Adicción

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Aterrizó en el suelo luego de su invocación para atestarle un golpe por la espalda, de forma súbita el dio la vuelta deteniendo su golpe y continuando en una pelea de taijutsu, ella esquivaba cada uno de sus ataques con las manos o estaría perdida.

Un golpe fuerte pasó entre su defensa mandándola a volar, él se relajó finalizando el entrenamiento.

―Has ganado Neji, como siempre.

Recogieron sus cosas del campo de entrenamiento para posteriormente dirigirse a sus respectivos hogares atravesando las calles de Konoha. Pequeños copos de nieve descendieron hasta tocar la cabeza de la castaña. Ambos miraron al cielo sintiendo los copos en su piel.

―Me encanta el invierno... ¿tú que prefieres, las temporadas frías o cálidas?

Su compañero siguió caminando meditando un segundo en su pregunta.

―Jamás había pensado en eso, pero las ventiscas traen dificultades en las misiones.

La fémina se llevó el dedo en la barbilla mientras su caminata seguía lenta, el Hyūga la miró un segundo hasta llegar al camino donde se dividía en tres. La kunoichi dudó un segundo.

―Quisiera ir a ver algo a la zona comercial ¿tienes algo que hacer o podrías acompañarme?

El ninja confirmó con su cabeza mientras se iba junto a Tenten. Estaba bastante nerviosa, veía como jugaba con sus dedos indecisos con un ligero color, casi imperceptibles para cualquiera, menos para sus ojos. Una ligera sonrisa escapó de sus labios, era raro verla de esa forma y cuando pasaba, lo disfrutaba.

Neji Hyūga se sentía atraído por su compañera de equipo, él confirmaba a si mismo que solo era una simple atracción por sus diversos gustos y a pesar que cualquiera de la aldea podría pensar que era poco femenina, la verdad era por completo diferente. Tenten poseía unas curvas bien definidas pero que prefería ocultar con ropa cómoda.

Él la había visto con otros vestuarios confirmando sus creencias y aquellas anchas caderas seguidas de sus piernas largas y níveas eran difíciles de apartar de su cabeza. Sin embargo el genio Hyūga solo sentía atracción o eso solía repetirse, evitando que su imaginación fuese más lejos.

 Neji no era un cobarde. Hace tiempo que hubiese intentado algún movimiento. Sin embargo, para él que tardó algunos años en poder abrirse ligeramente mostrando un poco de sus sentimientos sin filtro y luego aceptó que sentía algo, le afligía el que pensaba la kunoichi. Eso lo complicaba en gran magnitud.

El genio era capaz de leer con suma facilidad los movimientos de sus oponentes, sus maniobras y anticipar los movimientos de sus adversarios, pero en cuestiones románticas no tenía conocimiento empírico, él temía perder una gran amistad por sus propios sentimientos.

Había actitudes de la castaña que le indicaban en efecto que sus sentimientos eran correspondidos y otras por las cuales él pensaba ser un completo idiota. Así que él había decidido no hacer nada, reprimir por el momento lo que sentía  hasta estar seguro cuando mucho un 80% y observar con detenimiento. Todo esto era de esperarse en él, siendo un genio que analiza las situaciones, las ventajas, desventajas para llegar a una solución.

Llegaron a las tiendas con el cabello mojado por la nieve, adentrándose a un pequeño comercio de víveres. El Hyūga esperó de brazos cruzados, mirando a la castaña revolotear por la tienda tomando un par de cosas en cada uno de los estantes. Una vez fuera, ella se situó enfrente de él con las manos atrás de si.

―¿Qué sucede?

―¿Puedes cerrar los ojos?

Él frunció el ceño, aunque ante el puchero de la fémina obedeció. Su cabello fue movido y pudo sentir de forma fugaz el aliento de la kunoichi en la mejilla, lo cual lo hizo estremecer.

Abrió los ojos cuando ella se lo dijo encontrándola de pie con una bufanda rosada cubriendo su cuello. Él mismo se evaluó dando con una bufanda similar alrededor de su cuello, solo que de tonalidad gris. Algo revoloteó en su interior.

―Es un presente de navidad, si no la quieres o te es inconveniente llevarla está bien, podría tejer alguna otra cosa o comprarte...

―Gracias.

Los ojos chocolate lo observaron con aquella ligera sonrisa en el rostro. Ella sabía que aunque él podría tomarlo como un buen presente, ella fantaseaba que él usará algo hecho por sus manos y que tal vez podrían ir a la par.

La vergüenza subió a su rostro, dio la vuelta para irse de ahí, seguida por el Hyūga, el responsable que su corazón casi saliera de su pecho. Él tomó su muñeca tirando de ella hacia él, sus cuerpos chocaron con cierta brusquedad.

—Tengo algo para ti.

La castaña lo observó con gran sorpresa, en tantos años jamás imaginó que él pudiese ser capaz de ofrecerle algo. Es decir, cuando salían a comer luego de algún entrenamiento el en una gran parte de las ocasiones terminaba pagando. Pero ella lo atribuía a cordialidad. Pero algo que él mismo compró para ella, eso jamás lo vio posible. Sonrió intentando ocultar la emoción embriagante que intentaba dominarla, pensando que no debería emocionarse.

El Hyūga tomó con su palma la mejilla ruborizada de la morena y acortó la distancia hasta que sus labios hicieron contacto. Uno mínimo, ligero, un simple roce que fue suficiente, todo su interior explotó. Se alejó esperando la reacción de la asombrada Kunoichi.

Él sintió momentos antes, al verla de esa manera frente a él, con sus mejillas sonrojadas, su mirada huyendo de la de él por la vergüenza y el hecho de haberse tomado la molestia de tejer algo para él, que era la confirmación que necesitaba para actuar. Y lo hizo sin pensar por primera vez en su vida. Por que sabía que si lo hacía terminaría buscando excusas y la fuerza de sus sentimientos lo harían retroceder.

Justo ahora esperaba por alguna respuesta, lo que más le afligía.

Observó algo grande en los ojos malva, intentando alcanzarla, algo que podría resultar abrumador si aquellos sentimientos no eran correspondidos. Sin embargo, la fémina pasó sus brazos por el cuello del Hyūga y observó aquellos labios embriagadores, que momentos antes y con un simple roce fueron suficientes para que su cuerpo pidiera más, lo exigiera. Ella lo necesitaba, aquel contacto le había estremecido cada partícula del cuerpo. Sus ojos observaron los malva que estaban mirando hechizados sus labios. Tocó con el pulgar sus labios sintiendo su piel tersa y suave delineando su forma, algo que había querido hacer hace años.

Con los latidos desenfrenados de su corazón poseyó los labios del masculino con urgencia, siendo algo torpe al inicio pero sintiendo algo pesado en su estomago. Algo iba a explotar en su interior. Mordió ligeramente aquellos labios que la tenían loca desde hace tiempo saboreando aquel elixir incomparable. Las manos varoniles aprisionaron su cintura atrayendola más hacia su cuerpo generando un ligero gemido de satisfacción.

Ellos estaban perdidos, desde el momento en que sus labios se rozaron y sus sentimientos frenados estallaron, se habían vuelto adictos.

Antología NejitenWhere stories live. Discover now