Capítulo 19

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Midoriya no podía dejar de observar el tulipán blanco

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Midoriya no podía dejar de observar el tulipán blanco.

La pequeña flor descansaba en un vaso lleno de agua. Un poco imperfecta, probablemente por haber estado adentro de su bolsillo y sin hidratación por tantas horas.

Iida se acercó a su casa el mismo sábado después de la fiesta para devolver su abrigo y, con ello, la flor. Su amigo no preguntó al respecto —no era del tipo chismoso— pero sí que lo regañó por seguir levantando ilusiones a la gente después de prometer que se había terminado.

—Te juro que no hice nada —Izuku rezongó—. ¡Me he mantenido puro!

Su amigo estrechó los ojos con sospecha. Su dedo acomodando sus gafas a través del punto de su nariz le decía que claramente no le creía del todo.

—Solo cumple tu promesa —dijo Iida gesticulando.

—¡Que sí lo hago!

Midoriya tuvo que echar la cabeza para atrás o los veloces dedos de Iida le hubiesen picado los ojos como si fuese un misil.

—Espero tus palabras sean sinceras, Señorito Escritor Culisuelto.

Midoriya quería entre reír y llorar cada vez que Iida abría la boca. Siempre se sentía como un niño revoltoso que merecía ser regañado a su lado.

El chico le avisó entonces que debía irse ya que tenía obligaciones escolares qué cumplir. Izuku se preguntó a qué se refería —considerando que los exámenes finales ya habían terminado—, pero realmente no se sorprendió con la respuesta.

—Debo lavar, almidonar, planchar y perfumar mi uniforme —dijo Iida como si fuese lo más obvio—. ¡Y más te vale hagas lo mismo! ¡Nada de leer fanfics hasta la madrugada.

Midoriya dio un respingo asustado. Asintió enérgicamente hacia Iida.

—¡Sí, pero no me grites...!

Iida se despidió entonces. Volteó varias veces mientras Midoriya le agitaba la mano desde la puerta de su apartamento, solamente para advertirle con dos dedos previamente llevados a sus ojos que no fuese un culisuelto irresponsable.

Midoriya no se preocupaba por eso. Ya se había rehabilitado correctamente de su mala vida.

De momento estaba solo y feliz. O no tan miserable, debía haber sido la palabra correcta.

No es como si ser feliz hubiese podido llegar tan fácil.

Así que Izuku corrió a la cocina para llenar de agua un vaso en el cual depositar el tulipán. No sin antes rozarlo con sus dedos por un rato, apreciando la suave textura del pétalo.

No pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas.

Lo dejó en su mesita de noche y él se acomodó en su cama, agazapado con las rodillas contra el pecho. Su mirada no se alejaba de la pequeña flor, pero su mente estaba en otro plano del pasado y muy separado del presente en el que se encontraban.

La fantasía de amarte [TodoDeku] - BNHAWhere stories live. Discover now