15. La cena familiar

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El gran día había llegado.

No podía creer que perdió contra su padre. Trató de hacer hasta lo imposible por detenerlo, estuvo a punto de ganar, lo había planeado con precaución, escogió las palabras adecuadas en donde expresaba una opinión válida con la cuál podría manipular a su padre para convencerlo; sin embargo, cuando estuvo a punto de lograrlo, su hermano se acercó y reprodujo la nota de voz en donde Matthew afirmó con autoridad que asistiría a la cena sin problema.

Fue allí cuando su padre cantó victoria, se burló sutilmente con una sonrisa antes de besar su frente y alardear que había ganado. Jamás mostró signos de nerviosismo ante él, sabía que se burlaría; pero una vez abandonó su amado hogar no pudo evitar aceptar que, en realidad, estaba a punto de perder los nervios.

Toda esa situación con sus posibles resultados estaba consumiendo su tranquilidad, obligándola a correr por la playa desde muy temprano en un intento de disfrutar la magnífica sensación de la brisa en su rostro. Una vez se detuvo al visualizarlos en la orilla de la playa, a Matthew solo le tomó cinco segundos en dar cuenta de su existencia, girar su rostro y sonreírle con esa picardía que comenzaba a gustarle; también había cierto aire de superioridad al saber que "había ganado".

—¿Estás lista? — se levantó sacudiendo sus manos.

—Soy yo quién debería preguntar eso, ¿no crees? — sonrió.

—Bueno, no soy yo quién está nervioso por la situación — se burló sonriente.

—Admite que sí lo estás — terminó la distancia entre ambos para pellizcar su abdomen robándole una sonrisa — De hecho, estás tan nervioso que decidiste llamarme para saber qué podrías llevar a la cena para no cagarla.

—Es un acto de prudencia y respeto, cariño, quiero ser el mejor pretendiente que jamás hayas tenido — oh, ahí estaba esa mirada de superioridad.

—Buena suerte, Matthew Williams — le tendió la mano, él la aceptó gustoso.

—Te veo luego, Piper Mills — su bonita sonrisa lo animó a querer observarla un poco más. Quería quedarse atrapado en su sonrisa, admirando aquel rostro tan bonito todo el tiempo que pudiese, pero tenía cosas por hacer y no podía posponerlas por más que lo deseara — ¿Puedo pedirte una cosa más?

—¿Qué?

—El vestido.

—Está bien, te complaceré antes de que mueras — oh, le gustaba verlo reír, comenzaba a gustarle mucho más el sonido de su risa — ¿alguno en especial?

—Mi favorito, solo eso pido.

—Bien, no tendré problema con ello.

—¿Terminaron de coquetear? — sintiéndose asfixiado por la atmósfera, su hermano le indicó con un movimiento de cabeza que debían regresar — Dentro de unas horas verás a tu Romeo, ahora tenemos que irnos.

De camino a casa por supuesto que recibió preguntas de su hermano quién admitía sonriente que le agradaba Matthew, pero que por órdenes del jefe debía ir en contra de él para probar su resistencia.

—¿Planeas ignorar el hecho de que él está dispuesto a conquistarte?

—Estoy segura que solo está bromeando con ello — por supuesto que no creía en sus propias palabras. Sabía que él habla en serio y temía de ello.

Escuchó a su hermano reír.

—Sabes perfectamente que no es así, solo te niegas a aceptarlo.

—No estoy dispuesta a hablar contigo de esto, así que déjalo.

|Deseos a la luna| BORRADORWhere stories live. Discover now