3- waffles

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3- waffles

Para las seis de la mañana artemisa ya estaba levanta y cambiada, cuando salió de su cabaña vio a muchos campistas entrenando, la mayoría de los campistas se levantaban temprano y entrenaban, pero no leo Valdez, jamás él.

Toco la puerta de la cabaña nueve y Cristopher, un chico de cabello rojo y ojos casi negros, le abrió. Su pelo estaba hecho un desastre y estaba claro por su cara que no quería tener visitas a aquella hora de la mañana.

- ¿esta leo?

- ¿me estas preguntando si el capitán de la cabaña nueve esta? Oh no sé, déjame ver que puerta tocaste- Miro hacia el pequeño cartel que decía cabaña nueve, Hefesto- no, no lo creo, el capitán de la cabaña nueve debe estar en la ocho, ve a fijarte y piérdete en el camino.

Pero justo en ese momento apareció leo Valdez corriendo a su medio hermano de la puerta, ambos amigos se abrazaron enseguida. Artemisa sabía que no lo vería en un largo tiempo y en ese tiempo podía llegar a pasar cualquier cosa, en nueve meses leo podría tener una misión y podría no verlo o podría morir. Ser semidiós muchas veces significaba que cuando te despedías no sabrías si sería la última vez que lo verías, por eso el despedirse era tan importante.

Leo la acompaño hasta un poco más allá de la entrada del campamento mestizo, allí se encontraba un traslador, su forma era de una bota abandonada, antes de tocarla artemisa le sonrió a su mejor amigo y pronuncio las palabras.

-dile a los demás que los voy a extrañar y dile a Jasón que me escriba en cuanto pueda.

El asintió y ella toco la boca, sintió como el traslador la absorbía, siempre daba la sensación de querer vomitar cuando hacia aquello.

Se encontraba en un callejón de Londres y lo primero que hizo su estómago fue rugir como si no lo alimentara hace dos semanas pero debía hacer un poco de tiempo antes devorarse cualquier cosa que se le cruzara.

Pero al salir del callejón y doblar la esquina se encontró con cierta familia mágica, los Potter. Artemisa quería a la gran mayoría de ellos, es decir a todos menos a james, quería saludar a su mejor amigo, pero no quería verle la cara a james. Fue el señor Potter quien la vio y la llamo con la mano.

Artemisa a veces pensaba lo raro que era esto, Harry Potter parecía tener una obsesión con ella y siempre que la miraba sus ojos estaban llenos de dulzura y tristeza.

Ella se acercó a la familia Potter, saludando a Ginny y Harry, luego a Lily y por ultimo a su mejor amigo.

-íbamos a desayunar, ¿quieres venir? - iba a negarse pero albus le gano de antemano

-claro que ira, conociéndola se muere de hambre.

Harry sonrió, siempre que la miraba se acordaba de su madre, era idéntica a ella menos por los ojos, los ojos de la pelirroja eran azules mientras que los de su madre eran como los de su hijo mayor, verdes como el pasto.

Ella empezó a caminar junto a su mejor amigo con quien hablaba de lo que sería este año el equipo de quidditch. Albus era el guardián mientras que artemisa era la buscadora y co-capitana, albus amaba cuando su amiga le hablaba de quidditch siempre buscaban una forma de ganarle a james y ganar era dulce sobre todo cuando veías como tu hermano se enojaba.

Lily se metía de vez en cuando, ella no era una entusiasta como sus hermanos por el quidditch pero le agradaba artemisa y hablar con ella sobre sus problemas muchas veces la había ayudado.

Los seis entraron a un restaurante de waffles, se sentaron en una mesa redonda y esperaron que alguien viniera a atenderlos.

En cuanto su pedido fue tomado y sus platos traídos devoraron casi sin hablar, si no hubiera sido por que albus le preguntaba algunas cosas a su amiga la mesa hubiera estado en silencio total.

¡oh No, Evans! (james sirius potter) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora