Capítulo dos

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Pese a haberle pedido a Erwin que la dejara quedarse con ellos, él se negó rotundamente.

-Ha sido un día pesado para todos, ve a descansar.- dijo dulcemente.

Él tenía razón, ella debería descansar. Tragándose las ganas de replicar, se limitó a asentir de manera comprensiva para luego marcharse junto a Mike rumbo al cuartel.

De verdad tenía la idea de descansar y la iba a llevar a cabo mas no fue lo que hizo una vez hubo llegado al cantón. Tenía demasiado en qué pensar como para ponerse a descansar.

¿Cómo era posible qué un humano se convirtiera en titán? Si aquel muchacho había tapado el agujero con esa roca convertido en titán, quería decir que él tenía la habilidad de pensar, habilidad de la cual los otros titanes carecían rotundamente. Y así, yendo de un lugar a otro se le fue lo poco y nada que quedaba de día.

Decidida a plasmar sobre un papel todo lo que suponía e indagaba del por qué el chico podía convertirse en titán, se fue a su laboratorio. La mente de Hanji estaba desmesuradamente ocupada, y ni siquiera se percató de la llegada de su comandante y su amigo sargento.

Cuando ella se sentaba a escribir o a meditar ya no había quien la detuviera, así que prácticamente respondió por inercia cuando una dulce voz sonó por la estancia.

-Pensará mejor con el estómago lleno.

Era Moblit; su fiel compañero.

-Claro, ya voy.-dijo sin siquiera voltearse a mirarlo.

Claramente jamás cumplió ese absurdo "ya voy". Siguió en lo suyo hasta que se percató de la hora, pasaban de las 3:00 a.m. Quedó perpleja, ¿ya era tan tarde? Aunque odiara admitirlo; necesitaba tomar un baño y luego comer algo. Tal vez hubiese sido buena idea hacerle caso a Moblit.

Al ponerse de pie un dolor punzante invadió la parte baja de su espalda, estar todo el día sobre su caballo la había dejado adolorida. Caminó con pesar por los pasillos del cuartel hasta llegar a su habitación.

Cerrando la puerta tras de sí, se dirigió a la ducha para abrir la llave del agua caliente. Se desnudó bajo una pequeña capa de vapor que lentamente inundó la estancia, dejando empañado los espejos. Cuando estuvo bajo el agua caliente soltó un suspiro de alivio, sintió como cada una de sus terminaciones nerviosas se relajaba. Su baño fue largo y placentero.

Secó su mojado cuerpo para luego vestirse con ropa interior blanca y su usual camisa para dormir. En el cabello, que tanto se esforzó en secar, comenzaron a formársele pequeñas ondas, los mechones cortos no fueron la excepción.

Habiendo terminado la tarea de vestirse salió de su habitación para dirigirse al comedor. Ya era bastante tarde así que dudaba de que alguien estuviera aún despierto.

Tenía muchísima hambre, ¿en qué estaba pensando cuando se negó a bajar? Suspiró resignada, aunque se reprendiera mentalmente una y mil veces nunca se escuchaba a sí misma. Era como cuando se engañaba diciendo: "solo un capítulo más"

Como supuso, no había nadie en el comedor ni en la cocina. Rápidamente se dirigió a la cocina para servirse una taza de café. Se encaminó al comedor con la intención de tomar asiento y disfrutar de su expresso pero se detuvo al sentir el refectorio demasiado oscuro, con razón el enano había encendido la lámpara de aceite. No tenía ganas de ver una estúpida cosa encendida así que, con paso decidido, fue a abrir una de las ventanas.

La luz no tardó en filtrarse y recorrer la estancia, satisfecha por el resultado se quedó a contemplar un instante la maravillosa bóveda celeste. No había rastro de la luna pero de todas maneras las estrellas se encargaban iluminaban el desolado cielo con fuerza.

Dirty Hands // LeviHan [DH#1] Where stories live. Discover now