18: « Veintidós »

1K 55 10
                                    


18: « Veintidós »

Rose se encuentra horneando un pie de manzana, el preferido de su esposo. En su primer año de matrimonio, recuerda que se lo había preparado muchas veces y él lo había aceptado feliz, incluso se comía todo. Algo que a Rose le había fascinado, saber que Justin ama que ella le prepare postres.

Durante su adolescencia, sus padres la habían criado para casarse, para ser una buena esposa y mantener a su marido contento. Algo que ella acepto desde el primer momento, porque le agrada la idea de ser ama de casa. Y cuando conoció a Justin, decidió que haría todo lo posible para hacerlo feliz.

Había logrado conocer lo que a él le gusta comer —por las empleadas de la casa Bieber—, y se los había preparado durante su corto noviazgo, cuando lo invitaba a la casa Mills —su antiguo hogar. Siempre intentaba sorprenderlo.

Y cuando se casaron, no dundo en aprender todo lo que Justin hacía para hacerlo por él. Rose siente que conoce a su esposo, que no hay secretos entre ellos.

Pero la realidad es otra, y ella no lo sabe.

Rose metió el pie de manzana en el horno, y lo dejo ahí. Y tuvo la idea sacar sus fotografías de boda para colocarlos en los nuevos retratos que ha comprado ayer.

Minutos después, con el álbum en la mesa, selecciono algunas fotografías, no todas —aunque ama cada una—. Entonces, un hermoso recuerdo de ese día, llego a su mente:

—Usted, Justin Drew Bieber, ¿acepta a Rose Elizabeth Mills como su esposa, para amarla y respetarla todo los días de su vida, hasta que la muerte los separe? —pregunto el cura.

—Sí, acepto.

—Y usted, Rose Elizabeth Mills, ¿acepta a Justin Drew Bieber como su esposo para amarlo y respeto todos los días de su vida, hasta que la muerte los separé?

—¡Sí, acepto!

Y ambos se habían besado al final de la ceremonia.

Rose siente que ese día, ambos sellaron su pacto de amor eterno.

Mientras Justin ese día —sin que ella lo supiera—, había sentido nauseas, no solo de los nervios, sino de verse perdido en un matrimonio. Pero tiene que continuar para acabar con todo, y se dijo así mismo que podría lograrlo. Pero cuando escucho la pregunta del cura, deseo salir corriendo de la ceremonia, pero sabe que no puede humillar de esa forma a Rose, no cuando ella había sido buena con él.

En la celebración de la boda, Rose había estado charlando con todas las personas que conocía, aceptando felicitaciones de sus amistades y familiares, sintiéndose como una princesa.

Y Justin, él había estado bebiendo una que otra copa a escondidas con grandes cantidades de alcohol, hasta que su padre lo regaño por ello, y tuvo que comportarse lo mejor posible. Recién después de la boda, sentía que cometió uno de los peores errores de su vida.

Solo presión y nervios al ver a sus padres sentados en la primera fila, observando cada detalle y presionándolo con la mirada, para que hiciera lo mejor para su vida o más bien, para el legado del apellido Bieber.

—Más vale que te comportes en tu matrimonio —le regaño el señor Bieber a su hijo, ambos están apartados a un lado, lo suficiente para que nadie más escuche la conversación—. Tu esposa está muy feliz. Te prohíbo que lo arruines.

—Deberías dejarme de darme órdenes, no vivo contigo —le respondió muy molesto—. Tienes razón, es mi esposa. Así que yo haré lo que se me de la gana con ella.

SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora