Capítulo 23.

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Madison.

Suspiré, armándome de valor para tocar la puerta. Okay, no me sorprendería si nadie me respondiera, eran las ocho de la mañana y esperaba que tres adolescentes dormilones me abrieran apenas llamara a la puerta.

De cualquier manera, me tomó desprevenida el hecho de que no hubiera ningún auto en el garage. ¿Se habría ido Jacob a comprar a esta hora? ¿Y Nick a hacer un paseo matutino?

Esta vez toqué el timbre. Tenía la esperanza de que James me abriera. Él solía dormir hasta tarde así que seguramente eso estaba haciendo ahora... pero no podía no venir a verlo.

Necesitaba su cariño.

Me sentía confundida y triste acerca de los secretos que guardaba James... pero ahora eso no importaba. Solo quería abrazarlo y no soltarlo jamás.

Pero la puerta fue abierta por el otro gemelo, lo que me decepcionó.

—Mad, vete —me ordenó él, y yo fruncí el ceño.

Antes de corregirle su falta de modales como haría normalmente, me callé. Nick parecía tan tenso que empecé a temblar. Me hacía acordar tanto al James del año pasado que me asustaba.

Su aura pacífica estaba completamente anulada por la preocupación y la decisión, lo que me confundió.

—Nick, quiero ver a James...

—Esto es en serio, Madison. Vete, vuelve a casa a descansar. Es muy temprano.

—¿Están enojados conmigo? ¿Qué hice? Nicholas, por favor, habla conmigo —le rogué, pero no suavizó su mirada.

¿Qué le pasaba? Dios, esperaba no haber hecho nada estúpido...

—Vuelve a casa.

—¿Están ustedes bien? Por favor, dime qué está ocurriendo —le pedí y algo en sus ojos cambió, por lo que supe que había cedido.

Nick reculó y se agarró las llaves, billetera, un bolso y cosas del estilo.

—James, Belén y Jacob desaparecieron —me avisó y yo me quedé de piedra.

¡¿Qué les habrá pasado?! Mierda, ¡¿y si el Gobierno los había encontrado?!

—¿Tienes alguna idea de dónde están? —inquirí.

—Tengo una idea, y por ello tengo que correr.

—Te acompaño —salté y él negó rotundamente con la cabeza.

—Ni se te ocurra, James me mataría si lo haces.

—Nick...

—Aprecio mi vida: tú te quedas aquí —¿a qué se refería por "aquí"? ¿En su hogar o en la ciudad?—. Hazme un favor y vuelve a tu casa, por favor.

—No voy a irme.

—Pues tampoco puedes venir...

—Nick, no te estoy pidiendo permiso —sentencié, bloqueando su salida—. A juzgar por tu expresión, esto es algo tan serio que puede ser de vida o muerte... y no voy a dejar que mis mejores amigos pasen por algo como esto solos.

Nick parecía decirme con la mirada que no lo siga, que me quede a salvo aquí, pero lo ignoré.

Al final del día, yo seguía siendo una Pars poderosa al igual que él. No tenía ni de broma tanta práctica como él, pero los genes hacían gran parte del trabajo al pelear con otras personas.

—Mad...

—Tenme en cuenta, te lo ruego.

—No en esto, y es mi última palabra.

Hybrid (Pars #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora