03: « Maldita la hora... »

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03: « Maldita la hora

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03: « Maldita la hora... »

Hizo una mueca cuando apago el motor al detenerse frente a la casa que compartía con su esposa. Rose se encuentra esperándolo en la entrada, su alma salta de alegría y eso refleja la sonrisa en su rostro. Muchas personas dirían que Justin es afortunado por tener a una esposa tan guapa como ella, pero él desde hace tiempo había dejado de pensar eso. Para él solo existe una persona en su corazón.

—¡Justin, cariño!

Rose bajo casi corriendo la entrada y no dudo en abrazarlo cuando él bajo de la camioneta.

—Rose, hola —contesto simplemente.

—¿Cómo estuvo tu viaje? —beso sus labios—. ¿Aburrido? ¿Divertido?

—Cansado, muy cansado.

Rose no dudo en ayudarlo, llevo el maletín, mientras Justin la maleta. Ambos entraron a la bonita casa americana que comparten, ese había sido el obsequio de los padres de Justin después que anunciara su compromiso con Rose.

—¡Hice tu plato favorito! —anuncio—. Iré a traértelo, cariño.

—Gracias, iré a dejar mis cosas...

Justin tomo su maletín en la otra mano, y comenzó a subir las caleras. No hay ninguna emoción en su corazón, simplemente estar en esa casa lo hacía sentir un poco bastardo. Cuando entro a la habitación, encendió la televisión poniéndole un volumen alto, saco su celular y entro al baño para llamar a Alissa. Le había prometido a su novia que la llamaría cuando se encontrara en Nueva York para que no se preocupara.

—Hola, cariño —sonrió, cuando su novia contesto.

—Hola, Jay. ¿Llegaste bien?

—Sí, nena. Solo quería avisarte, ahora me daré una ducha e iré a comer con Zayn.

—Está bien, mi amor. Aquí nosotros te extrañamos y te estaremos esperando.

Su corazón dio un salto de felicidad.

—Y yo los extraño a ustedes, los amo.

—También te amamos.

—Nos vemos, bebé. Estaré en pocos días de regreso.

—Te estaremos esperando. Nos vemos, cariño.

Corto la llamada luego de enviarle un beso sonoro a su novia. Ahora esta más contento, y se animó más al darse una ducha caliente para quitarse todo el sudor del viaje. Se vistió y bajo al comedor donde Rose lo esperaba sentada con una sonrisa encantadora. Justin tomo asiento, y le susurro gracias, así ambos empezaron a comer.

—¿Y algo nuevo ocurrió en el viaje a Chicago?

—No, nada nuevo —se encogió de hombros—. Simplemente lo mismo: trabajar con Zayn y mis demás compañeros. Tenemos una nueva campaña que crear y es estresante.

SecretoWhere stories live. Discover now