Capítulo 29.

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Madison.


Estaba tan preocupada que casi no me quedaban uñas que morder. Nick me explicó varias veces el plan que él y su anteriormente traidora madre habían planeado, y cada vez me hacía menos gracia. A ver, no me malentiendan: yo confiaba en ellos dos, sabía que habían puesto todo su empeño para que funcionara y que solo tenían buenas intenciones... pero era demasiado arriesgado y utópico.

Digo, ¿no se les podía haber ocurrido algo mejor que hacer que Belu se entregara al Gobierno, encontrara a sus hermanos y avisara a Johanna, quien contactaría a Nick, desactivaría la electricidad y nos dejaría entrar y salir en menos de diez minutos? ¡Diez minutos! ¡Diez minutos era lo que tardaba un vídeo de YouTube para que tuviera anuncios! ¡Era demasiado poco! Había tantas variables que podrían perjudicar al plan que casi eran imposibles de contar. Por otro lado me parecía muy inmoral haber mandado a Belu a una cárcel sin tener la certeza de que saldría viva.

Era tan arriesgado que lo único que me producía eran segundos pensamientos, y no podía permitirme ir si no tenía el objetivo bien claro en la cabeza. Vale, eso era mentira: salvaría a mis amigos aunque eso causara mi muerte... ¡pero era horrible pensar que había más chances de quedarse dentro que fuera!

Dios, yo solo quería aferrarme a James y no separarme de él nunca. Con todo lo que tuvo que pasar en su vida (el trabajo forzado del Gobierno, la traición de sus padres, su constante escape del peligro), ¿ahora también tenía que luchar por su vida en el lugar de sus pesadillas?

Lágrimas me escocían los ojos, así que tomé aire y me recompuse. Si ya me afectaba saber que James estaba sufriendo no me quería poner a pensar en Belu y las niñas (una de ellas de seis años).

Un pitido salió del móvil de Nick, y literalmente nos abalanzamos sobre este. Era un número desconocido, de remitente bastante descifrable en mi opinión:

"James, Belén y Sarah están aquí. No respondas a este mensaje, me comunicaré de nuevo a la noche."

Todo el color se me fue de la cara y empecé a hiperventilar. Aunque ya teníamos la gran sospecha de que ellos estaban ahí, confirmarlo fue solo una patada en el estómago.

Nick me miró con inquietud, empezando a morderse el labio interno. No entendía cómo estaba tan tranquilo cuando había recibido un mensaje de su madre que confirmaba sus peores pesadillas.

—¿Qué hago? —dudó y la histeria fue la que respondió por mí.

—¡¿Cómo que qué haces?! ¡Pregúntale si están bien! —exclamé.

Él observó su teléfono por segundos inciertos en los que confiaba que mandaría el mensaje. Pareció dudar seriamente de sus opciones por un momento, pero al final guardó el dispositivo en su bolsillo.

—¡¿A qué esperas?! —agregué. Mi desesperación ya lo había comenzado a molestar.

—No vamos a enviar nada. Vamos a esperar a que ella se vuelva a comunicar con nosotros.

No podía creer lo que estaba oyendo, mi boca estaba rozando los suelos. ¿Cómo podía estar tan sosegado si literalmente casi toda su familia estaba atrapada en aquel lugar? ¿Cómo podía no impacientarse y querer saber más? ¿Cómo podía no DESEAR las respuestas como si fuera agua en una sequía? ¡Estaban en peligro y teníamos que salvarlos!

—Es demasiado arriesgado —me dijo, observándome con determinación férrea—. Confío en mi madre, Madison. Sé que nos escribirá luego, cuando sea más seguro. Si nos pide discreción es por algo. No tenemos que ser estúpidos y mandar a tomar por saco el plan.

Hybrid (Pars #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora