27-¿Cuándo te he dado malas noticias?

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27- ¿Cuándo te he dado malas noticias?

El señor Potter no había dicho nada más desde el significado del patronus y artemisa se encontraba atemorizada. Sabía que ser hija del señor del infierno significaba muerte, pero aun así no era algo que la entusiasmara.

El señor Potter la veía con tristeza, para la mayoría de la gente la muerte significaba un fin, pero artemisa sabía que había después de la muerte, solo temía caer en el lugar equivocado ¿su padre tendría piedad de ella o la dejaría pudrirse donde cayera?

Ella se disculpó con ambos y salió de allí, como si nada hubiese pasado, como si no supiera que significaba su patronus.

Se llevó una sorpresa cuando se encontró a Alexander nott en el pasillo esperándola. Se sentía como una eternidad desde que habían quedado solos, y lo era, entre semidioses y una nueva amenaza artemisa casi no tenía tiempo para respirar y eso sacando que tenía una rara relación con james Potter.

- ¿un paseo? - dijo el chico mientras sonreía y ella asintió.

Ahora que lo pensaba no hablaban los dos solos desde que Alexander le había confesado que solo le gustaban los chicos, luego de eso nunca volvieron a estar solos.

- ¿crees que si le digo a Valdez que deje a mi mejor amiga en paz y que la deje pasar tiempo conmigo, lo haga?

Artemisa sonrió.

-creo que se volvería como loco y amenazaría con quemarte vivo.

-él no puede hacerlo, ¿cierto?

Ella no contesto. Los pasillos estaban oscuros, lo cual era bueno porque nott no tenía una carta de un profesor que le permitiera estar hasta tan tarde merodeando.

-de todas formas- dijo nott- le diré a mi...

Artemisa lo chito.

-no me chites.

Ella volvió a chitarlo, había demasiada calma en el colegio, ni un ruido, ni siquiera proveniente del bosque prohibido, mucho silencio no podía ser bueno, nunca era bueno. Agarro a su amigo y lo empujo contra la pared y lo hizo callar una vez más.

- ¿escuchas? - pregunto ella en voz baja, Alexander empezó a temblar, su amiga actuaba tan raro. Ella noto que el rostro de su amigo estaba más pálido.

-n-no – su voz temblaba, él no sabía porque temblaba.

-exacto- dijo ella hablando para sí misma- ¿tienes la lapicera que te di? - su amigo asintió- bien es hora de que la uses, solo rómpela a la mitad- la miro como si estuviera loca mientras sacaba la lapicera de su bolsillo, nunca la había usado, hasta le había parecido raro que les diera una lapicera sabiendo que ellos usaban plumas durante las clases.

Él la miro y ella solo le asintió, dándole a entender que debía romperla. Y así lo hizo, en cuanto la rompió la lapicera era una pequeña daga. Alexander miro la daga en sus manos, era normal, pero delicada.

Miro a su amiga quien esperaba una reacción de su parte.

-mantente cerca mío, algo no se siente bien.

Ambos empezaron a caminar, artemisa le indico que siempre mirara hacia delante mientras que ella vigilaba cada dirección, cada esquina y hasta las estatuas con suma atención. Las mazmorras eran una de las partes más oscuras del colegio, había mayor peligro, todo era tenue iluminado por antorchas que iluminaban mejor hasta apagadas.

Cuando pensaron que nada iba a pasar, cuando vieron la entrada de la sala común y pensaron que no eran más que alucinaciones, una mujer apareció frente a ellos. La respiración de Artemisa se detuvo, sabía que volvería a verla, pero no tan pronto.

Se giró hacia su amigo.

-vete, busca a McGonagall.

-si quiere echarme tendrás que hacer más que eso- dijo su amigo negándose a irse. Artemisa no sabía si era estúpido o valiente, seguramente estúpidamente valiente.

Alexander agarro la daga con una mano y con la otra la varita. La mujer sonrió y con un rápido movimiento de manos tiro a Alexander hacia el costado haciendo que se diera la cabeza contra la dura pared. Artemisa grito su nombre, pero no hubo respuesta.

Miro a la mujer llena de enojo, agarro su anillo y lo convirtió en espada. Perfectamente bien equilibrada, artemisa la sentía como parte de ella.

Ambas empezaron a luchar, un uno contra uno, sin atajos ni magia, espada contra espada. La mujer era buena, muy buena, quizás demasiado. En aquellos momentos Artemisa recordaba como luke le había enseñado en su niñez y como percy termino de enseñarle durante los veranos, cuando le quedaba un tiempo. Después pensó en lo genial que sería tener a Festus allí, realmente no tendría que hacer mucho más que esperar que el dragón de metal quemara a la mujer.

Esquivo el golpe que iba hacia su cuello y contraataco pegándole en el brazo. Ella también tenía algunas lastimaduras, una cortadura en el pie que dolía a morir, en el momento que la rozo pensó que quizás tenia veneno.

-pensé que estarías con ese chico Potter. - dijo la mujer, su voz era sincera, ella quería que James Potter estuviera ahí, estaba preparada para matarlo.

-lamento mucho que sucedan las cosas como quieres que pasen.

-todavía estas tú.

-hablas demasiado ¿es cosa de villanos?

Pero la mujer se frenó, mirando fijamente a Artemisa, quien no bajo la guardia.

-No soy una villana, ellos lo son.

La pelirroja sabía que se refería a los Potter's, había rencor en su voz, amargura, tanta que no parecía real.

-Bueno, en mi historia tu eres la villana que no me deja cumplir la misión.

-Tú no eres buena- dijo mirándola fijamente- no temes matar, en cierto modo disfrutas el matar, cuando mandas esos monstruos al tartado, te gusta pensar que van a sufrir. Hija del dios del infierno, la muerte te es llamativa y peculiar.

-mucha charla- dijo Artemisa atacando.

Muchos recuerdos de quien era hija por un día, no iba a permitirlo más. Pero un mal movimiento la hizo caer y vio a la mujer acercándosele peligrosamente, con la punta de su espada muy filosa, cerca de su cuello.

Artemisa cerro los ojos, esperando el dolor inminente que estaba por sentir, pero en cuanto abrió los ojos vio a la mujer agarrándose de la panza y a Alexander Nott a un costado totalmente tranquilo.

Él la ayudo a levantarse. Mientras la mujer desaparecía. Artemisa tenía mucho que explicarle a la directora.

-supongo que no soy el estereotipo de amigo gay que no hace nada ¿cierto? - dijo mirándola para fijarse que no estuviera herida- creo que debo pedirte una nueva lapicera

-nunca fuiste un amigo normal, si te sirve- dijo viéndolo. – veré si puedo conseguirte otra.

El empezó a reírse, una gran risa. Artemisa insistió en ir a la enfermería y no fue hasta que empezó a guiarlo que él lo acepto. Lo dejo en la enfermería prometiéndole que volvería y luego corrió, aun con su pierna herida, hacia la oficina de la directora quien al verla exhalo fuertemente.

-espero que sean buenas noticias- pero ambas sabían que eso no era cierto, que jamás pasaría mientras Artemisa y la amenaza siguieran vivas.

- ¿Cuándo te he dado malas noticias?

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NOTA DE AUTORA:

Voy a ser honesta porque se lo merecen, este capítulo lo escribí para la semana que debía, pero mi compu se reinició y me olvide de guardarlo y les juro que no hay nada peor que se te borre todo un capitulo. Ahora es la 1 am y termine de escribirlo nuevamente.

En fin, en otras cosas, voy a tratar de que no vuelva a pasar y quiero que sepan que mi querido Alexander Nott no va a ser otro "mejor amigo gay" en realidad tiene mucha importancia para mi querida Artemisa, es uno de sus mejores amigos y de a poco voy a ir desarrollándolo más y más.

Lia. 

¡oh No, Evans! (james sirius potter) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora