Inocencia Aislada

40. Aprender de los errores

"¿Quieres ser mi novia?"

Se repite en mi mente lo que me dijo recién Byron y lo observo mientras escucho el latir de mi corazón con fuerza.

—Yo... —Mis mejillas arden mientras me mantengo sentada a su lado —Pues...

—Déjalo, no importa —Gira su vista hacia adelante y me sobresalto ante su contradicción.

—¡No! —Lo agarro del brazo —Yo... yo quiero.

—Pues yo no, ya me arrepentí.

De repente Inna baja de la mesa y se acerca hasta nosotros.

—Pareces sincero ¿Por qué te arrepientes? —Lo observa desafiante y hasta me da miedo esa mirada —¿Acaso eres cobarde?

Byron baja la mano que tenía apoya en su barbilla, poniéndola sobre la mesa y entonces frunce el ceño.

—¿Quién te llamo? No te metas.

—Discúlpame, pero lo dijiste adelante de todo el mundo, así que no sé qué deseas probar.

Bufa.

—Simplemente no lo pensé.

Sonríe.

—¿Y entonces?

—¿Y entonces qué?

—¿Si ya aprendiste de tus errores?

Se forma un silencio incómodo, parece que la conversación ha girado hacia el pasado, algo que realmente no estoy enterada, pero varias veces se insinuó delante de mí.

—No voy a repetir... —exclama Byron pero Alen se acerca y se calla.

—Si tienes algún problema con eso, háblalo conmigo ¿no? —exclama el castaño altanero.

—No hablo con "pequeñeces" —Vuelve a sonreír ella —si sabes a lo que me refiero.

—¡¿Qué te pasa?! —Se sonroja aunque ni idea por qué.

—¿Están hablando de algo íntimo? —pregunto confundida.

—Ignoralos —dice Byron —es lo que yo hago —Enciende un cigarrillo.

Hago puchero.

—Pero...

Se levanta de repente y me callo cuando me agarra de la muñeca, para que lo haga también, luego observa a Inna y a Alen que discuten, así que aprovecha para que salgamos del aula sin que se den cuenta.

—Fuera de peligro —Tira el cigarro al suelo, lo pisa mientras se ríe —¿no? —Me observa sonriente.

—El profe va a llegar y si no estamos en clase...

—Inna tiene razón ¿Sabés? —Me interrumpe y su mirada vuelve a ser seria —Esas cosas no se preguntan delante de todo el mundo.

El ambiente vuelve a ser silencioso, pero esta vez porque estamos solo nosotros dos en aquél pasillo.