Verdades

311 5 0
                                    

//Narra Joe//

De modo que la felicidad me duró escasos minutos. Me pregunto qué tiene la vida contra mí. ¿Habré sido muy malo? ¿Esta es mi condena por haber hecho un video donde mato a Frankie, y después subirlo a youtube?

No quería darme la vuelta y ver a Mamá y Nick tan contentos, sabiendo que el momento sería efímero. Me sentía engañándolos, pues yo sabía algo que ignoraban. Le pregunté a papá desde cuando tenía conocimiento del verdadero estado de Kev, y su respuesta me dejó helado.

* El mismo día que cayó en coma el doctor me lo confesó.- me susurró- Para tu madre ya era suficiente verlo así, ¿querías que empeorara aún más su estado de inestabilidad con una noticia como esta?-

* Ella tiene derecho a saber la verdad.- le dije, en otro susurro, aunque tenía una ganas incontrolables de gritar- El mismo Kev tiene más derecho a saber que todos nosotros… Si no se lo dices tú, entonces yo hablaré…- lo amenacé.

* ¿Y quién te da ese derecho?- me cuestionó, fulminándome con la mirada- ¿Acaso te crees Dios para decidir quién debe ser feliz y quién no?-

* No es eso…-

A pesar que no entendía por qué mi padre actuaba así, yo no me sentía capaz de hablar. ¿Cómo le digo a Kev que nunca más podrá usar sus piernas? ¿Nada más me siento a su lado y le lanzo la noticia como quien dice “qué lindo día”? Creo que no puedo hacerlo, realmente no puedo decirle.

- ¿Ahora entiendes cómo me siento?- quiso saber mi padre, cuando notó que mi expresión decidida cambió a una dudosa- Tienes que comprenderme, no tengo valor para hablar.-

//Narra Nick//

Kev me perdonó. Al fin sentía que todos mis pecados eran redimidos por una especie de lluvia sagrada que me cubrió y los arrastró. Acompañé a Kev y a mi madre durante muchas horas en el hospital, hasta que la enfermera nos dijo que era hora de dejarlo tranquilo y nos marchamos a casa.

Era extraño caminar con Mamá, papá y Joe otra vez. Me sentía ajeno a ellos, como si yo fuera de otra familia, o incluso de otro planeta. Me parecía como si habláramos idiomas distintos, así que no me atreví a pronunciar palabra.

Joe se veía extraño. Caminaba arrastrando los pies, con sus manos en los bolsillos y sin ánimos de nada. En otras circunstancias le hubiera preguntado qué le ocurría… pero la verdad es que no existía comunicación entre nosotros en este momento. Es decir, cuando me vio quiso golpearme.

Apenas puse un pie en casa, un escalofrío me recorrió entero. Después de cinco días volvía a la “escena del crimen”. Es extraño y angustiante sentir que tu casa no es tu hogar. Uno siente que no pertenece a ningún lugar, como un paria sin tierra.

No quería estar con los demás en la sala de estar, así que subí directo a mi cuarto. Dentro todo estaba tal como yo lo había dejado, con algunas de las cajas que

moví en busca de las fotos que Lucy quería ver aún fuera de su sitio. Iba a apilarlas nuevamente, cuando noté que la pantalla de mi teléfono celular brillaba intermitentemente, como un parpadeo. Lo tomé y vi que tenía varias llamadas perdidas y un mensaje de texto. Todo correspondía a Cathy. Qué extraño, ¿por qué me llamaría?

Le pregunté a Mamá, que iba pasando por el pasillo fuera de mi cuarto.

* Cathy vino a vernos cuando Kev estaba en el hospital.- me respondió- Nos acompañó dos días, y cuando se cansó que esperar que tu hermano saliera del coma o que tú aparecieras, se marchó… Ahora que Kev está bien, podrías avisarle, ¿no crees?-

* Es una buena idea…-

Al menos Mamá no tenía prejuicios contra mí. Ella siempre ha sido una buena persona, que no le guarda remordimientos a nadie. Que me hable como si nada ha pasado me alivia como no se imaginan. Creo que todo esto se debe a que Kev abrió los ojos y, cuando salga del hospital, parecerá que nada ha pasado aquí… Eso sí, tal vez Joe no me perdone nunca y nuestra relación de hermanos se perdió para siempre.

//Narra Kev//

Para mí fue como si hubiera estado peleando con Nick y luego despertara aquí en el hospital, en esta habitación, recostado en esta cama. Sentía dolor en todo el cuerpo, y mucho más en la espalda. Mamá me dijo que estuve en coma, pero yo no recuerdo nada más que algunas canciones que alguien me cantó, o al menos, eso me parecían los sonidos que escuché mientras soñaba.

¿Saben qué soñé? Pues que Amanda me perdonaba y volvíamos a ser novios. Nadie se imagina cuánto la amo. Me encanta, me vuelve loco. Y ahora que ya vi a mi familia, anhelo poder estar con ella cuanto antes. Claro que no sé en qué condiciones esté nuestra relación, pues la última vez que me vio yo me besaba con Lucy.

No me importa lo que me pida que haga, con tal que volvamos soy capaz de darle la vuelta a la Tierra mil veces, ir hasta Plutón y volver, lanzarme del monte Everets; haría todo por ella.

Me miré las manos, los brazos, y sólo tenían algunos rasguños y moretones. La espalda me dolía como no se imaginan. Me revisé el pecho, donde también tenía algunas heridas que ya comenzaban a cicatrizar. Sin embargo, cuando quise examinar en qué condición estaban mis piernas, algo no anduvo bien.

Intenté levantar mi pierna derecha, pero no me respondió. Lo mismo con la izquierda. Comencé a desesperarme. Quise creer que me habían puesto demasiada anestesia o que mis piernas aún no volvían del coma, eran cosas demasiados ilógicas, lo sé, pero cuando uno quiere negar la realidad, recurre a las ideas más absurdas.

Me apoyé en las manos, bajé las piernas con ayuda de mis brazos, y, así sentado como estaba, intenté ponerme de pie. Fue un error, las piernas no me resistieron y caí al suelo. ¿Qué me pasaba?...

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now