¿Qué pasará, entonces?

2.2K 213 16
                                    

Jaebum me sujetó de la cintura con una mano llevándome hacía él cuando intentaba salir de la cama, sin que él lo notara.

— ¿Dónde crees que vas? —Preguntó. Sonreí mientras me acostaba sobre su pecho. Él aún, no abría sus ojos.

— Ya es tarde, deberíamos ducharnos y visitar algunos lugares...

— Niña, ya conozco Los Ángeles. ¿No prefieres relajarte?

— Jaebum, llegamos ayer y desde el momento que obtuvimos la habitación no hemos hecho nada.

— Por mí está bien, en realidad se pueden hacer muchas cosas aquí.

Me senté en la cama, Jaebum abrió sólo un ojo y sonrió. Le devolví la sonrisa, por más que no tenía ánimos de hacerlo.

Jaebum tomó una ducha después de mí. Lo esperé sentada en la cama, junto a la ropa que había escogido para pasar el día. Cada vez que sin querer, pensaba en todo lo que había sucedido hace apenas algunos días, sentía una desesperación insoportable. Desviaba mi atención hacia cualquier otra cosa, pero para cuando lo lograba, me había perdido en mi cabeza un buen rato, ignorando todo a mi alrededor.
Mi novio ya había salido del baño, y estaba hablando. No me enteré hasta que me nombró justo frente a mí rostro.

— Lo... Lo siento. Me distraje.

Jaebum respiró profundo. Sabía perfectamente qué preguntaría después de eso: "¿Segura que estás bien?" se pondría en mi lugar y me llamaría de alguna forma cariñosa, para que yo no me molestara por su insistencia. 

— ¿Crees que Jinyoung, lo hizo? —Me llevé una gran sorpresa. Sin rodeos ni un mínimo temblor en su voz. No estaba preparada para tratar de recordar algo más. — Lo siento, soy un imbécil. Yo no, no quise... —Jaebum volvió a verse nervioso cuando me alejé de él.

— Sólo... Podemos almorzar y tomarnos algunas fotos. Me encantarían unas... —Solté antes de entrar al baño. Jaebum asintió rápidamente y su sonrisa, ya no era la misma.

-

Llevaba un vestido blanco, para nada formal. Era bastante suelto, corto, pero no demasiado. Dejé mi cabello mojado, quería sentirme fresca.

— ¿Tomaste tus cosas? No olvides llevar una chaqueta. Escuché que puede refrescar—Jaebum me observaba serio. Aún tenía su cabello revuelto y estaba segura, no había siquiera pensado en sacar su chaqueta de la maleta. — ¿Estás escuchándome?

Jaebum tardó en responder, movió su cabeza inquieto.

— Te ves preciosa... —Dijo. Y cuando estuve a punto de decir algo, se marchó hacía el ascensor. Sonreí por lo bajo, tocando mis mejillas. Un cumplido básico, pero él lo hacía algo sumamente especial.

Después de almorzar, visitamos el Jardín Japonés. Jaebum volteó decenas de estantes buscando algunos animes. Nos dirigimos hacia el Observatorio.

Cogimos un autobús, que en un principio, nos facilitaría el trayecto, pero sólo fue más tedioso, pero mejoró notablemente.

— Jaebum, dime. ¿Puedes prestarme la memoria de tú teléfono? —Pregunté. Jaebum observaba la ciudad a través de la ventanilla.

— Está completa. ¿Por qué no hiciste espacio en la cámara antes de venir?

— Bueno, es que... Lo hice, pero... Necesito otra.

Jaebum me quito la cámara de las manos y comenzó a revisar el álbum. Quise molestarme para evitar sentirme avergonzada, pero era tarde.

— Tienes al menos doscientas fotos mías revisando anime. ¿Qué sucede contigo?

— ¡Oye! Las borras y te mato. Aún no he escogido las más bonitas, sólo déjalas.

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora