Capítulo 18.

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Madison.


--¿Madison, qué crees que haces? --repitió Brandon.

Yo estaba paralizada. No había nada que yo pudiera decir que justificara mínimamente mis acciones insensibles. Mierda, ¡iba a morir!

Iba a morir. Iba a literalmente MORIR.

Escapa ya, Madison, si no quieres que tu vida acabe aquí.

--Lo siento, tengo que irme --grazné y me incorporé rápidamente, esquivando su mirada por completo.

--¿Por qué? --dudó y fruncí el ceño. Por el tono de voz, supuse que no estaba muy enojado aunque tampoco estaba pasándoselo pipa.

--Mi madre me llamó y me obligó a volver a casa --murmuré, pero mi voz parecía lejana, como si no perteneciese a mí.

Estaba tan confundida que no podía cambiar el tono a uno más agradable: estaba simplemente en un puro estado de shock.

--¿No puedes quedarte un poco más? Lo estamos pasando bien --comentó, sosteniéndome por el brazo. Yo fruncí el ceño, nunca viéndolo a la cara.

--Ella sonaba bastante decidida.

--¿Segura?, porque puedo...

--Segurísima.

Me zafé de su agarre casi con una brusquedad abrasadora y corrí fuera de la habitación, pero no me importaba quedar mal. Algo jodidamente raro pasaba con este chico y debía alejarme de él.

Tenía que salir de aquí sea como sea, quedando mal o no.

Bajé las escaleras, de lejos se podía oír a Brandon llamándome. No le hice caso, sólo seguí poniendo distancia entre nosotros, porque eso era lo que había que hacer. Abrí la puerta de la entrada, salí y fui trotando a casa. Aunque el trayecto parecía no terminar nunca, mi expresión no había cambiado: solo estaba impasible.

Apenas llegar, entré en mi hogar con una rapidez indudable y, apenas cerré la puerta, suspiré con alivio. Aquí estaba a salvo.

Estaba a salvo.

--¿Familia? ¡Ya llegué! --exclamé, pero nadie respondió.

Suspiré nuevamente y esta vez con más cansancio que en lo normal: me vendría bien un poco de soledad. Caminé hasta la cocina, chequeé si tenía mensajes (y tenía uno de Belu, que me mandaba un meme y me decía que esa era yo a toda regla) y luego fui hasta la cocina. Allí me fijé si habían ingredientes para hacer galletitas, y al haberlos decidí que haría un par para despejarme.

Prendí el horno y supe que tenía que silenciar los pensamientos que amenazaban con salir a la superficie enloquecidos. Prendí la televisión de la sala, asqueándome al ver el canal de deportes, y cambié al de las noticias. Me dispuse a volver a la cocina pero el periodista que estaba hablando dijo un nombre que yo conocía como a la palma de mi mano.

Colin.

Colin Smith.

Me di la vuelta e, incrédula, dirigí mi mirada a la pantalla. En la televisión se leía "Chico de diecinueve años desaparecido".

¡¿Qué?!

—"...última vez que se lo vio fue ayer por la noche por el centro. Su familia asegura que se había ido a una fiesta y que tendría que haber vuelto a la madrugada, pero no lo hizo..." —comentaba el reportero.

Colin había desaparecido. Colin, el mismo chico que me invitaba a su casa a tocar instrumentos. Colin, el mismo chico que me había hecho sentir enamorada en los primeros años del secundario. Colin, el mismo chico que había besado y rechazado después de darme cuenta de lo mucho que quería a James.

Hybrid (Pars #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora