VI

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—Es increíble que esté haciendo ésto... —Se dijo el pelinegro mientras se paseaba por todo el salón de la casa. Se habían adapatado rápidamente o por lo menos eso pensaba con su compañero de equipo. En realidad jamás le ha importado el lugar en donde quedarse, la guarida de Akatski jamás fue acogedora y mucho menos limpia, pero sabía que aquella chica no piensa igual que ellos. Fue la razón por la cual decidió irse a una casa más o menos decente, aunque claro, tuvo que pedirle a su amigo que se encargara de las personas que habitaban la casa antes.

No era mucho el tiempo que ha estado esperando a la peli rosa, de hecho, ella se encontraba desayunando en la otra habitación, escuchaba claramente como tarareaba una melodia.

Se estaba volviendo loco de remate, solo era una chica cualquiera.

Error.

Es la chica que le dió la oportunidad de volver a vivir. Aunque no sabía si lo que hacían era "vivir" puesto que lo único que hacen es esconderse de los demás Akatsukis.

Se sentó en el suelo con la espalda recargada en el sofá, pensando en qué harían a continuación. No podían ocultarse para siempre, debía encontrar alguna otra manera de vivir una vida en paz, en un lugar en donde no lo conozcan por ser un criminal. Aunque encontrar un lugar así era casi imposible.

No pasó mucho para cuando escuchó a alguien acercarse, por lo que alzó su vista, encontrándose de inmediato con aquellos ojos color jade que tanto lo ha fastidiado los últimos días

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No pasó mucho para cuando escuchó a alguien acercarse, por lo que alzó su vista, encontrándose de inmediato con aquellos ojos color jade que tanto lo ha fastidiado los últimos días.

—Perdón por la demora... —Se disculpó mientras se arrodillaba a su lado.— Voy a empezar, ¿Sí? —Pero como supuso, él no le respondió. — Necesito revisar tus huesos y demás órganos, ¿Podrías... ? —Se le era vergonzoso el tener que pedirle algo así, era la primera vez que le chequeaba después de haberlo traído a la vida. Pero aún así, él no le dirigió la palabra. No han hablado desde antes del cambio de casa, aunque ella no era más que una herramienta para él, ¿Verdad? 

Itachi se le quedó observando por un breve momento antes de enderezarse aún sentado y deslizar su playera hacia arriba, quitándosela y dejándola a un lado, esperando a que ella siguiese con su trabajo, pues el tener que estar bajo su mirada le incomodaba y de cierta manera... Le intimidaba. En las mejillas de la peli rosa se presentó un ligero color carmín tras verle su torso y abdomen desnudo, las cicatrices le daban un toque muy atractivo y además, estaba muy bien trabajado.

Negó un par de veces con la cabeza, sacando esa idea de la mente, debía concentrarse. Acumuló chakra en sus manos y comenzó a analizar el cuerpo del Uchiha, aunque claro, sin tocarlo, cosa que al ojinegro le molestaba. No sentir el calor de sus manos. Quería que ella lo tocara, pero no sabía cómo.

✘Bajo tus reglas✘ ItaSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora