Capítulo 3

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— Tenemos otra oferta — el subastador anunció — Y fue hecha por la princesa, bienvenida su majestad — dijo, todos dirigieron su vista hacia mí y eso me hizo sentir incómoda.

— ¿Alguien quiere hacer una oferta mayor a la de la princesa? — preguntó el hombre a la audiencia.

— ¿Oferta a la una, oferta a las dos? — gritó el hombre en forma de pregunta, pero nadie le respondió, así que supuse que había ganado— vendido a nuestra princesa Arabelle — dijo y comprobé mis sospechas, había ganado la subasta.

El vampiro fue llevado fuera del escenario, me incliné hacia el señor Smith y le dije:

— ¿Nos podemos ir? — le pregunté.

— Si usted desea majestad — él asintió.

— Si, por favor — le pedí.

Nos paramos de nuestros asientos y caminamos de vuelta a la recepción, firme un papel reclamando que él me pertenecía; que feo suena eso, pareciera como si fuera un objeto y obviamente no lo es; luego el vampiro que supuestamente "me pertenecía", fue escoltado por guardias hasta donde yo me encontraba, me sentía terrible conmigo misma y no estaba segura si esto podía ser más cruel.

Caminamos en dirección hacia el auto y el señor Smith abrió la puerta trasera de este; le hice un gesto al chico para que subiera primero y él lo hizo, subí después de él.

Emprendimos el viaje de regreso a casa y yo jugaba nerviosamente con las mangas de mi suéter, mirando por encima del vampiro sentado a un lado de mi.

— Soy Arabelle — dije dedicándole una sonrisa, esperé que me respondiera diciéndome su nombre, pero simplemente me miró desinteresado.

— ¿Cuál es tu nombre? — le pregunté amablemente.

— Cualquiera que tú quieras que sea — me respondió sarcásticamente y yo me mordí el labio.

— Bien, quiero que sea el que actualmente tienes — continué diciendo.

— Corey — el afirmó.

— Gusto en conocerte Corey — dije y le sonreí.

— Estoy seguro que así es — dijo y se rió entre dientes, yo baje la mirada a mi regazo sintiéndome incómoda.

El resto del camino transcurrió en silencio y cuando finalmente llegamos aún era temprano. Bajé del auto con Corey detrás mío y una vez dentro, me dirigí a la oficina con Corey siguiendo mi paso, toqué la puerta y posteriormente entré a la oficina.

— Volví — dije en el momento que entré. En la oficina solo se encontraba mi madre y ella miró desde el escritorio, apreciando al chico parado detrás de mí.

— Encantador, no fue tan malo, ¿o sí? — dijo mi madre y una sonrisa apareció en sus labios.

— Claro — dije mordazmente.

— Ni siquiera quiero escucharlo — dijo y su sonrisa se desvaneció. Rodé mis ojos y caminé fuera de la habitación, tomé el camino hacia el baño con Corey siguiéndome a unos pasos detrás de mi.

— Aquí está el baño — dije y señalé la entrada oscura ubicada en la pared oeste — Siéntete libre de tomar una ducha, asumo que lo quieres hacer — dije, el asintió y se dirigió hacia el baño, cerrando la puerta detrás de él.

Fui a la habitación de mi hermano, la cual sólo era usada en muy pocas ocasiones, ya que él se encontraba viajando todo el tiempo por el país; tomé algunas prendas para que Corey las usara, probablemente no eran de su medida, pero por ahora funcionaban; dejando las prendas sobre la cama, revisé mi celular y leí el mensaje de mi hermano Drake.

Escuché la puerta del baño abrirse unos momentos después y me sorprendí, eso había sido rápido; me volteé y vi a Corey parado afuera del baño, con una toalla en vuela alrededor de su abdomen; tomé las prendas, caminé hacia él y se las di.

— Es de mi hermano, pero supongo que funcionarán por ahora — musité tratando de no mirar a su piel expuesta.

Él tomó la ropa y regresó al baño; yo caminé hacia la cama donde había dejado mi celular, me senté en el colchón y le envié un mensaje de respuesta a Drake. Corey regresó y yo lo miré

— ¿Te quedó bien? — le pregunté.

— Seguro — él respondió indiferente.

— ¿Cuántos años tienes? — le cuestioné curiosamente.

— Diecisiete — él respondió.

— ¿Realmente? — le pregunté.

— No, obviamente no — me contestó.

— Entonces, ¿cuántos años tienes realmente? — inquirí.

— Muchos — dijo y se encogió de hombros.

— Bien — dije y lo miré.

— Y tú, ¿cuántos años tienes? — interrogó.

— Cumplí diecisiete hoy — repliqué.

— Pareces mayor — afirmó.

— Gracias — le retribuí y un sonido se escuchó en la puerta.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Where stories live. Discover now