XV

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El despertador sonó a la hora de todos los jueves, por lo que con un solo manotazo lo lancé al piso, al igual que todos los jueves. Era el día de la semana que más temprano debía levantarme ya que las clases empezaban a las 8:10 de la mañana.

Con paso cansado me dirigí al baño y realicé mi aseo matutino. El día estaba frío y según el meteorólogo de las noticias de la noche anterior, ese día debía llover. Me vestí con unos jeans cómodos, una polera, una camisa a cuadros y un polerón color calipso. Me calcé unos bototos café y bajé a desayunar, donde ya me esperaba mi Nani con la mesa completamente servida. Ella siempre decía que se levantaba temprano porque no le gustaba mucho estar en cama, pero sospechaba que solo lo hacía para tenerme el desayuno, ya que curiosamente, solo se levantaba temprano los jueves.

-¿Cómo estás querido?- preguntó ella cuando me vió.

-bien Nani, ¿y tú?- dije mientras me sentaba en la mesa y ella me servía un cuenco con cereales.

-aquí, viviendo el día a día- respondió guiñándome el ojo -¿hoy a qué hora llegas?

-pues, no sé bien. Las clases terminan antes, pero después creo que iré al centro comercial con unos compañeros- mentí. En realidad, después de clases acompañaría a Paula al terminal de buses para que viajara a ver a su novio y luego me juntaría con… Matías.

Después de desayunar subí a mi habitación y ordené lo último que me faltaba en la mochila. De una cajita en mi escritorio saqué una bolsa pequeña y revisé su contenido. Estaba el colgante plateado que había comprado el otro día junto a un hilo grueso color dorado. Guardé la bolsita en mi mochila, me puse una casaca color gris (por si llovía), bajé al primer piso y me despedí cariñosamente de mi Nani mientras salía de mi casa con rumbo a la universidad.

Estaba completamente nervioso por juntarme de nuevo con Matías. Mi estómago se hacía  nudos y no entendía la mayoría de las cosas que estaban pasando en mi vida. De pronto, un chico guapo al cual no recordaba entraba en mi mundo, desordenándolo completamente, comportándose muy caballeroso y divertido, haciéndome sentir especial. El problema era lo que sentía yo… uno no se podía enamorar tan rápido de una persona… ¿o sí?

Llegué a la universidad con los minutos contados. Me dirigí al Acuario y como era de esperar, ahí estaban Sophie y Paula. La última tenía al lado de su silla un bolso, obviamente lleno con las cosas que iba a necesitar mientras estaba con su novio. Lo bueno de la universidad era que a nadie le importaba que una de las alumnas estuviera con un bolso gigante.

-Hola a todos- dije mientras besaba la mejilla de cada una de las chicas.

-llegas justo a tiempo- dijo Sophie –no entiendo como viviendo tan cerca te demoras tanto en llegar –agregó con una sonrisa en tono de regaño.

-mejor vamos a clases- dijo Paula tranquila, tomando su bolso. Caminamos los tres hasta el salón de clases, encontrándonos con Nicky y Paz. La profesora llegó unos minutos después y todo el bullicio desapareció.

 Afortunadamente, después de unas pocas horas de clases quedamos libres, por lo que me despedí de mis amigas y comencé a caminar con Paula.

-gracias por acompañarme- dijo ella mientras íbamos tranquilamente por la acera.

-es un placer venir a dejarte al bus, así me aseguro que no te pierdes- dije sonriendo. Caminábamos lentamente para llegar al terminal de buses, donde Paula abordaría aquel que la iba a llevar por fin a ver a su novio.

-aunque creo fervientemente que no me vienes a dejar solo por mí- agregó mi amiga sin mirarme. Era impresionante lo mucho que me podía conocer.

-pues no- acepté y dejé escapar una sonrisa. Una brisa helada recorrió el lugar y las nubes parecieron oscurecerse, previniéndonos de la lluvia.

Guarda mi secretoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ