Inocencia Aislada

34. Aprendiendo mucho

El juego de la botellita, consiste en hacer dar vuelta la botella y besarse con otro participante. Cuestión, que todas las chicas se quejan porque Byron dijo que no y encima se enfada. Es más, se armó más lío aún, cuando Alen para defenderse de su enojo, culpa de todo a Mark.

—¡¿Qué tiene que ver mi hombría en esto?! —se queja el rubio —¡¡No molestes!!

—Tú querías demostrarla, besando chicas —Se aparta lentamente de mí, mientras Byron observa como aleja su mano —. A mí no me metas en tus ideas raras.

—Discúlpame, pero la botella es tuya —le aclara Mark.

—¡Cállate, gay!

—¡Gay eres tú!

—¿Por qué están discutiendo sobre su sexualidad? —pregunta Byron mirándolos raro —Ya dejen de intentar distraerme, se ven patéticos —opina.

Mark sonríe.

—Me parece perfecto.

—Y tú, si querías un beso mío, solo me lo tenías que pedir —Me guiña el ojo y mi corazón vuelve a acelerarse como siempre.

—Debí haber faltado a la escuela —opina Alen molesto y tira la botella a la basura —. Que horror.

Rato después, me acerco a Ángel, sentándome a su lado.

—Tengo una curiosidad ¿Qué es gay? ¿Es un insulto?

—Algunas personas creen que sí, pero no lo es, es cuando te gusta una persona de tu mismo sexo —explica mientras baja su libro y gira su vista a mirarme —y no estoy hablando de amigos, es algo más —agrega porque ve en mi expresión que estoy confusa.

—¿Algo más? ¿Chico con chico? —Analizo lo que ha dicho —¿Qué quieres decir con más?

—Una pareja, un novio, un amante, supongo —Se lo piensa.

—Mis papás son pareja, pero no sé lo que es novio.

—Es lo que supongo que quieres con Byron —opina.

—¿Eh? —Frunzo el ceño intentando entender —¿A qué te refieres?

—Como te dijo él antes, con un amigo hay cosas que no haces, como por ejemplo besarse.

—Pero el juego de la botellita...

—Es un juego —me interrumpe —pero no creo que alguien que esté de novio se ponga a jugar a eso, a menos claro que no le importen los sentimientos de su pareja.

—¡Wow! Estoy aprendiendo mucho —Sonrío —. Cuéntame más.

Bufa.

—¿En serio? No tengo ganas.