XI

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Muy azul, muy rojo, muy apretado, muy suelto, muy hipster, muy rockstar. Nada me quedaba bien. La semana había terminado más rápido de lo que yo había deseado y me encontraba en mi habitación sin saber que ponerme para ver a Matías.

-de verdad debo ponerme a dieta- dije mientras me sacaba una polera de color amarillo. Miré el desorden que tenía encima de mi cama sin saber qué hacer. Estaba entre nervioso y ansioso, como quinceañera en su primera cita… de hecho, era mi primera cita… de hecho no era una cita, era una junta. La cosa era que iba a juntarme con Matías, un niño demasiado sexy como para hablar conmigo por Facebook siquiera. A mis amigas no les había comentado nada, ya que no quería crear falsas ilusiones en ellas ni en mí, por si las cosas no salían como yo quería.

Decidí usar una camisa con cuadros azules y blancos, por cierto, azul era mi color favorito. Me puse mis jeans y luego mis preciadas Converse con el estampado de la bandera de Gran Bretaña. Tomé mi celular para ver la hora. Recién era la una de la tarde, por lo que me quedaba mucho tiempo. Con tranquilidad me dirigí al baño para arreglar el estrago que tenía con mi cabello.

De forma despreocupada, puse el reproductor de música de mi celular en forma aleatoria y la primera canción que sonó fue “They Don’t Know About Us”* de One Direction.

-menuda coincidencia- dije en un susurro mientras la canción envolvía el ambiente de mi baño. Si Matías tenía en tatuaje de Liam Payne en su brazo, yo perfectamente podía usar el peinado de Zayn Malik, ambos integrantes de la banda One Direction. Conecté el secador de pelo al interruptor de la electricidad y comencé a secarme el cabello y darle la forma, terminando el proceso con una pasada de la plancha de pelo y un poco de laca para fijar todo. Quedé muy conforme con el resultado que logré, ya que mi cabello negro se parecía mucho al del cantante.

-I will love you like I’ve never been hurt**- me decía Demi Lovato desde el celular mientras terminaba de cepillarme los dientes. Miré el resultado final en el reflejo del espejo. Mis ojos color canela brillaban con entusiasmo y mi estómago se apretaba cada vez más.

Tenía la suerte de vivir a tan solo quince minutos del centro comercial, por lo que cuando faltaban veinte para las tres de la tarde, bajé del segundo piso dispuesto a salir.

-¿a quién irás a ver tan hermoso?- preguntó mi Nani con ternura al verme –tu cabello se ve genial.

-gracias- dije riendo –iré a juntarme con unos compañeros de la universidad, para pasar el rato.

“mentira Nani, voy a juntarme con un niño demasiado guapo y del que probablemente me terminaré enamorando como imbécil, tendremos sexo salvaje y adoptaremos muchos niños” pensé.

-cuídate Chris, te quiero- agregó ella y me besó en la mejilla.

El día estaba hermoso, lo cual era raro a principios de otoño. Caminé con paso seguro por las calles y atravesé el parque Los Guerreros, el cual quedaba a la vuelta de mi casa. Muchos niños pequeños se divertían en los juegos que tenía el parque, mientras sus padres los miraban con dedicación.

-adoptaremos muchos niños- dije en un susurro, recordando lo que había pensado unos momentos atrás.

El centro comercial tenía el típico ajetreo que se veía en los fines de semana, gente iba y venía con bolsas de las tiendas comerciales, los locales de comida estaban llenos y se escuchaba un bullicio generalizado. Nadie me miraba, aunque sentía que llevaba un cartel con luces de neón en la frente que decía “soy un gay encubierto que va a la primera cita de su vida… primera junta de su vida”.

Llegué al puesto de helados con dos minutos de anticipación. En situaciones como esa, me fijaba hasta en los microsegundos que transcurrían. De pronto todo se volvió negro.

-¿quién soy?- dijo alguien detrás de mí con la voz muy suave. Mi corazón se aceleró.

-no sé- dije bromeando. Matías sacó sus manos de mis ojos colocándose frente a mí haciendo una reverencia.

-pero ¿no me reconoces?-. Sus ojos color avellana brillaban con picardía, mientras que yo sentía mi cara arder.

-que eres loco- dije como respuesta –obvio que te reconozco.

-y ¿qué vamos a hacer hoy?- preguntó sin perder tiempo.

-dime tú- dije con una simple sonrisa, intentando sonar natural y que no se notara que mis nervios estaban a punto de estallar como una bomba atómica. Estaba a punto de ir a no sabía dónde con un chico casi perfecto. Muchas cosas en esa situación no me calzaban, pero decidí no amargarme por pensamientos tontos.

-dado que quiero conversar tranquilamente contigo, podríamos ir a una plaza- dijo tranquilamente. Su voz no titubeaba, se notaba muy seguro de sí mismo.

-pues, guíame-. Dije sincero. Me respondió con una sonrisa y comenzamos a caminar. Lo miré con un poco más de detenimiento. Usaba una camisa color celeste, unos pantalones de tela color café claro y unos zapatos de cuero café, dándole un estilo despreocupado, pero sin dejar nada al azar. Su cabello castaño estaba revuelto y desordenado, tal como lo recordaba cuando lo ví en la universidad, pero ahora llevaba una barba de tres días, de esas que nos aparecían a los hombres cuando nos daba flojera afeitarnos, con la diferencia que a él se le veía bien… más que bien.

Caminábamos por las calles sin conversar mucho, pero con miradas cómplices. De pronto, la voz de Sophie apareció en mi cabeza murmurando “vas muy rápido”, pero se vió silenciada por el gran consejo de Nicky: “Y.O.L.O.”

Llegamos a una plaza con muchos árboles y relativamente vacía. Nos sentamos en una banca y nos miramos por un momento. Usaba arremangadas las mangas de la camisa, dejando a la vista su tatuaje.

-tu tatuaje- dije entre asombro y curiosidad. Matías se miró su antebrazo derecho y me mostró la obra de arte en todo su esplendor.

-admito que no me dolió cuando lo hicieron- comentó con aires de valiente.

-¿lo hiciste por Liam Payne?-. Mi pregunta salió sin que mi boca lo impidiera. Me miró con sus ojos un poco más abiertos de lo normal.

-¿y tú te hiciste ese peinado por Zayn?

-responde tú primero- dije riendo

-sí y no. Por una parte tienes razón, me gusta mucho One Direction, en especial Liam, pero también simboliza que debo seguir adelante, pase lo que pase-. Su cara se ensombreció un poco, pero volvió a sonreír con esos labios hermosos que tenía –ahora responde tú.

-si tú puedes ser Liam, yo puedo ser Zayn.

-claro, y ahora hacemos una banda tributo- agregó abriendo los brazos –me gustan tus ojos- dijo cambiando totalmente de tema. Sentí que mi cara explotaría en cualquier momento. Me miraba fijamente, con interés e inocencia.

-mis ojos no tienen nada en especial, son solo cafés- contesté bajando la vista.

-pues amo ese color de ojos- contestó con seguridad.

Quise morir, mi cara estaba completamente roja y mis manos transpiraban.

-cuéntame de ti- dijo Matías de pronto

-pues, me llamo Christopher, tengo 18 años, estoy estudiando para ser profesor de inglés, vivo con mi mamá y mi abuela y… soy gay-. Lo último lo agregué inseguro. En cierta forma, era un poco obvio, pero también quería recalcarlo.

-¿eres gay?- preguntó con curiosidad.

-si… ¿y tú?-. Mi pregunta salió sola.

-¿yo?- Matías rio naturalmente –no Chris, yo no soy gay.

“mierda” pensé mientras evitaba que se notara el nudo en mi garganta.

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·        *Traducción literal: “Ellos no saben sobre nosotros”

·        **Traducción literal: “Voy a amarte como si nunca me hubiesen dañado”

Guarda mi secretoWhere stories live. Discover now