Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro

Capítulo 47

Me mordí el labio inferior, mis ojos miraban las sábanas mientras sentía la mano de Corey acariciar el cabello que caía sobre mi cara. Tantas distracciones... ¿Alguna vez podríamos terminar sin ser interrumpidos? Probablemente Drake llamará a la puerta pronto para hablar sobre alcohol y cualquier otra cosa que se le ocurra. Estaba comenzando a tener un dolor de cabeza muy fuerte, del tipo que te hace querer tomar cualquier tipo de medicamento que pudieras tener al alcance, siempre que hiciera desaparecer el molesto dolor.

— ¿Ocurre algo? — preguntó Corey.

Sus dedos rozaron ligeramente mi mejilla y yo negué débilmente con mi cabeza, sintiendo el agudo doten mi cabeza. De repente sentí que la luz aquí era demasiado brillante, a pesar de que solo estaba encendida una pequeña lámpara junto a la cama.

— Bueno, porque no quiero más distracciones — declaró y me besó con impaciencia.

Le devolví el beso, era imposible no hacerlo. Estaba muy apegada a él, era la mejor distracción de todas. De pronto un dolor agudo e intenso atravesó mi frente y me hizo retroceder un poco, haciendo una mueca. Este era el peor dolor de cabeza que había tenido, era horrible.

— ¿Qué pasa? — cuestionó Corey.

— Me duele la cabeza, voy a buscar un medicamento — respondí, levantándome de la cama.

— ¿Estás bien? — lo escuché preguntar con un tono de preocupación en su dulce voz.

— Sí, sí, estoy bien.

Me tranquilicé, frotando mi cabeza mientras caminaba hacia la puerta.

— Yo puedo conseguirlo por ti — mencionó.

— No, está bien.

— Entonces, ¿puedo ir contigo?

— Sí, no tienes que preguntar.

Miré y él ya estaba caminando a mi lado. Bajamos las escaleras, entramos en la cocina, me acerqué a la alacena y busqué la botella blanca con la etiqueta verde. La encontré, saqué dos pastillas y me di la vuelta, Corey me entregó un vaso con agua y lo tomé.

— Gracias.

Me tragué las pastillas con un trago de agua, espero que funcionen rápido.

— ¿Por qué te duele tanto la cabeza? — preguntó Corey en voz baja y me encogí de hombros.

— No lo sé, por lo general, no es tan fuerte el dolor.

— ¿Este lo es?

— Mas o menos.

— ¿Eso significa que sí? — inquirió y asentí.

— ¿Quieres ir a acostarte? No intentaré nada, lo prometo — declaró y solté una carcajada.

— ¿En serio?, ¿es eso posible? Porque a juzgar por la forma en que has estado actuando durante la última hora, no lo parece — comenté y él se puso pensativo por un momento.

— Realmente actué... necesitado. Oh, Dios, mátame — dijo y yo sonreí con diversión.

— ¿Apenas te estás dando cuenta de cómo has estado actuando? — pregunté y él asintió rápidamente.

— Sí, es como si apenas hubiera recuperado el sentido o algo así. Me siento tan estúpido ¿Qué demonios me pasó? ¿Por qué no dijiste nada?

— ¿Qué se suponía que debía decir? Además, era algo... tierno.

Le di una pequeña media sonrisa y me miró sin comprender.

— ¿Tierno? Eso no fue tierno, eso fue una horrible muestra de debilidad.