DIECINUEVE

207 41 19
                                    

Fragmentos: Recuerdos de la infancia.

********************

Tengo un sinfín de cosas por decir de ti, tantas que me agobian y para ser honesto conmigo mismo, me hubiese encantado hablar de esto contigo, tenía y sigo teniendo preguntas que hacerte, que por desgracia jamás llegue a decirte ni una sola.

Hablar de tu infancia por ejemplo, era un tema que solías ignorar.

No querías prestar atención cuando en una de nuestras largas conversaciones se cruzaba aquello que te ponía tenso. Los dos hemos sido unos completos idiotas, sobre todo yo. No pretendo echarte la culpa de algo que no hayamos podido hacer, si, quizá nuestro tiempo haya sido corto pero pudimos haberlo aprovechando. Habría conocido más de ti y tu de mi, de repente nuestro gustos coincidían o nos guste la misma canción, lo más pequeño siquiera, al menos eso.

Por suerte ese día había llegado.

Quizá no fue mucho pero significó y significa tanto para mi.

Antes de que se acerque la primavera, un fin de semana como cualquier otro fui a visitarte, sabía de lo mucho que te aburría estar encerrado en una habitación donde controlan tus horarios, la merienda, las visitas, examinarse a cierta hora por la tarde o al momento de dormir. No te gustaba en lo absoluto, a veces hasta te quejabas y sin querer me gritabas, no es que te estuviera reclamando, es decir, sabía lo difícil que era para ti este triste y doloroso proceso que necesitabas molestarte con alguien. Yo entiendo, aquí me tenías en ese entonces para lanzarme miles de insultos que en vez de sentirme ofendido, me habría reído.

Si, hubiese dejado mi orgullo de lado con tal de que tu te desahogaras, por que después de todo, tan solo sentías impotencia de no poder recuperar la vida que tenías antes.

Las cosas se complicaban y me sorprendió cuando un día me dijiste que estabas a punto de perder las esperanzas.

Qué de nada servía sufrir todo este martirio si todavía no hayabas resultados.

Te veías tan triste, viendo por la ventana de tu habitación como los niños reían y jugaban por las calles. Ese día, por primera vez, supe que teníamos algo en común; ninguno de los dos tuvo una infancia bonita.

No necesité insistir ese día, me contaste una parte de tu vida que desconocía y ahora, siempre que recuerdo esa conversación, en secreto, me pongo a llorar.

Soy un ser humano después de todo.

De niño, lamentablemente tu suerte de poder correr con todas esas energías que tenías nunca se pudieron hacer posibles. Tu salud era bastante frágil porque a los siete años te detectaron leucemia. Lo cual, a esta edad se requerían cuidados estrictos. Me contaste que para tu mamá había sido muy traumático recibir está noticia y que gracias a ello se volvió paranoica que te prohibía salir a jugar con los otros niños de tu cuadra o si salían al parque tan solo tenías que conformarte con mirar lo que otros hacían mientras que, en silencio deseabas poder ser como ellos.

Los dulces que tanto querías probar, la bicicleta que pediste como regalo de navidad, querer ingresar a un equipo de fútbol, ninguna de esas cosas pudiste obtener. Veías los deportes en la televisión y tu, tan solo te tenías que conformar con soñar poder acertar un gol. Hubo un día donde por mera curiosidad te animaste a montar una patineta, uno de los niños que conocías te la prestó cuando en secreto saliste de casa.

Querías averiguar que sensación se sentía al poder jugar.

Pero no pensaste en que terminarías por desmayarte, la velocidad en la que ibas no te dejaba respirar con normalidad y empezaste a sentir presión en el pecho. Te caíste, haciendo que las señoras que estaban allí se alarmaran tanto que fueron de inmediato con tu mamá quien, según tu, parecía que el alma abandonaría de su cuerpo. Mencionaste que el rostro de tu madre, su expresión jamás la olvidarías. Te sentiste tan culpable de verla llorar desesperadamente mientras te abrazaba con todas sus fuerzas y te hiciste la promesa de renunciar a tus deseos de sentirte libre y que a partir de ese momento lo único que harías es hacer feliz a tu madre. Ella sólo quería tu bienestar.

Los niños de tu salón se reían de ti, lanzando insultos con respecto a tu condición física tanto como a tu supuesta mamitis.

Pero tu ignorabas esos comentarios, así te llegasen a lastimar tanto, no tenías amigos y alguna que otra vez te hacían tropezar hasta que tu cara termine besando el suelo. Exceptuando el día donde una niña de cabellos rojizos salió a tu defensa y espanto a esos niños que tanto aplastaban tu autoestima. Ella te ofreció su amistad dándote la mejor de sus sonrisas; su nombre era Skylor.

Ahora entiendo el porque tanto la querías, ella era la hermana que nunca tuviste.

"Perdón, Jay"

Ambos dirigimos nuestras miradas hacia la voz que se escuchó desde la entrada del cuarto, era tu mamá.

No nos dimos cuenta de su presencia, mucho menos de que había escuchado todo lo que me contaste.

Ella no te dejo que hablaras en ese momento, y se acercó a ti dándote un fuerte abrazo que decía muchas cosas, sobre todo lo arrepentida que estaba.

"Sólo no quiero que te vayas, no quiero que te separen de mi"

No soportaste esa frase, te refugiaste en sus brazos y comenzaste a llorar. Diciéndole que no estabas molesto ni mucho menos resentido con ella, que aún así la amabas tanto. Yo me sentí ajeno a la situación, me cuerpo se tenso y sin darme cuenta ligeras gotas de lágrimas cruzaron por mis mejillas, deseando tanto poder sentir de nuevo esa calidez que sólo las madres transmiten.

Comprendí desde ese día, que quien sufrió más en este mundo fuiste tu.

*********************
******************* ****

19/ 21

Espero no haberles hecho llorar con este capítulo, si o si tenía que subirlo para que entiendan mejor la historia.

Créanme escribirlo fue tan triste para mi que no pude evitar sentirme extraña.

Espero que les haya gustado y no leemos pronto, mis vacaciones terminan en esta semana :'v

Buenas noches/ tardes/ días amores míos <3

❤❤❤❤❤❤❤❤❤

Castillo de Nubes |Bruises| (Ninjago) [Finalizado]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang