Capítulo 5

34.4K 2.9K 234
                                    

Me encontraba hablando con Mike, un soltero candidato a casarse conmigo, Corey estaba recargado en una pared al otro lado de la habitación.

— Permíteme un segundo Mike — le dije.

— Bien — Mike asintió sonriéndome.

Le regresé la sonrisa antes de caminar a través de la habitación hacia donde Corey se encontraba, me recargué en la pared a su lado.

— ¿Te estas divirtiendo? — pregunté, aunque pensaba que no lo estaba haciendo.

— Oh si claro, no sabes cuánto me estoy divirtiendo — me respondió sarcásticamente.

— Tu sarcasmo esta fuera de control.

— ¿En serio? — inquirió de nuevo con un tono sarcástico,

mirándome.

— Lo ves, ahí está de nuevo — proferí bromeando.

Mi mejor amiga, Mary, caminó hacia mí con una brillante sonrisa plasmada en su rostro debajo de sus ojos grises azulados.

— Hola Bells — saludó — Te ves maravillosa — dijo mientras evaluaba mi vestido.

— Gracias — musité formando una sonrisa en mi rostro, miré a Corey pensando si debía presentarle a Mary.

— Mary, él es Corey.

— Hola — saludó mi amiga a Corey sonriendo tímidamente, él solo asintió sin regresarle la sonrisa, la mueca alegre de mi amiga se desvaneció un poco y continuó diciendo:

— ¿Él es un... — dejó de hablar, pero yo sabía lo que iba a decir.

— ¿Vampiro? — terminé su frase con una leve sonrisa.

— Si — ella asintió.

— ¿Así que tus padres te hicieron...

— Si — respondí adivinando otra vez lo que iba a decir.

Uno de los chicos de la escuela se acercó y le pidió que bailara con él, ella aceptó y se fue a la pista de bailes con él. Miré a Corey quien estaba parado con los brazos cruzados y con una cara inexpresiva.

— ¿Quieres bailar? — pregunté de improvisto y él miró con confusión.

— No — dijo lentamente y todavía conmocionado.

— Bien entonces solo nos quedaremos aquí — murmuré para mis adentros.

Después el silencio nos invadió por unos minutos hasta que decidí romperlo.

— Bien, hagamos un trato, si bailas conmigo nos vamos — le ofrecí.

Él frunció sus labios y sus ojos se estrecharon.

— Sólo un baile — dijo.

— Trato hecho.

Tomé su mano y lo llevé a la pista de baile, donde sonaba una melodía con un ritmo lento, mis padres habían contratado a una banda para que tocara música clásica con violines y una hermosa composición de piano. Cuando llegamos a la pista su postura se tornó incómoda, tomé sus manos y las coloqué en mi cintura. Mientras bailábamos, vi a mi madre, ella me sonrió y yo le respondí con otra sonrisa, luego volví a ver los ojos color verde arlequín de Corey, sus ojos eran realmente hermosos.

— Oh, casi me olvido de decirte que irás a la escuela conmigo — dije a la ligera, sosteniéndome sobre sus hombros.

— Estás bromeando, ¿la escuela? — me miró cínicamente.

— Mi padre quiere que tú estés ahí para que no esté sola, porque tú sabes que las escuelas son muy peligrosas — le expliqué.

— En realidad lo son, tomando en cuenta la cantidad de tiroteos qué hay en las escuelas cada año — dijo y yo arqueé una ceja — He visto las noticias.

— De cualquier manera, las posibilidades de que eso ocurra son bastante bajas.

— Realmente no ¿Ya nos podemos ir? — preguntó cambiando de tema.

— Claro — dije y lo solté — ¿Quieres ir a caminar afuera? — le ofrecí liderando el camino hacia la salida.

— ¿No tienes miedo de que me escape? — preguntó mordazmente, yo solo me encogí de hombros y continué dirigiéndome hacia la puerta.

Corey y yo caminamos por el jardín de rosas.

— Entonces, ¿tienes algún familiar? — le pregunté vacilante para romper el silencio.

— No.

— ¿Cuánto tiempo has sido esclavo? — le interrogue.

— Quince años, más o menos.

— Eso es un largo tiempo — dije un poco sorprendida.

— Si — dijo y guardó silencio por un momento.

— Lo siento — expresé mirándolo.

— ¿Sobre qué? — inquirió sin comprender.

— Todo, me siento...realmente mal. Sobre todo lo que has pasado — proferí y me mordí el labio.

Él dejó de caminar, haciéndome parar también y volteé a mirarlo.

— Mira, no necesito tu simpatía, deja de fingir que te importa — se quejó.

— Pero si me importa — protesté rotundamente.

— Si claro — comentó rodando sus ojos.

— ¿Qué necesito hacer para que me creas?, estoy siendo honesta.

— Solo detente — profirió y suspiró.

— ¿Qué quieres que deje de hacer exactamente? ¿Ser honesta contigo? — expresé, sus ojos se estrecharon débilmente y un gruñido salió de su garganta.

— Estoy tratando de ayudarte — dije con los dientes apretados.

— Sería de gran ayuda que te callaras — comentó.

— Bien, eso no va a suceder, soy incapaz de callarme.

— ¿Qué está mal contigo? — él demandó — No quiero hablar contigo, no quiero interactuar contigo de ninguna manera. Te odio.

— No te hice nada personalmente, me estás juzgando por el simple hecho de ser humana.

— Si, exacto.

— Eso no es justo — murmuré.

— ¿Quieres hablar de lo justo? — preguntó con sus ojos verdes ardiendo con una furia salvaje. Negué con la cabeza.

— Lo siento.

— Ya estoy harto de oírte decir eso — dijo haciendo una mueca.

Tragué saliva, sin saber que más podía hacer, él dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la casa.

— Corey, espera — grite tratando de evitar que las cosas quedaran en términos inestables.

Iba a vivir con él, así que era técnicamente mi responsabilidad, quería un poco de paz entre nosotros. Pero él me ignoró y desapareció entre las sombras, me quedé parada sola en el jardín.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Where stories live. Discover now