XXV

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Y ahí estaba yo. Con el corazón a mil y la sangre agolpada en mis venas. Mientras veía a Joseph alejarse del lugar, sentía como mi cara se derretía por toda la cólera que me invadía en ese momento. Me sentía inútil, ya que lo único que quería era romperle la cara a ese estúpido niño. Mi celular comenzó a sonar y pegué un respingo al salir de la burbuja de mis pensamientos. Nicky me llamaba y contesté rápidamente.

-hola bebé- me dijo ella con dulzura.

-hola Nicky- respondí más seco de lo que quería.

-Chris, ¿estás bien?

-no del todo- dije siendo sincero- me acabo de encontrar con Joseph y me dijo que Matías al final terminaría alejándose de mí.

-espera… ¿te lo encontraste en persona?- preguntó con curiosidad. Rápidamente le relaté todo lo que había conversado con Joseph. Al terminar, mi amiga guardó silencio.

-¿Qué opinas?- pregunté inseguro.

-aquí la pregunta correcta sería: ¿Qué opinas tú?

-¿yo? Yo no tengo nada que opinar. Realmente no me importa lo que diga él. Podrían chocar las estrellas con la luna y seguiría sin importarme, además, no quiero que aparezca de nuevo en mi vida. Puede llevarse todas sus palabras y todas sus mentiras, juro que realmente no me importa.

-Chris ¿esa no es una canción de Demi Lovato?

-¡Nicky!- dije exasperado – a lo que me refiero, es que puede decir todo lo que quiera. Matías me ha demostrado cuanto me quiere, no tendría por qué desconfiar de él.

-me gusta que tengas esa seguridad en ti, me siento feliz por eso.

-gracias Nicky. A todo esto, ¿para qué me llamabas?

-casi se me olvida- dijo mi amiga con una carcajada- ¿Qué harás hoy en la noche?

-no estoy seguro- respondí mirando la arena del parque.

-bueno, cuando estés seguro que no harás nada, me llamas. Podemos juntarnos en mi casa con Rick.

-¿te refieres a Nicolás?- pregunté algo confundido.

-exacto. Tú sabes que yo le digo Rick, por favor no me presiones- agregó ella con voz de falsa altanería. Reí

-okay, cualquier cosa te llamo

-está bien Chris, bye- y la llamada se cortó. Haber hablado con Nicky me tranquilizó mucho y me hizo comprender que de verdad no me importaba todo lo que podía decir Joseph sobre mi futuro con Matías. Sin nada más que hacer en el parque, me levanté de mi banca y caminé lentamente de vuelta a mi casa.

El ambiente estaba muy tranquilo. Mi mamá hablaba por teléfono mientras mi Nani cocinaba algo parecido a un pastel. Sonreí por la imagen. Me dispuse a subir por la escalera cuando mi mamá pronunció mi nombre. Me volví para verla.

-Chris, necesito un favor enorme- dijo ella con una voz que muy pocas veces había escuchado.

-dime- dije curioso. Mi mamá muy pocas veces (por no decir nunca) me pedía favores. Era de esas personas que creía fervientemente que si querías que algo saliera bien, tenías que hacerlo por ti mismo.

-necesito que vayas a la oficina de seguros “Safe”, queda al lado del centro comercial, es un edificio enorme.

-sí sé cuál es mamá- dije con una pequeña carcajada. Era imposible no saber cuál era el edificio, sobretodo porque estaba cruzando la calle del centro comercial.

-está bien- agregó ella sonriendo y entornando los ojos- necesito que subas al tercer piso donde encontrarás un pasillo larguísimo. Tiene el número 15. Al final de ese pasillo hay una puerta. En esa puerta trabaja un amigo mío, pero no sé hasta qué hora y no me contesta el celular. ¿Podrías ir a ver si está trabajando? Si es así, le pides unos papeles que son míos por favor-.

Guarda mi secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora