Mereces ese amor

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Hola!! No es un capítulo muy largo (no iba a serlo) y se sale un poco de todo lo escrito, creo. Quería mostrar algunas debilidades que creo esenciales en el transcurso de la historia y a su vez quería destacar algo que en la historia real
me parece precioso y es que ambos se merecen el amor que han logrado tener. Hay un poco de caos y me gusta. Me ha gustado mucho escribirlo, espero que os guste mucho leerlo.

Gracias por todo de nuevo!! Espero vuestros comentarios, opiniones, críticas... Nos leemos :)

@agostofanfic

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El miedo se le solía instalar en la muñeca izquierda y le subía a los dedos con rapidez. A veces también se instalaba en sus cervicales y la presión dolía.

Sabía a qué tenía miedo y aunque no lo
analizara ahí estaba. El final del verano. El final de algo. El haber arriesgado y que salga mal. No tenía que ser así pero estaba acojonada.

Llevaba dos semanas en Madrid con él. Con él y su piso. Con él y sus paseos y sus compras. Con él y sus salidas nocturnas. Demasiado. Pensaba que era demasiado cuando se separaban por largo tiempo. Largo tiempo eran para ella dos días.

- Deja de pensar, te va a explotar la cabeza

Él no pensaba en eso. Y ella quizá para sentirse comprendida quería no ser la única que tenía un abanico de posibilidades en su mente.

- Hago, hacemos, todo lo que está en nuestra mano para vernos, que te preocupa?

Le preocupaba su idea de desaparecer de su mapa de cara al público ante la inminente salida de su música. Se lo había dejado muy claro y era muy tozudo. Llegado el
momento se iba a desmarcar de todo para que solo se hablara de ella y su trabajo. Ella se encargaría de llevar las entrevistas por donde quisiera.

- Me da igual lo que hagas en redes, lo que me preocupa es que nos distanciemos, Luis.

Poco a poco. Aunque si se lo contaba, él lograría tranquilizarla en el momento pero no lograría quitarle los miedos. No tenía ese
poder, ese poder le pertenecía a ella, única y exclusivamente. No acababa de estar de acuerdo pero ¿quién le hacía cambiar de opinión?

Tenía la sensación que una etapa estaba acabando. Esos dos, tres meses atrás en los que se mostraban como novios sin serlo a ojos de todo aquel que no formara parte de su círculo más íntimo. Ese tonteo que trasladaban a la gente, esos viajes express que hacían para verse apenas unas horas, una noche. Esas conversaciones hasta las tantas de la madrugada que les hacían bolsas bajo los ojos al día siguiente. Lo echaba de menos. Aunque quizá lo único que echaba de menos era la emoción del principio. Del empezar una relación, del no dormir, del tener los nervios a flor de piel, del alquilar tu estómago a un grupo de jóvenes mariposas.

Quizá el miedo no era a un posible final, quizá era simplemente al cambio.

- Te apetece?

A Luis le quedaban muy bien los vaqueros. Le quedaban mejor cuando, como en ese momento, era la única prenda que vestía.

- El que?

- Venirte a Madrid

- Sí

Aitana era para Luis en la mayoría de las veces como un libro abierto. La podía leer hasta en braille, tan solo rozándola, de a poco, suave, leía cada miedo instalado en los poros de su piel, leía cada ilusión proveniente de una sonrisa, leía todo el amor que cabía en su mirada.

- Estoy buscando piso. Con el trabajo que me está costando te aseguro que nada va a salir mal.

No era miedo al final. Luis lo había leído. Con todo lo que habían pasado ya no tenían miedo a eso. Habían arriesgado a sabiendas que les esperaba un gran flotador en aquella piscina a la que se habían tirado en bomba después de coger mucha, muchísima carrerilla.

AgostoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora