Capítulo 11

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Con el correr de los días, Izuku se dio cuenta que no tenía un solo problema sino que tenía dos

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Con el correr de los días, Izuku se dio cuenta que no tenía un solo problema sino que tenía dos.

Bueno, la verdad es que al menos tenía una veintena —pero estaba seguro que diecinueve de ellos derivaban del mismo gran problema—; la cosa es que su vida nunca dejaba de apestar y los problemas caían más que lluvia en Londres o comentarios suplicando que le arrancase la ropa a Red Riot, Blasty o Shouto.

Y esos eran: los exámenes y la entrega de proyectos finales.

Intento no ponerse a gritar y correr en círculos por su habitación para finalmente lanzarse dramáticamente por la ventana. Porque claro, con la suerte que se traía, lo más probable es que sobreviviese a la caída pero se quedaría sin piernas y tal vez hasta sin cabello para sufrir por el resto de la eternidad.

Se abofeteó unas cuantas veces sobre sus mejillas pecosas —totalmente mordibles según Ochako—; Deku no estaría lloriqueando como bebé por un par de —aterradores— exámenes integradores. Deku les pegaría una patada a esos villanescos exámenes con su fuerza superhumana heredada del One for All. Y probablemente saldría victorioso de ello.

Pero como él solo era Izuku Midoriya y tenía menos fuerza que un fideo... solamente le quedaba pegar el trasero a la silla y estudiar.

Al cabo de diez minutos, Izuku estaba seguro que su final se acercaba más y más a lanzarse por la ventana.

Su teléfono dio un timbrazo y él no dudó en responderlo porque, claro, ¿y si era una emergencia? ¿Como que Iida necesitaba ayuda para planchar la corbata? Él no podía dejar a su mejor amigo en un estado tan penoso. El estudio podía esperar.

Pero no era Iida, sino Uraraka. Y debía ser una emergencia porque le decía que abriese su ventana ya que ella acababa de trepar por las escaleras de incendio.

Cuando giró la cabeza y se encontró con los mofletes de su mejor amiga estampados contra el vidrio, Midoriya dio un salto que hizo volar su teléfono por los aires —ese celular debía tener más vidas que un gato— acompañado de un chillido que Kiri calificaría de poco masculino.

—¡Uraraka-san! —exclamó Midoriya abriendo la ventana, usando el mote que le daba cuando quería regañarla—. Pero, ¿qué diablos...?

—Hola, Deku-kun. Traigo chismes. Y galletas.

—Dime que no las hiciste tú...

Ochako apretó los labios en un gesto ofendido.

—Las hice yo y con mucho amor. Les puse tanto amor que terminaron adorablemente bronceadas.

—O sea que las quemaste —pensó Izuku.

Ella ignoró su comentario desdeñoso. La muchacha pasó sus cortas piernitas por el marco de la ventana, agitando su pequeño pie mientras intentaba alcanzar el suelo sin tener que dar un salto mortal. Por primera vez, Izuku pensó que se veía demasiado adorable para ser real; hasta soltó un suspiro.

La fantasía de amarte [TodoDeku] - BNHAWhere stories live. Discover now