16. Lo recuerdo todo muy bien

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Tres días.

Llevaba tres días como alma en pena luego de aquél magnifico postre con el cuál ganó el primer round de su ardua lucha, y aunque la estaba pasando no tan bien, tenía a su enfermera especial que cuidaba de él con extrema dedicación que a veces no podía evitar mentir sobre su estado.

Cuando Piper ingresó a su habitación en silencio con la intención de no despertarlo bajo la suposición de que estaba dormido, le regaló una sonrisa y al encontrarse con su mirada dulce, esta elevó su pulgar sonriente. Una vez más sonrió incorporándose en su sitio.

—Desearía poder golpearte — mencionó tomando asiento a su lado. Su mano viajó hasta su cabello el cual se encontraba desordenado, lo peinó y se concentró en su mirada — ¿cómo te sientes? ¿aún duele? — había cierta dulzura en su voz que le arrebató una gran sonrisa.

— ¿Qué? ¿ya cambiaste de opinión? — susurró acercando su rostro al suyo. Piper sostuvo su mentón frenando su camino, luego negó con un movimiento de cabeza.

—Solo ganaste un round — soltó tranquila, concentrándose en no perderse en la tranquilidad que irradiaba su mirada azul — No es nada. No te hagas ilusiones, cariño.

—Cierto — aceptó suspirando, tratando de acercarse un poco más, aunque ella lo impidiera con sus manos sujetando su rostro — El round importante eres tú, debo luchar un poco más.

Piper suspiró negando.

—Mi padre y Morgan te han enviado un jugo que puede ayudarte, también algunos medicamentos, ¿te lo tomas ahora o esperas un poco? — ubicó la bolsa en el buró.

—Sí, deseo un poco.

Antes de poder darle el jugo hecho por Morgan decidió preparar un té de manzanilla, sirvió para dos vasos y volvió a la habitación.

—Ten, tómatelo, después te tomas el jugo que te traje — Matthew asintió bebiendo el té de manzanilla a su lado. Cuando la vio bostezas reconoció que se encontraba cansada, en realidad, ambos lo estaban — ¿No crees que deberías de ir al hospital?

—Ya lo hice, no tienes de qué preocuparte — Piper asintió concentrándose en no perder la batalla contra el sueño, bebió del té lentamente mientras agitaba su rostro para mantenerse despierta — No has dormido nada, ¿cierto?

—¿Se nota mucho? — sonrió bebiendo el té.

—Un poco — le devolvió la sonrisa acomodando los mechones que daban a su rostro, acariciando sus labios — ¿todo bien?

—Solo no pude dormir bien.

—Eres una pésima mentirosa, Piper — la escuchó suspirar sin atreverse a mirarlo esta vez — Deberías dormir un poco, te ves muy cansada — palpó la cama con una sonrisa, recibiendo una mirada incrédula de su parte — Esta vez estoy sobrio, así que prometo no montarme encima de ti y dormir en tus pechos, tienes mi palabra.

—¿Realmente piensas que me quedaré contigo?

—Lo harás — le aseguró dejando la taza en el buró, entonces se acomodó en la cama dándole su espacio.

Sonriente lo observó acurrucarse en un lado de la cama, dando por hecho que aceptaría su oferta al dejarle espacio suficiente como para que su cuerpo descansara a su lado. Analizó la oferta en silencio. Tenía dos opciones, aceptar dormir a su lado o marcharse y dormir en su habitación, y una de ellas le resultaba más atractiva que la otra.

Suspiró estudiando la habitación por segunda vez desde que ingresó. Su misión del día era simple, llevarle los medicamentos, acompañarlo por un corto tiempo y regresar a casar. Podía quedarse y usar como excusa el hecho de que no quería caminar una vez más, además, quedarse a su lado no generaba problema alguno, así que la decisión ya estaba tomada.

|Deseos a la luna| BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora