CAPITULO 28

194K 12.4K 1.9K
                                    

Canción: Megan Trainor - Calm me Down 

Estoy tratando de hacerme la idea de que me encuentro en este horroroso lugar, de que se trata de un prostíbulo, el negocio de esos hombres es comercializar con mujeres y si no escapo de este lugar yo seré una de ellas.

Maksim y ese hombre han abandonado la habitación, y el panorama no es nada alentador para mí al ver a las chicas que se encuentran a mi lado temblando como conejos asustados.

- ¿Cuántos años tienen? - pregunto a una de ellas.

- Loraine tiene quince, Eleonor diecisiete y yo soy la mayor, Amber, tengo veinte.

Son solo unas niñas. Malditos cerdos, asquerosos.

- Escuchen, prometo que saldremos de aquí, aun no sé cómo lo haremos, pero las ayudaré. No las voy a dejar aquí.

- Ya hemos intento todo, y siempre terminamos golpeadas. Salir de aquí es imposible.

- ¿Hace cuánto tiempo fueron traídas aquí?

- Tres meses. Vendieron nuestras virginidades al hombre que mejor las pagara. Todas las noches es lo mismo, viene un cliente diferente, nos obligan a estar con ellos, es lo peor que le puede pasar a una mujer.

Escuchar aquello me hace crear un nudo en mi garganta, no puedo imaginar cuanto dolor han pasado estando allí a la merced de esos hombres.

- Saldremos de esta. Buscaremos un plan y después huiremos.

- No falta poco para que te busquen, si te compran tendrás que irte con el hombre que lo haga.

- Eso jamás, no somos mercancía. Alguien vendrá a ayudarnos, lo prometo

- ¿Quién? ¿Lombardi? No han parado de mencionarlo ¿Acaso uno de ellos?

- No, él no es igual a ellos. Será quien nos ayude.

¿Bruno se habrá enterado de mi desaparición? Si lo sabe no se controlara, esta vez no lo hará.

No sé si la noche ha caído sobre aquel feo lugar, la habitación en la que nos encontramos encerradas no tiene ningún orifico por el cual pase la luz del sol, solo es cuarto viejo con las paredes cayendo a pedazos por la humedad.

Los pasos nos alertan, una vez más que alguien se aproxima, Maksim entra en el cuarto y se dirige hasta donde estoy.

- Su comida princesas – articula con sorna el hombre que le acompaña dejando unos cuantos platos a nuestro lado.

- Como ha ido tu estadía preciosa – Maksim toma mi quijada con una de sus manos pero la retiro de un manotón.

- ¡No te me acerques! – protesto.

- ¿No es gracioso? El hombre más poderoso de la mafia tiene una debilidad, pero esta vez no está para evitar esa estúpida regla de "Nadie toca a sus mujeres"

- Ustedes, son la peor escoria, son unos malditos cerdos, comercializan con niñas. Las venden y las drogan para complacer sus oscuros deseos.

- Escucha yo no soy Bruno que conserva su lado moral, para nosotros ellas no tienen ningún valor, son cosas por las cuales obtenemos dinero.

- No te compares con él, tú eres un bastardo – le escupo a su pies.

- ¡Cállate malita zorra! – grita abofeteándome.

- Por una mierda Maksim, no la golpees, si la encuentran en ese estado, Lombardi... - dice el mismo hombre que estaba con él.

- ¿Qué cojones estas diciendo? ¿Le tienes miedo a Lombardi? – bufa.

Pasión Italiana (Ya en Físico)Where stories live. Discover now