12: « Hablando de desconsiderados »

1K 37 0
                                    


12: « Hablando de desconsiderados »

Rose aterrizo en Nueva York durante la noche. Cuando llego a su hogar, la nada la recibió, pero no permitió que eso le arruine el buen humor. Se siente en una especie de nube de amor al saber que su esposo se preocupa por ella. ¿Cómo ella va a negarle algo cuando él le habla de esa forma tan dulce? Simplemente tuvo que decir .

En ese momento, escucho la puerta de la casa ser abierta. Y entro Martha, con su bolso, mientras sus ojos buscan a la señora, hasta que la encontró.

—Buenas noches, señora Rose —saludo con una amable sonrisa—. Su esposo me llamo para que viniera a cocinarle.

Mi amor, mi bello amor, se preocupa tanto por mí, pensó llena de emoción.

—Gracias, Martha. La verdad, tengo muchísima hambre.

Martha se dirigió a la cocina, con ambas cejas enarcadas.

—Esa frase sonó muy sospechosa —comento animada—. ¿Está esperando un bebe, señora?

Rose hizo una pequeña mueca, sin que se le note Martha.

—No, no lo estoy... —murmuro, pero recupero el ánimo de inmediato—. Pero tal vez pronto venga uno.

—Eso sería maravilloso. Un niño siempre alegra el hogar. Usted se verá muy hermosa con su hijo o hija.

No hace falta que Rose cierre los ojos para imaginarlo, lo hace despierta. Se visualizó así misma sosteniendo un pequeño rubio en sus brazos, tal vez con los mismos ojos de su padre o siendo incluso la misma copia en miniatura de su esposo. Una hermosa combinación del amor que nos tenemos, pensó con una sonrisa brillante.

—Señora —Martha la llamo su atención—. No quiero ser entrometida, pero, ¿por qué regreso tan rápido de Nueva York? Pensé que se quedaría allá varios días, con su esposo.

—Eso planee. Pero a Justin no le agrado mucho la idea, está muy estresado con el trabajo, y tenerme en Chicago para él fue una preocupación... —respondió—. Me refiero, no conozca a nadie allá, y eso no le gusta, no quiere que este sola. Así que me pidió que volviera lo más antes posible a casa.

Martha frunció el ceño.

—Bueno, señora... espero la próxima semana que regrese el señor, sea mejor y ambos pasen tiempo juntos.

—Oh, él no volverá de aquí a un mes —informo— Tiene un gran proyecto así que estará lejos.

A Martha le sorprendió lo que Rose ha dicho. Y no le agrado escuchar eso, mientras lo analiza. Nuevamente su mente volvió a pensar en muchos escenarios... Siente que algo raro ocurre con el señor Bieber. Pero no va a dar su opinión, no quiere meterse, porque necesita el trabajo.

—Entonces, cuando vuelva, disfruten ese momento.

—Eso espero. Justin siempre está ocupado.

No lo dudo, pero, ¿será en el trabajo?, pensó Martha, pero de inmediato borro esas palabras de su mente. Se concentró en su trabajo, y una vez listo, le sirvió la cena a Rose.

—Debo retirarme, señora Rose, descanse.

—Gracias, Martha. Tú también cuídate.

Minutos después, Rose se volvió a quedar sola. Entonces recordó que Justin la llamaría. Se levantó corriendo, dejando su comida, y fue hacia su bolso. Reviso su teléfono, en caso hubiera una o varias llamadas perdidas, pero no encontró ninguna. Suspiro de alivio, entones regreso a la mesa, y mientras cena, espera la llamada de su esposo.

SecretoWhere stories live. Discover now