Capítulo 38

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Desperté y el sol fluía en mis ojos aún cerrados, los cubrí con mi brazo, haciendo una mueca. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a regresar a mi mente y sonreí levemente, anoche fue agradable. Ja, agradable, sí claro, más bien fue increíblemente asombroso. Corey era... digamos que si yo no hubiera dicho algo, ya no estaría usando mi anillo de pureza. 

Podía escuchar música muy suave, era Green Day, uno de sus primeros álbumes. Moví mi brazo, abriendo los ojos lentamente, inhalé profundamente y luego me senté con las mantas envolviendo mi cuerpo semidesnudo. 

— Buenos días — escuché.

Salté un poco, mirando a Corey que estaba parado en el lado opuesto de la habitación, todavía sin camisa. Me llevé una mano al pecho.

— Por Dios, Corey, no hagas eso, me asustaste — declaré y él sonrió, tomando un sorbo de la taza que sostenía.

— Lo siento, no es mi culpa que no estés al tanto de tu entorno — dijo y luego se sentó en la cama a mi lado.

— ¿Sangre? — ofreció con una sonrisa, entregándome la taza.

— No, gracias — respondí, sonriendo suavemente.

— ¿Estás segura?, ¿no quieres al menos ptobarla? — inquirió y miré la taza.

— Estoy segura.

— Solo toma un sorbo, quiero ver que opinas de ella — me incitó.

— ¿Por qué? — pregunté.

— Solo es un experimento.

Tomé la taza de su mano, mirando el líquido rojo en su interior, me llevé la taza a los labios y tomé un pequeño trago. Bebí la sangre tibia, sentí una sensación extraña en el fondo de mi garganta y también sentí que mis mejillas se calentaban. Le devolví la taza. Él me estaba mirando fijamente.

— ¿Qué? — cuestioné.

— ¿Qué opinas? — inquirió.

Me encogí de hombros.

— ¿Nada? — preguntó — ¿No te gustó?

— ¿Creías que si me gustaría?

— Um, no, yo solo ... — se detuvo, suspiró y tomó un trago de la sangre.

Todavía podía saborearla un poco en el fondo de mi garganta. Tragué saliva.

— Creo que estaba equivocado — murmuró.

— ¿Sobre qué? — consulté.

— Oh, nada, no es importante — replicó y me sonrió — ¿Entonces dormiste bien? ¿Alguna pesadilla?

— Uh, no, sorprendentemente — respondí.

— Eso es bueno — afirmó y asentí, mirando alrededor.

— Necesito ropa — dije, recordando que solo tenía puesto sujetador y ropa interior. 

Se inclinó, recogió una camisa del suelo y me la entregó.

— Eso sirve por ahora — declaró.

La tomé, era su camiseta negra que tenía una calavera. Me la puse, olía a él, lo cual era muy agradable. Miré el reloj sobre la mesa, eran poco más de las ocho de la mañana, solo había dormido un par de horas como máximo. Hubo un golpe en la puerta, Corey se levantó y la abrió. Jake estaba parado del otro lado de la misma, miró a Corey y luego a mí, sonriendo levemente.

— Um, ¿puedo hablar contigo un momento? — Jake le preguntó a Corey. 

— Claro — respondió Corey y abrió más la puerta, invitándolo a entrar.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora