté mientras me miraba al espejo, mi cabello volvió a la normalidad, empinado hacia arriba y con su típico color Rubió.
– tengo habré – hizo un puchero.
— bién — lo alcé y baje las escaleras junto a él.
Al llegar todos se encontraban en el comedor desayunando, me senté con Ez sentado en mi regazo.
— buenos días a todos — ni siquiera repare en mirar a Trunks.
– buenos días – dijeron todos incluído Ez.
– ¿Como fue tu salida de ayer con Goten? – preguntó Bulma con un tono de total picardía.
– con que me voy un día y ya tienes una cita – río con picardía.
— no sean tontos, Goten es solo un amigo, y de echo lo pasé bién, me llevó por toda la ciudad — sonreí al recordar la tarde de ayer.
– a mi me parece que ese tal Goten gusta de ti – opinó Sam.
– cambiando de tema, ¿Aquél niño es tan fuerte como tú? – preguntó Vegeta.
— aún no, pero aún es mucho más fuerte que tú o Gokú — respondí.
– puedo creer que sea más fuerte que Kakaroto, pero no puedo creer que sea más fuerte que yo – negó con la cabeza.
– q-quizás más tarde podamos mostrarle un pequeño entrenamiento entre nosotros dos – opinó Ez.
— lo tendré en cuenta — acaricie su cabeza y le sonreí.