43. La película

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Es fin de semana, estoy acostada en la cama de Byron, mirando una película con él y comiendo papitas. Este último tiempo he estado viniendo mucho aquí, como el papá de mi novio nunca está, al parecer él no quiere quedarse solo. No me quejo, aprendo un montón de cosas viendo pelis y me gusta estar con Byron, es lo mejor. Me agarro de su brazo y sonrío feliz.

—¿Qué es lo que no entienden los protagonistas de que hay un monstruo ahí? —opina molesto —¡Siempre lo mismo! Malditas películas de mala calidad —Bufa.

—Pe... pero es su amiga, tienen que salvarla —digo nerviosa —y... y da miedo pero...

—No da miedo.

—¡¡Sí!! —grito.

—No —Sonríe.

—Sí, es muy feo —Señalo su televisor.

—Que discriminadora —Se ríe.

—¿Qué es discriminadora? —Lo miro confundida ladeando la cabeza.

—Tratar a alguien por ser diferente, eso es discriminación.

—Ah como Alen —opino y se ríe, entonces frunzo el ceño —yo no soy como él, él es malo.

—Okey, okey —repite y sigue riendo —no me pegues, ya entendí —exclama cuando lo golpeo —¡Auxilio, moriré por el monstruo de abril y no el de mayo! —Bromea.

—¡No te burles, malo! —Le pego otra vez.

—¡Violencia de género, ay! —Se cae de la cama cuando le tiro el almohadón pero sigue riéndose —Ja, ja, ja ¡Me maté!

—¡¿Estás bien?! —grito preocupada.

—Creo que me rompí la espalda —Sigue sonriente en el suelo.

—Ay no —Bajo rápido del colchón y me le acerco —¿Y te duele mucho? —digo preocupada.

Agarra mi muñeca haciendo que me agache y alza la cara hasta ponerse a centímetros de mis labios.

—Creo que necesito a una enfermera.

—¿Y dónde consigo una?

—Creo que conozco a la indicada —Inclina su rostro un poco más, entonces une su boca con la mía —. Sí, creo que ya me siento mejor.

Mis mejillas arden.

—No entiendo, ¿Ya no quieres a la enfermera?

Se ríe.

—¿Me ayudas a levantarme?

—Bueno —digo confundida y lo agarro de la mano.

Cuando se levanta y también lo hago, alzo la vista para mirar su altura, es un poco más alto que yo, pero pude auxiliarlo para que pueda pararse. Aún así sigo con la duda, entonces frunzo el ceño preguntando de nuevo.

—¿Llamo a la enfermera o no?

—No linda —Acaricia mi mejilla —sigamos con la película.

Giro mi vista hacia a la tele.

—Creo que ya terminó.

Se ríe.

—Es cierto, no me di cuenta. Bueno, te llevaré a tu casa ahora entonces —Mira el reloj de su mesa de luz —ya es tarde.

Hago puchero.

—No quiero.

—Pero tu tía se va a enojar.

Miro mi cartera sobre la mesita de luz y él me observa cuando voy hasta dónde se encuentra. Agarro mi celular, entonces se lo alcanzo.

—Llámala.

Inocencia AisladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora