Defensa

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//Narra Kev//

Antes que me culpen por todo, quiero contar cómo fueron las cosas. Ya que parece que este especie de tribunal en que todos me han juzgado, soy culpable hasta probar la inocencia.

Cuando vi que Lucy llegó a la casa y mi hermano cambió su cara de nervioso a super nervioso y enamorado, decidí retirarme, pues soy un convencido que las parejas que se aman deben estar solas de vez en cuando… además, Nick me había comentado que quería hablar algo importante con Lucy hoy.

Mentí diciendo que iba a buscar un vaso de agua fresca. No tenía nada de sed, pero no se me ocurrió otra cosa =D. Claro que al llegar a la cocina descubrí todos los pasteles que mi madre había preparado y me propuse probarlos todos… Dudé antes, ya que eran para Nick y Lucy, pero mi estómago me rogó que los probara.

Había comido más de seis, cuando me dio sed, y ahora era de verdad. Abrí el refrigerador en busca de algo de beber, pero antes de decidirme qué tomar, sentí pasos a mi espalda. Me di la vuelta, para que no me sorprendieran incauto. Era Lucy.

* Pensé que estarías con mi hermano, al parecer tenía algo importante que decirte.- le dije, ya que me pareció extraño verla aquí.

* Está buscando una viejas fotografías.- respondió con una sonrisa- ¿Cómo estás tú?-

* Con algo de sed.- respondí… creo que ese fue el peor error.

* Hay una manera de quitarse esa sed.- declaró.

* ¿Cuál? Bebiendo algo… si es eso, es lo que iba a hacer cuando llegaste.-

Alguien tocó el timbre. Quise ir a abrir, pero ella no me dejó. Se acercó sigilosamente como una gata. Me rodeó el cuello con sus brazos níveos y suaves, y me besó sin aviso. Su beso no era suave ni tierno como el de Amanda… al contrario, era salvaje y pasional… Era la primera vez que alguien me besaba de esa manera. Sé que estoy bastante crecidito para los besos tiernos, pero la verdad es que son los únicos que conozco.

Lucy despedía un aroma a primavera. Algo en ella, su beso, su fragancia, no sé qué fue, pero hubo algo que me hipnotizó, por así decirlo. Puse mis manos en su cintura.

Me cautivó su forma casi irracional de besar, casi demente… mentiría si dijera que no me gustó. Mi mente se desprendió y comenzó un viaje extraño por recuerdos en los que veía a Nick y a mi Amanda… Amanda… Amanda…

Estaba a punto de terminar el beso, cuando algo cayó al suelo cerca nuestro… Aparté a Lucy de mí, y vi hacia la puerta. Ahí estaban Nick y Amanda, él mirando con rabia y ella con los ojos empañados. Quise abrazarla y suplicarle perdón, pero se fue corriendo.

Vi a Nick con impotencia. Le expliqué mil veces cómo había sucedido todo. Sus ojos iban de Lucy hacia mí, una y otra vez. Parecía como si no escuchara lo que le decía… No me entendía, o no quería hacerlo… Cuando me observó a los ojos, y vi en ellos que me odiaba, supe lo que vendría…

//Narra Joe//

Frankie salió de su improvisado escondite bajo mi cama y me dijo que Lucy era mala persona. Mmm, la verdad es que de eso no estoy seguro. Creo que Nick tiene buen ojo cuando se enamora… Aunque, hablando de eso, es la primera vez que lo veo tan feliz y dichoso junto a una chica. Ojalá se hagan novios lo antes posible, para verlo feliz ya que eso me anima mucho a mí. =) Es mi hermano pequeño, lo quiero mucho más de lo que él cree.

* ¿Qué hacemos, Joe?- me preguntó Frankie, devolviéndome a la realidad.

* ¿A qué te refieres, the man?-

* No sé… ¿jugamos a algo?…-

The man siempre me invita a sus juegos. Dice que para eso soy su compañero favorito, pues Kev se siente muy mayor para esto (anciano xD) y Nick anda en otra desde que conoció a Lucy. Lo cierto es que siempre, de alguna forma, terminamos jugando a lo que yo quiero. ¿Les hago una demostración?

* Podríamos jugar a las escondidas.- me dijo, con su carita feliz.

* O tal vez… sólo tal vez, tú podrías decirme que sacáramos los disfraces de Halloween y las usemos para divertirnos un rato…- le susurré a los oídos, a ver si oía su voz interna, o sea a mí. =)

Frankie se dio la vuelta de pronto y sus ojitos brillaban. Creo que había escuchado a su voz interna jeje.

* Podríamos jugar con los disfraces de Halloween.- sugirió, como siguiendo un consejo divino.

* ¡Qué buenas ideas tienes, the man!- lo felicité, apenas aguantando la risa.

* Pues claro… ¿qué esperabas?-

Jaja… ¿les basta con esa demostración de control mental?

Lo cierto es que fuimos al desván en busca de los dichosos disfraces. Y ahí los hallamos, algo cubiertos de polvo, metidos en una caja que decía “No dejar al alcance de Frankie” escrito con la letra de Mamá. Ahí había mil disfraces de los Halloween pasados. Nos costó elegir, pero nos pusimos las máscaras de las tribus Huaki-huako que inventamos hace dos años.

Hubieran visto a Frankie. Me pidió que le dibujara tatuajes tribales en el rostro, y yo, obediente, le hice caso. Se veía como un indígena caníbal de alguna isla perdida en el tiempo. Se sacó la polera y le pinté la espalda también. Ahora sí, como salvajes, les daríamos un susto a Nick y Kev.

* ¿Tú no te sacas la polera?- me preguntó con su carita inocente.

* Cierto!- le dije y me la saqué, dejando a la vista mi bien formado tórax. [babeen a mil xD]

Estábamos listos cuando escuchamos que alguien tocaba el timbre de la casa con insistencia. Mientras salíamos del desván, listos para asustarlos, alguien abrió la puerta, pues dejaron de tocar. Lo cierto es que corrimos escaleras abajo como unos locos, haciendo gritos guturales.

Nuestros gritos silenciaron los demás ruidos, pues sólo se oía mi voz y la de Frankie gritando “huga-huga-huga”. Llegamos de improviso a la cocina, haciendo nuestra mejor entrada indígena caníbal, con nuestras máscaras Huaki-huako, y pensamos que los habíamos asustado a todos.

Pero las cosas estaban lejos de ser así...

… Rodando por el suelo, trenzados en una pelea brutal, Kev y Nick se golpeaban como si fueran los peores enemigos. La once que Mamá había preparado estaba toda desparramada en el suelo, junto al vidrio de algunos platos y copas.

Me saqué la máscara, pues supuse que todo era mi imaginación… Sin embargo, esta vez, lo que creí era una pesadilla, era la más cruda realidad… Mis hermanos se golpeaban hasta sangrar sin que yo pudiera comprender por qué…

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now