15: « Vale la pena »

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15: « Vale la pena »

Zayn se despide de su amigo, con un abrazo fraternal y un golpe en la espalda. Ambos hombre se encuentran felices, porque oficialmente habían pasado dos semanas desde que comenzaron el proyecto, y según sus cálculos, pronto lo acabarían. Y por ello, les pagarían el doble.

Además, para Justin significa tener más tiempo libre para quedarse en Chicago. Porque Rose está convencida que él está matándose por el trabajo, cuando la realidad es otra.

—Nos vemos, amigo. Saludos a Alissa.

—Gracias, abrígate y cuídate.

—¡Empiezas a sonar como mi papá! —grito Zayn desde lejos.

Justin se encogió de hombros, mientras ríe. Eso es verdad, desde que se enteró del embrazo, su paternidad solía salir a flore con sus amigos y prometida.

Llego al complejo, luego de casi horas conduciendo por las calles de Chicago, su demora fue porque decidió comprarle un ramo de margaritas a su prometida. Entro al apartamento, el cual está todo oscuro, pero se escucha el ruido de la televisión. Encontró a su prometida sentada, mientras mira la pantalla y come helado. Alissa esta tan concentrada en la película que ni cuenta se dio que su prometido ha llegado.

—Mi amor... —la llamo de manera suave, para no asustarla. Pero igual ella termino dando un pequeño salto.

—¡Cielos, Jay, me asustaste!

—Lo siento, lo siento, lo siento.

Alissa le sonrió, después que el susto pasara, y se levantó para darle un beso, en forma de saludo. Siempre extraña a su prometido, cada hora del día le hace falta.

—¿Te encuentras bien, cariño? —pregunto Justin, y la abrazo.

—Sí, sí, solo un pequeño susto, tranquilo.

Justin asintió, pero no muy convencido, ya que podía notar que a pesar que su prometida le sonríe llena de amor, algo la incómoda, pero, ¿qué es? Decidió que haría sus preguntas durante la cena.

—Te he traído margaritas —fue de inmediato por el ramo.

—Cariño, son preciosas —Alissa las tomo—. ¡Gracias!

Justin asintió.

Alissa ingreso a la cocina, y las coloco en agua. Mientras Justin toma asiento, y la observa, entonces, noto como su prometida hizo una mueca, y una que llamo por completo su atención.

—Nena, siento que no me estas siendo sincera conmigo —dijo preocupado—. ¿Algo sucede?

Su prometida se giró, e hizo otra mueca.

—Acabas de llegar, Jay, y debes estar cansado...

—Por favor, dime que está sucediendo.

Entonces, ella dibujo una pequeña sonrisa.

—Mantén la calma, ¿sí? —le dijo— Pero tengo contracciones cada veinticinco minutos.

Justin abrió la boca de golpe, dándose cuenta de lo que significa. Aunque lo proceso unos minutos. Y entonces, salto de la silla como un resorte lleno de emoción, pero también de ansiedad y nervios.

—¡Cariño! ¿Por qué no me dijiste? ¡Oh Dios mío...! —se cubrió la boca con ambas manos, como si fuera un niño pequeño—. ¡Tenemos que ir a la clínica!

Alissa casi soltó una carcajada al verlo de esa manera, pero una contracción lo evito. Así simplemente hizo caso a su prometido. Mientras tanto, Justin se fue por las maletas que habían hecho juntos —hace unos meses atrás— para el día del parto, y los dejo al lado del ascensor. Regreso al apartamento, y se cambió el traje por unas prendas más cómodas.

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