Pide un deseo

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Hola!!

Cuando llevaba más de la mitad del capítulo escrito Wattpad decidió eliminar todo el
borrador y tuve que empezar de cero :(
Había partes muy guays pero bueno, vuelta a empezar y aquí está el resultado que espero que os guste, nos vamos al pueblo :))

Gracias por todas las lecturas y comentarios!!! Ya sabéis que agradezco mucho los comentarios!

Nos leemos por aquí y también por Twitter @agostofanfic
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Para Aitana aquel pueblo que empezaba a vislumbrar era algo así como de ensueño. Calles empedradas, casitas bajas, balcones de madera y flores, muchas flores.

Luis hizo la vuelta al ruedo por la plaza del ayuntamiento y se metió por algunas calles para que Aitana pudiera ver un poco de aquel lugar.

Típico pueblo, pensó la chica. Grupos de jóvenes caminando con los móviles en la mano y los cascos en las orejas. Gente mayor a las puertas de las casas y los comercios hablando y viendo la vida pasar. Niños pequeños en brazos de papá y mamá y abuelos orgullosos intentando correr por delante de ellos.
Luis se desvió mientras ella aún miraba embelesada a través de la ventanilla. Volvieron a coger la carretera y diez minutos más tarde estaban aparcados frente a una casa grande pintada en beige.

Abrieron el maletero y sacaron de él una pequeña maleta gris. El chico se dirigió a la entrada y metiendo el brazo por los barrotes y deslizando un pestillo abrió la reja que les separaba de un jardín y entró. Ella le siguió. Dos pasos por detrás y el cuerpo comido a nervios.
Les recibió su tía, con un delantal y los guantes puestos, estaba trasplantado plantas y arreglando cositas del jardín.
Saludó con ímpetu a su sobrino después de quitarse los guantes y recibió a Aitana con una gran sonrisa. Estaba feliz de tenerles allí.

- Os he preparado la antigua habitación de tu primo. Tu otro primo anda por el ranchito.

Se alejaron de su tía y andando al mismo paso se dirigieron a la parte trasera de la casa donde residía el mejor amigo de Luis en ese pueblo. Un gran solar de tierra les daba paso al "ranchito" como lo llamaba su familia. Un par de cuadras, un gran bebedero y un gran comedero lleno de paja.
Y su primo bajo el sol acariciando a Champan.

Luis saludó e hizo la presentación correspondiente y fue directo a acariciar al caballo.

Un caballo blanco, de fina figura. Elegante, como todos. Aitana se acercó con algo de miedo pero animada por las tranquilizantes palabras de Luis y por verle sin cesar de sus caricias optó también por pasar la mano por el lomo del animal, primero algo reticente, pocos segundos después con más soltura.

Entre los dos le soltaron una retahíla de palabras cariñosas al caballo.

"Guapo, bonito, príncipe, campeón, crack"

Después de un par de fotos con Champan y unas palabras del primo de Luis en referencia a su cuidado y su salud, entraron a la casa por la puerta trasera que dirigía directa a la cocina.

Una habitación grande, con isla y mesa de comedor. Por las ventanas se podía ver al caballo. Los muebles eran antiguos y la estética también. Un par de cortinillas amarillas a cuadros blancos tapaban la zona de debajo del fregadero.

Hicieron un poco más de ruta por la casa y al llegar al salón unas pocas más de fotos.

- Primo vamos al río un rato, a la noche cenas con nosotros, no?

Con la respuesta afirmativa de éste subieron a la habitación a dejar las maletas, ponerse los bañadores y coger las toallas.

Hicieron el camino en coche y Aitana intuyó que estaban llegando cuando el coche se metió por un camino de tierra rodeado de verde. Allí fueran tenía pinta de respirarse muy bien. Bajaron del automóvil y recorrieron un caminito de tierra durante unos tres minutos que les desembocó en agua, agua rodeada de piedras, árboles y plantas. Aitana cogió aire por la nariz y lo expulsó pausadamente por la boca. Se respiraba muy bien. Habían un par de personas allí que no tardaron en irse, raro era que no hubieran más.

AgostoWhere stories live. Discover now