Kim Jongdae es un agobiado estudiante universitario y la mala suerte parece ser una parte natural de él. Genética o estupidez, no está muy seguro.
Un montón de situaciones desafortunadas deberán sucederle antes de que su vecino, de quien está enam...
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(Créditos a iyeolie en Tumblr por el gif)
Pocas cosas han rondado por la cabeza de Jongdae desde el beso con Minseok en el portal de la casa del mayor. Es por ello, que se despierta el lunes de la semana siguiente con un enorme sentimiento de resolución. Ha pasado por tanto y por fin el destino se ha puesto a su favor, aquella es una oportunidad que no puede desperdiciar.
Salta de la cama y, con apenas una pizca de culpa, observa hacia la ventana del edificio de enfrente. Las cortinas han sido corridas y el sol brilla triunfante en los mechones revueltos de Minseok, que se encuentra desayunando con su perro blanco encima de su regazo. Jongdae sonríe para sí mismo y piensa que, tal vez, si se apresura un poco y deja de ser tan perezoso pueda alcanzar a su vecino a la salida de su casa e ir juntos a la universidad.
El día de hoy se siente demasiado valiente.
Sin embargo, los lunes son los días obligatorios del grupo de química y Jongdae encuentra en eso su excusa perfecta para mensajear a su vecino proponiéndole viajar juntos a la universidad y tal vez, pasar por un café en el camino.
Minseok responde en un santiamén con un "me encantaría", el rubio resiste la tentación de comenzar a rebotar por toda la casa.
Apresura el paso para darse una ducha, vestirse y limpiar sus lentes a una velocidad preocupante. Alista su mochila, sus llaves y su tarjeta del transporte. Corre una última vez hacia su habitación para chequear que, del otro lado, Minseok está realizando el mismo ritual de salida. Perfecto.
Con pasos largos (tanto como se lo permiten sus cortas piernas) atraviesa su sala de estar y antes de que pueda alcanzar el pomo de la puerta, suena estruendosamente el timbre, haciéndolo saltar en su lugar.
¿Quién diablos lo visita a esta hora de la mañana?
Inseguro de si debería observar por la mirilla, duda por algunos segundos antes de hacerlo de todos modos y cuando nota el cabello y la ropa negra, necesita algo de que sostenerse antes de caerse de la impresión.
Abre la puerta con un movimiento veloz y su expresión de pánico al hacerlo deshace la sonrisa de dientes diminutos que su primo, Huang Zitao, le estaba ofreciendo.
—Primo, ¿estás bien? ¡Parece como si hubieras visto un fantasma!
Jongdae está muy viejo para cosas como esas y cree firmemente que si alguien lo sorprende así una vez más en su vida, su corazón va a fallar de verdad.
—Tao...—dice, con la voz mucho más aguda que lo masculinamente permitido — ¿qué haces aquí?
El menor encoge un poco su postura, como si lo hubieran regañado, evitando los ojos de su primo, y responde: —Las cosas no están muy bien en casa...de verdad no quería molestarte, pero...siento que es mejor si me distancio un poco... ¡No será por mucho lo prometo!
