ONCE

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Abriendo sus ojos tan forzosamente gracias a los ligeros rayos de sol que se atravesaban entre sus cortinas, logró zafarse de aquellas suaves sábanas que querían envolverlo nuevamente en un profundo y acogedor sueño. Pero el trabajo aún continúa, recordó que estaba a punto de entrar a su tiempo límite y debía entregar una obra que todavía no había sido completada. Al rededor de las nueve de la mañana y lo raro o curioso, era que ninguno de las personas que trabajaban con él en el Museo le hayan llamado para preguntar si la pinturas estaba o no terminada.

¿Acaso confundió las fechas y la entrega ya pasó?

Sería el colmo, si eso pasa o llegase a pasar estaría perdido. Tendría serios problemas que quizá no traigan consecuencias favorables para su carrera. Digamos que aquello sucedió hace cinco años atrás cuando se quedó dormido en medio de su avance y se retrasó dos días porque faltaba retocar. Al final tuvo que pagar de su propio bolsillo a su representante (Kai) y al Museo. En aquel tiempo maldició no haber escogido ser artista independiente. Sin embargo, a partir de aquel entonces se prometió a si mismo no volver a ser tan irresponsable con algo que tanto ama.

Amaba su trabajo, odiaba ser exigido.

¿Pero que se supone que debe hacer ahora? Su vida ya está echa y no puede hacer más que seguir un mismo camino.

Su celular empezó a vibrar.

Con algo de fastidio lo tomó de aquella cómoda donde ahí se encontraba el aparato, antes de contestar reviso el número y como ya se la esperaba, quien llamaba era su "jefe" de aseguro vendrá con el mismo sermón de cada mañana diciéndole o mejor dicho gritándole que deje de ser tan vago con su trabajo. Honestamente quiso colgar pero sabía que aquel sujeto era bastante insistente.

Apretó el botón verde a la ya cuarta timbrada.

— ¡¿Porqué carajos te tardas en contestar Colette?! — sip, aquel viejo suele gritarle la mayoría de veces en las que hablan y no podía faltar la mala costumbre que tiene de llamarlo por su nombre.

— buenos días señor importante ¿Cómo está usted? Déjeme decirle que yo me encuentro estable física y mentalmente ¿Acaso tanto le cuesta saludar viejo ignorante? — contestó de mala gana colocando un pizca de sarcasmo en las palabras, oh, y falta otro detalle — y por favor no vuelva a llamarme Colette eso es de damas y yo soy un caballero echó y derecho, me alegraría si solo me llama Cole.

— ¡ne m'embêtes pas! — ¡No me fastidies! Fue lo que le dijo como respuesta ante su falta grave — debes respetar a quienes te ganan en años de experiencia, para mi eres un adulto irresponsable ¿Cuando piensas casarte? ¿Ya te has puesto a buscar a una doncella? Recuerda que la novia que elijas te tiene que amar y ser buena esposa.

Aquel hombre aún abrazaba las viejas costumbres.

— ¿Eso qué te incumbe? Tks, no importa sólo dime para que llamaste.

— ¿Cómo que para que llamé? ¡Feliz cumpleaños hijo postizo!

Un momento, acaso dijo ¿Cumpleaños? Definitivamente algo andaba mal con este sujeto.

— mi cumpleaños fue hace un año ¿No lo recuerdas? — preguntó con cierta incredulidad, queriendo también colgar la llamada.

— si que eres estúpido, los cumpleaños se celebran una vez al año Colette ósea que hoy ya se cumple un año más de tu repentina existencia ¿Así está bien o te lo explico con manzanas? — este tipo si que era un maldito odioso, y antes de que proteste él otro continuó hablando — por ser un día especial dejaré que descanses por dos días así que tendrás más tiempo para que termines de una vez por todas.

Castillo de Nubes |Bruises| (Ninjago) [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora