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—No... Sakura-chan no haría algo así... —Bulbuceó el portador del Biju. Conocía bien a su amiga y no lo podía creer, no pudo haber sido ella.

—¿Por qué crees que ella no ha vuelto? —Le cuestionó el azabache de manera molesta. — Pues porque la muy ilusa debe estar como rehén de Itachi, seguramente para tratar sus heridas y su ceguera.

—Aún si todo eso fuera cierto... ¿Qué razón tenía ella para dejarlo vivir?

—Es lo que quiero saber también. —Admitió, desactivando el sharingan para después bajar de un salto al suelo. — Esa idiota siempre se está metiendo en mis asuntos, ¿Por qué no puede superarlo de una vez? ¿¡Por qué mierda siguen insistiendo en que vaya con ustedes!? —Se volteó a ver a su ex compañero el cual lo miraba con tristeza, recordando que su amiga aún tiene sentimientos por él.

—Porque somos amigos. —Una pequeña gota de sudor cayó por la sien del Uchiha. Se le era molesto el que el rubio insistiera con eso. — Pero... Si me ayudas a buscar a Sakura-chan, prometo que no volveremos a molestarte.

—No tengo interés en ayudarte. —Respondió. — Buscaré a esa molestia por mi cuenta y cuando la tenga frente mío...

—¿Qué? ¿Al fin te vas a confesar? —Aquella pregunta desconcertó al azabache, el cual ahora lo miraba con los ojos bien abiertos. Aunque aquella expresión desapareció tan rápido como vino.

—No tengo ese tipo de interés en ella.

—Hey, que yo no dije que sentimentalmente. —El otro lo miró extrañado. — Hay muchos tipos de confesiones, en ningún momento dije que confesarte en ese sentido... A no ser que quieras.—Una curva apareció en sus labios al terminar de hablar, satisfecho de la reacción que había provocado en el otro ninja. Poco a poco el azabache comenzó a sentir su cuerpo acalorado y sentía hervir sus orejas quizá por la vergüenza, jamás había estado en una situación así. Aparte, se estaban burlando de él y lo que era peor, su rival de la infancia era quien se burlaba de él.

—Te voy a matar.

—Me gustaría quedarme a conversar, pero Sakura-chan necesita mi ayuda. —Lo señalo. — Cuando la lleve de regreso a la aldea, será tu turno, ¡Dattebayo!

—Tsk, idiota.

Al día siguiente la peli rosa comenzó a despertar por culpa de la incomodidad en su cama, había algo extraño. Fue abriendo lentamente sus ojos y notó que entre sus brazos se encontraba alguien.

Era verdad.

En la madrugada había tratado de escapar pero por culpa de un pequeño niño, aquello fue imposible. Tuvo que volver.

Se sentó en la cama y luego se levantó, extendiendo sus brazos hacia arriba en señal de estiramiento muscular. Hoy comenzaba un nuevo día aburrido, en el cual debía sanar al Uchiha y estar encerrada. Eso se había convertido en su día a día, ya no tenía la misma libertad que antes y dudaba volver a tenerla.

—Buenos días... —Escuchó una voz adormilada e infantil detrás de ella. Volteó y notó al pequeño que se refregaba uno de sus ojos para lograr despertar completamente.

—Buenos dias, Tadashi-kun. —Dijo ella tras verle despierto, regalándole una amigable sonrisa. — ¿Tienes hambre? —Negó.

—Ya debo regresar a casa... Mi madre debe estar preocupada. —Comentó el peli negro mientras se levantaba y se ponía sus zapatos. — Le agradezco las molestias, gracias por alojarme y cuidarme. —Agradeció mientras hacía una pequeña reverencia hacia la chica la cual solamente sonrió y le revolvió los cabellos.

✘Bajo tus reglas✘ ItaSakuWhere stories live. Discover now