32. Ganar un juego

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Me alegra que Ángel no se enoje conmigo, aunque sigo sin entender cuando se tensa por nombrarle el baño. Ya que lo dejo continuar con su lectura, miro el regalo que me dejó Byron, abro el pequeño cuadradito envuelto y visualizo una cajita. Cuando veo lo que hay dentro, me encuentro con una bonita pulsera. Es muy delicada y tiene una pequeña piedrita lila en el centro.

—Que linda —Sonrío y me la pongo en mi muñeca.

El día termina, pero mi felicidad se esfuma cuando otra vez esa Ayla aparece a la salida de la escuela y Byron va hacia ella, de esa manera tan cercana que tienen ambos.

¿Por qué la agarra de la cintura? ¿Por qué la toca? Me enoja, están muy cerca.

Veo a Leia caminar y pararse a mi lado, entonces me sonríe.

—¿No vas a decirle nada? —me habla como si fuéramos amigas y se cruza de brazos —Te regala cosas y después se va con la otra, eso me parece de mal gusto.

Frunzo el ceño.

—¿Tú también quieres burlarte de mí?

—No, de ti no —Sonríe —¿Sabés por qué te molesta lo que hace? Son tus celos —aclara y me doy cuenta.

—Recuerdo eso —acoto acordándome de la explicación de Byron cuando estuve en su casa —. Byron dijo que no le van los celos —Aunque no le entendí muy bien —y que quiere compartir.

—¿Y tú quieres?

—No, pero se enfada —Bajo la vista nerviosa.

—¿Y no estás enojada tú también? ¿Te parece justo?

—No pero...

—¡¡Entonces ve y díselo!! —grita y me sobresalto —Cobarde —Rueda los ojos.

—¿Qué... ¿Qué le digo? —pregunto confundida.

Bufa.

—Que te molesta lo que hace ¿No es obvio?

—Se... se va a enfadar.

—¡¡Y tú también!! —Me empuja.

Termino acercándome hasta ellos y ambos me miran.

—¿Qué pasa? —pregunta Byron y frunzo el ceño, viendo que tiene la mano en la espalda de Ayla.

—Leia me dijo —Siento mis mejillas arder —que no es justo y que me tengo que quejar.

—¿Ah? —exclama la rubia —¿Qué le pasa a esta?

—Cállate Ayla —Byron la reprende y luego me mira a mí, ya se nota enojado —¿Y tú por qué escuchas a Leia? Que podría ser hasta tu enemiga mortal.

—¿Enemiga? —Quedo confundida —Suena parecido a amiga —opino.

—Es todo lo contrario —me aclara aunque sigue enojado.

—Pero... —Bajo la vista —tiene razón.

—¿En qué?

—Que no es justo lo que haces, juegas con las emociones.

—Bueno, eso es verdad, tiene un buen argumento —se pone de acuerdo conmigo Ayla y se aparta un poco de él.

—Yo no te prometí nada, no te debo nada —me dice y luego le habla a la rubia —. Puedo pensar que Abril no tenga las cosas claras, pero tú. Piénsalo un poco, por favor.

—¿A ella si la comprendes y a mí no? —Se desconcierta —Me largo —Se gira para irse.

—Mujeres, ¿Quién las entiende? —opina él y lo que me agrada es que no la sigue, o sea la ignora —¿Por qué sonríes?

Me sonrojo.

—¡Nada! —chillo nerviosa —Por... por nada —repito corrigiendo mi error.

Bajo la vista y vuelvo a sonreír, él me mira extrañado, pero no me importa, yo sigo feliz. La que no está alegre es Leia, que también se va como la otra. Siento como si hubiera ganado un juego o algo así. Que bonito.

Inocencia AisladaWhere stories live. Discover now