Primeras veces

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Pasó la semana con la agenda llena, entrevistas, radios, televisión, sesiones de fotos. Un no parar del qué salió ilesa porque le gustaba el ajetreo y sabía que tenían que aprovechar el momento.
No falló a su palabra y con Luis se vieron cada día y algunas madrugadas. Siempre en el hotel hasta el martes que pisó su piso por primera vez y ya no hubo noche que no se refugiara en aquel espacio de 25 metros cuadrados.

- Es muy acogedor, y lo tienes sorprendentemente muy ordenado - Le dijo un poco por chinchar-
- No sé porque esperabas lo contrario - le contestó pasando por su lado y dándole un fugaz beso en la cabeza-

Se sentía como en casa.

- El sábado es el concierto de Barcelona, voy a dejarle Luis - Le miró convencida de lo que decía- Pero después del concierto, ya tiene la invitación y - hizo un silencio de unos segundos - No sé prefiero hacerlo pasado el concierto.
- Está bien -Le dijo él- Cuando quieras y como quieras, no me tienes que dar explicaciones
- Quiero dártelas para que estés tranquilo, quiero que sepas que no pienso ni un segundo en seguir con él, lo nuestro murió hace mucho, sabes?

Él no se quedó más tranquilo de lo que ya estaba. La conocía muy bien y sabía que era una tía fuerte y leal con sus sentimientos. No le importaba que oficialmente tuviera pareja, no lo veía para nada un juego y sabía que ella solucionaría todo. No quería ni meterle prisa ni que sintiera la más mínima presión por su parte.

Cocinó tortilla de patatas, la emplató y la cubrío con papel Albal. Volvían al hotel para cenar con su compañero Roi y la novia de éste, Cris. Más tarde se les uniría Ana, no estaba muy seguro de que le quedase tortilla.

Antes del concierto del sábado tenían una visita fugaz a Tenerife donde recibirían un premio al formato musical del año. Era tan solo un día pero les haría desconectar un poco del ajetreo de la capital.

Volaron al mediodía y se instalaron en el hotel. Tuvieron unas horas libres hasta la tarde pero no salieron del edificio. Nadie lo hizo.

Ello cambiaron habitación con sus compañeros para poder estar juntos después de comer. No les habían dicho a Roi y Ana que estaban liados, ni falta que hacía. Dos de las personas más importantes que sacaron del concurso, poco había que hablar. Les querían, les apoyaban y sobre todo les respetaban.

Antes de irse a la cafetería para dejarla sola en la habitación Ana le preguntó como estaba. Era una de las personas más dulces que había conocido jamás.

- Bien Anita, muy bien, feliz y relajada.
Espero que no se complique todo este fin de semana. -No hizo falta especificar-
- Vas a dejarle? - Lo había pillado al vuelo-
- Sí, después del concierto, no quiero alargarlo más.
- Está bien, es lo mejor que puedes hacer. Tú estate tranquila y calmada y transmítele eso aunque no sea una buena noticia.
- Lo intentaré. Gracias. -La achuchó mientras Ana se metía un paquete de tabaco en el bolsillo trasero del tejano.
- Con Luis bien?
- Si, muy bien - Su voz estaba llena de ilusión-
- Lo hicieron ya? - Le preguntó sin titubear-
- Si -Le daba vergüenza-
- Y bien?
- Muy bien, poco a poco, nos estamos conociendo en ese aspecto.
- Claro mi niña, poco a poco. - Iba a marcharse ya, giró sobre sí misma y dio unos pasos hasta llegar a la puerta. Cogió la pomo y lo bajó, giró la cabeza y recordó porque le había preguntado a Aitana por sus relaciones sexuales con Luis - En mí neceser negro, el que tiene un flamenco rosa dibujado, sabes? Allí tienen preservativos. - Le tiró un besó, abrió la puerta y se fue.

Ana se plantó en la puerta de enfrente y tocó con los nudillos seis veces. Desde el otro lado de la puerta preguntaron quien era.

- La trillizaaaaa, venga ábranme chicos.

Roi abrió la puerta y ella entró dejando que el mismo que la había abierto la cerrara. Miró a Luis tendido en la cama.

- Ya puedes ir, les doy una hora de intimidad que luego quiero ducharme vale porfa?
- Gracias Ana, gracias de verdad - Se levantó de la cama, la besó en la cabeza y se fue.

Anita miró a Roi y le preguntó:

- Bajas a fumar antes de ir a hacer un café?

Luis entró en la habitación con un ímpetu muy evidente. La cogió en brazos y cerró la puerta empujándola suave con el pie izquierdo. Caminó con ella encima unos pasos, sus piernas le envolvían la cadera. Sujetándola de la cintura la movió suave para que rozara con él.
Aitana reía.

- Pero Luis que te pasa? Que te pasaa?
- Lo notas?

Lo notaba, como para no notarlo.

- Esto me pasa - La refregó un poco más- Que necesito hacerte el amor ya, aquí, ahora, espero que te apetezca porque sino...
- Sino, qué? - Preguntó ella achinando los ojos-
- Sino tendré que tirar de mano izquierda, necesito descargar.

Aitana echó la cabeza hacia atrás emitiendo una sonora carcajada. Volvió a mirarlo ahora con picardía y le susurro en la oreja.

- Descarga dentro de mí.
- No me lo digas dos veces.
- Descarga dentro de mí.

La mirada de Luis se incendió. Le salía deseo por cada poro de la piel. Se quitaron la ropa a la velocidad de la luz y mientras Luis se quedó de pie a los pies de la cama, Aitana se arrodilló sobre el colchón. Solo tenía que inclinarse un poco para tener su miembro a la altura de su boca. No lo pensó en ningún momento, no fue premeditado, le salió, le apetecía y lo hizo.
Lo lamió tranquilamente, pasaba la lengua de extremo a extremo con mucha calma, estaba saboreando por primera vez el sexo de un hombre. Instintivamente se lo fue poniendo en la boca, llevando a Luis al extremo.
Él pensaba que si no la paraba iba a llegar al orgasmo y luego no tenía tanta facilidad para estar de nuevo a punto. Le cogió la cabeza y se agachó a besarla, transportándose de boca a boca todos los fluidos.
La cogió por los brazos animándola a ponerse de pie y la acercó a la pared, la puso de espaldas a sí mismo y le susurró detrás de la oreja.

- Increíble

Se puso el preservativo, no echaron mano de los de Ana, normalmente él llevaba siempre.
Empezaron a hacer el amor de pie, dándole ella la espalda para después de un rato girarse y acabar juntos uno frente al otro.

La ducha fue conjunta, y el vestirse también, se ayudaron el uno al otro con la ropa interior, el vestido, la camisa, la chaqueta de domador.

Dicen que antes del sexo las personas se ayudan a desvestirse y en cambio cuando acaba el sexo nadie se ayuda a vestirse. Claramente se viene a decir que quien te ayuda es porque algo quiere y cuando ya lo ha conseguido te apañas tú solo.

No era su caso.

Les faltaba pasar por peluquería y maquillaje, el equipo de profesionales se había instalado en una sala de la planta principal del hotel.
Llegaron allí y vieron a Ana y Roi. Del resto de compañeros que asistían a la entrega de premios ni había ni rastro. Ya irían apareciendo.

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Decidme en comentarios si os está gustando :)

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