Egoísmo

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La historia crece, casi mil lecturas!!
Gracias :))

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Aitana viajaba en el tren dirección Madrid.
Se puso los cascos y dio al play. Estuvo mirando fotos para borrar algunas y hacer espacio en el móvil.
Las primeras que se había hecho en Barcelona eran con sus amigas.
Las puso al día de todo, trabajo y vida personal.
Les confirmó muy ilusionada que pronto viajaría a Los Ángeles para empezar a grabar su primer disco. Sus amigos fliparon muchísimo. Les dijo que tenía la agenda petada de eventos para promocionar la canción que hizo con Ana Guerra y ya que estaban les enseñó los cuatro paseos del baile para cuando salieran de fiesta porque seguro que la ponían.
Les habló del fin de su relación con su expareja y del inicio de su relación con Luis.
Sé dejo aconsejar y escuchó las palabras bonitas de sus amigas que no solo la veían bien ahora sino que habían visto nacer la relación en la televisión y ya allí la veían feliz. Ellas sabían que si Aitana se dejaba llevar por lo que sentía tendrían algo.
Les rogó que no dijeran nada, que no era algo que iban a airear a los cuatros vientos, al
menos por el momento, ni la ruptura con uno ni la unión con otro.
Los verdaderos amigos respetan estas cosas, por esa parte estaba más que tranquila.

Tenía muchísimas fotos con ellas y no fue capaz de borrar ninguna.

De las fotos comiendo en familia si borró algunas que no habían salido bien.

De su familia sólo se sinceró al 100% con sus padres y sus primas. Les puso al corriente de todo.
El resto de familia sabía que se olían algo pero tampoco consideró el momento para hablar. La confianza en ellos era plena pero aún así no quiso que todo girara en torno a aquello.

Los cinco días qué estuvo en casa le pasaron lentos, acostumbrada al ajetreo en Madrid que hacía que volaran las horas.

A él, su expareja, no le vio, realmente ella ya daba todo por finalizado y no quería verle, no tenía ni la más mínima necesidad por verle.
Le había pedido una cosa y por el momento la iba a hacer porque a ella también le interesaba. En el momento que ella quisiera rompería sus palabras y haría lo que creyera conveniente.

No iba a guardarle una legalidad que él no había tenido con ella.

El miércoles tuvo una de aquellas tardes que nunca se quieren tener pero que tan bien vienen de vez en cuando.
Se quedó sola en casa y su cabeza trabajó unas horas extras. Realmente la semana pasada había hecho mil cosas y una de ellas fue cantar en el Palau. Un sueño. Pensaba en la de gente que tenía sueños y nos los vería cumplidos jamás y ella con 18 años ya llevaba unos cuantos. Era muy consciente de la suerte que había tenido. Porque sí, lo consideraba suerte.
Tenía todo para triunfar en la música pero había muchas personas que también lo tenían todo y para las que el sueño nunca se quedaba en nada.
Pasó una hora de reloj hablando con Ana por Whatsapp.
Jamás estaría lo suficientemente agradecida por que les pusieran un tema juntas. No por el tema, sino por lo que trajo con él.
Nunca había estado demasiado cerca de Ana en la academia pero a raíz de ese tema y con todo lo que las dos habían pasado las semanas anteriores se habían unido mucho.
No iba a ser su mejor amiga para toda la vida y sabía que una vez acabada la promoción de su canción conjunta se distanciarían pero trabajar con ella los primeros meses después del encierro la ayudaba. Ana la mimaba, la cuidaba y le daba mil consejos pero también era muy directa y cuando tenía que decirle algo lo hacía sin reparo alguno.
Era realmente como una hermana mayor.

Estaba a dos días de volver a Madrid y tenía ganas. Le rondaba ya por la cabeza la idea de mudarse. Todo estaba en la capital. Todo. Y si ella lo quería todo Madrid se lo iba a dar.

AgostoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora