21. Delicado

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Había llegado el día.

Todas sus cosas se encontraban en casa de Peter. Ahora tenía una nueva habitación que él se encargó de remodelar y un nuevo hogar.

—¿Está todo bien? — asintió con fingida tranquilidad — Te noto muy pensativo. Si te preocupa algo podemos solucionarlo, también debo mencionarte que no soy de reglas en la casa, ya estás bastante grande y te hemos criado bien — la sonrisa en el rostro de su padre fue desapareciendo poco a poco — bueno, tu madre hizo mayor trabajo.

—De hecho, sí necesito decirte algo — su padre asintió atento.

Estaba a punto de decirle la verdad.

Su corazón prometía salirse de su pecho y en su mente trató de organizar las ideas.

¿Estaba haciendo lo correcto? No lo sabía, en el peor de los casos, ¿todo terminaría en una discusión?

—Claro, también celebremos que estás aquí, eso me hace muy feliz — apuntó él sonriente.

Se dejó caer en el sofá mientras Peter buscaba algo que beber, y cuando regresó sosteniendo una botella de vino con su mano supo que realmente estaba feliz; su padre solo bebía vino en ocasiones especiales.

—¿Vino? — su padre asintió.

—Estamos celebrando — añadió sin dejar de sonreír.

—Claro, claro.

Aceptó la copa, bebió un poco y suspiró.

—He hablado con tu madre — mencionó él tomando asiento a su lado — Hemos hablado sobre muchas cosas. Una de ella fue sobre los gemelos.

—¿Dijo algo importante? — necesitaba hablarle, decirle la verdad, pero no sabía cómo hacerlo. Incluso si ensayó tantas veces no podía hacerlo.

—Le he pedido que traiga a los gemelos para que estemos juntos, ¿no te parece una gran idea? — asintió lentamente, correspondiendo su sonrisa — Al principio no estuvo de acuerdo, pero luego de charlar sobre todo lo que ha ocurrido estos años accedió.

Giró el rostro sorprendido.

—¿Ya sabes lo que ocurre?

—Por supuesto — su respuesta alivió la presión en su pecho.

—Oh, por fin — bebió todo el vino sin pensarlo.

—¿Qué ocurre contigo? — Peter se mostró confundido ante su nerviosismo.

—Me alegra saber que ya conozcas la verdad. Theo y Leo son tus hijos y merecen un mejor ambiente... — su padre sostuvo la mano que sostenía la botella de vino.

—¿Qué?

—¿Por qué...? — el rostro sorprendido de su padre le advirtió que se había equivocado.

Su corazón comenzó a latir desesperado.

¡Carajo! ¡Mil veces carajo!

—Oh, mierda — terminó de servir el vino y lo bebió de nuevo, sin pestañear.

—Matthew.

—Mierda, mierda, mierda, mierda... — caminó por la estancia sintiéndose desesperado, ¿acaso no lo sabía? ¿entendió mal sus palabras?

Entonces escuchó su risa y su miedo desapareció por unos segundos, solo hasta cuando estuvo seguro de que realmente sabía la gran noticia.

—¿Qué...?

—Lo siento, yo solo quería bromear un poco, no sabía que te asustarías de esa forma — lo escuchó reír una vez más.

—¿Ya lo sabías?

|Deseos a la luna| BORRADORTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang