Infracción

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La luna se escondía penosa entre dos grandes nubes, que permitían el filtrar de luz brindando un poco de luminosidad en el camino y perfilando el contorno del bosque frondoso que se encontraba a los lados de la carretera.

La castaña ignoró por completo semejante espectáculo natural y presionó con el pie el pedal del acelerador, se le había hecho tarde en el trabajo y tenía un compromiso más tarde, un sonido de queja salió de sus labios.

Observó la calle en silencio y carente de luces, así que en contra de las normas, aceleró más. Más sin embargo, un sonido característico, conocido y jodidamente problemático apartó instantáneamente su piel del acelerador.

―Maldita sea.

El auto comenzó a detenerse hasta estacionarlo a un lado de la carretera y atrás una patrulla iluminaba la carretera oscura con su luz tricolor. La fémina intenta mantener la calma al escuchar una puerta abriéndose y cerrando continuando con unos pasos acercándose.

¿Por qué precisamente hoy y a ella tenía que sucederle esas cosas?

―Buenas noches señorita― unos orbes oscuros la observaron desde la ventana izquierda.― Lamento interrumpirla pero tiene fundida su luz trasera derecha.

Oh, la luz trasera. Casi deja salir un suspiro de alivio, era mejor algo como eso, que descubrirla a una velocidad de 150 km/h. En cambio frunció el cejo y un gesto inocente fue transmitido.

―Lo lamento oficial, no estaba ni enterada, mañana mismo lo llevo al mecánico.―Se excusó de la mejor forma posible.

El castaño de orbes oscuros tomó de su bolsa una libreta y la observó mientras su pluma se deslizaba por el papel.

―Lo siento, tendré que levantarle una infracción aunque...―Aquellos orbes negros recorrieron su rostro y fueron bajando por su pecho que tenía un ligero escote por la blusa de tirantes blanca con algunas flores rojas y descendieron aún más hasta sus piernas que eran adornadas por una falda capeada carmesí arriba de las rodillas que resaltaba la piel nívea de sus piernas.―Podremos olvidarlo si aceptas salir conmigo, podríamos divertirnos.

Tenten no pudo evitar rodar los ojos, se sintió perturbada al observar al oficial mirar sus piernas que se encontraban un poco expuestas ya que no se acomodó la falda al sentarse. Con discreción jaló un poco la tela para cubrirse.

―Uhm, justo ahora tengo prisa, de verdad oficial.

―Oh vamos, ¿de verdad quieres una infracción hermosa?―habló fuertemente con una sonrisa sugerente y guiñándole el ojo.

La castaña se acomodó en su sitio ¿cómo podría salirse de esta? Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar una puerta cerrarse con fuerza.

― ¿Qué pasa Kiba?

El oficial por primera vez apartó su mirada de ella y observó a su compañero con una mueca en el rostro.

―Nada, solamente hablo con la señorita. Ahora te alcanzo en el auto.

El oficial, que parecía llamarse Kiba, le ofreció la hoja de la multa para que anotará su número. Tenten se mordió el labio.

―Mañana tal vez podría encontrarte en algún punto.―Intentó irse por la salida fácil, se sentía realmente presionada a algo que si tal vez rechazaba le iría peor, la incomodidad comenzó a invadir su cuerpo.

― ¿Para qué me dejes plantado? No intentes engañar a un oficial de policía, cariño.

Una mano tocó el hombro del oficial y este volteó fastidiado. Otro oficial la miró fijamente detectando aquella maniobra que su compañero solía usar con las mujeres que incumplían con las leyes de tránsito y que eran, a su parecer, encantadoras.

Antología NejitenWhere stories live. Discover now